❦Capítulo 49 •Nada De Sexo

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—¡¡¡Linda!!! ¿Qué haces?— Marcos entra a la habitación, haciéndome brincar asustada y soltar de un tirón la maleta que tengo en la mano.

Me subo una mano al corazón, observando cómo Liam y Sophie entran detrás de él, —¡Oye! ¡Me asustaste!

—¿Por qué estás cargando la maleta?— me regaña, caminando hacia mí. Me toma de la mano y me lleva frente a la camilla.

—Estoy bien, Marcos, estoy empacando mis cosas....— ruedo los ojos.

—Pero si no te dan el alta hasta mañana,— me cuestiona Liam, sentándose en el mueble enzima de las piernas de Sophie, claramente para fastidiarla. Hace poco mi hermana le advirtió de los celos de Ryan, y le pidió que mantuviera un poco la distancia, cosa que a provocado todo lo contrario, porque ahora Liam está utilizando eso para mortificarla.

—¡Liam! ¡Tu pesas, salte!— ella protesta, tirándolo a un lado, haciéndolo caer al suelo y mojarse con el vaso de agua que tiene en la mano, desperdiciando las pepitas de hielo. Por alguna razón me he vuelto adicta al hielo que sirven en el agua de aquí, es suave y masticable. Nunca le he pedido nada a mi padre, pero por primera vez pienso hacer uso de su dinero para cumplirme un antojo completamente innecesario.

Ver a Liam tendido en el suelo me arranca una carcajada inminente, todos reímos, hasta que jadeo a causa de una punzada en el tórax, y tengo que sentarme en la camilla. Marcos me sostiene del antebrazo, quedándoseme mirando preocupado.

—¿Estás bien?— pregunta Lucas, parado frente al umbral de la puerta.

Todos miramos en su dirección al mismo tiempo, —Sí, no es nada.— me limpio la garganta, barriendo la sonrisa para recuperarme del dolor sin que lo note, ya que está más regañón que los mismos doctores.

Lucas se acerca, y mi cerebro rápidamente le ordena a mi corazón que se acelere. A pesar de que no hemos hablado del tema, ni pienso confesar lo que mi padre me contó, sé lo que le hizo Lucas a Marcos, cosa que me pone en un aprieto, porque no sé qué pueda pasar con ambos en una sola habitación, por lo tanto hago lo único que está en mis manos en este momento, hacerme la tonta, y pretender que esta experiencia tan traumática nos hizo más civilizados a todos. Literalmente rezo en mi cabeza para que así sea.

Él se adentra y ayuda a Liam a ponerse en pie. Noto cómo mi hermana le hace una seña a mi amigo para retirarse. Liam tuerce una mueca confundido. Sophie rueda los ojos antes de levantarse y arrastrarlo afuera por la mano, —¡Envíenme un texto si quieren algo de la cafetería!— vocifera saliendo al pasillo, con la mirada de Lucas clavada en los dedos entrelazados de ambos. Yo sé que no significa nada, de hecho no se soportan, pero Lucas es tan paranoico como Ryan.

—¿Por qué no estás usando la bata de hospital?— le recorro la vista de arriba a abajo, haciendo a un lado lo más importante, el hecho que ahora estoy sola en esta diminuta habitación con él y Marcos.

Lucas se sienta sobre el colchón a mi lado, dejándome en medio de ambos. Siento la cabeza ligera, de pronto me escasa el aire.

Después de unos pocos segundos, y sin decir una palabra, veo cómo los dos se dan la mano frente a mi estómago. Me inclino medianamente hacia atrás para hacerles espacio, con la mirada atónita.

Estiro una sonrisa en los labios cuando volvemos a quedar en silencio. Una energía negativa perfuma el ambiente, intoxicándolo tanto que toso para romper la tensión.

Lucas suelta el aire, —Me dieron el alta, Henry está en camino a buscarme.

—¿En serio?— le desorbito los ojos, luego dejo caer el gesto con un puchero, —¿Y yo?— murmuro, tocándome la venda, —Yo me quiero ir contigo,— me sincero, no me quiero quedar aquí sin él.

Exclusivamente Tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora