Expresar lo que sientes (FINAL)

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Antes de leer, quiero aclarar que aún falta el EPÍLOGO y un CAPÍTULO EXTRA, así que recomiendo no sacar la historia de sus bibliotecas porque allí probablemente voy a meter los detalles más satisfactorios para ustedes (?) También me disculpo por la tardanza, estoy cansada de abrumarlos así que no daré explicaciones aquí pero si quieren saber el porqué demoré tanto di un comunicado explicando la situación que se me presentó en mi perfil.

Muchas gracias a quien sigue leyendo, aquí les dejo más 6000 palabras para su disfrute. ♥

Fer se lanzó al suelo entre suspiros entrecortados y el corazón a punto de estallar.

No estaba seguro de por cuanto tiempo había estado corriendo pero de alguna manera terminó en un área verde al costado de una carretera solitaria, bastante alejada de la pizzería.

No sabía como demonios había llegado ahí, donde no había más que árboles de pino y un par de columpios con cadenas oxidadas, pero la sensación de terror seguía tan presente en su pecho que el lugar era lo que menos le importaba.

Había salido huyendo como si fuera un ladrón asaltando un banco, pero la situación no era nada comparable. Si lo pensaba en frío era casi una tontería; se expuso frente a la chica que le gustaba.

Y huyó.

No había nada de lógico en el miedo que sintió en el momento en que se encontró con el rostro sorprendido de Carol, ni en como sintió su mundo venirse abajo cuando entendió que ahora ella era consciente de sus sentimientos; de que él estaba enamorado y de que le había mentido días atrás.

No tenía sentido sentirse así, como si fuera un crimen o como si estuviera viviendo el fin del mundo, pero era lo que sentía; susto, debilidad y culpa.

—Maldición —masculló impotentemente al repasar en su mente lo sucedido. La expresión de sorpresa de Carol volvió a aparecer en su mente y sintió sus ojos picar al recordar la mirada en sus ojos, apretó su mandíbula y sus dedos se clavaron en el pasto con tanta fuerza que arrancaban las hojas.

Se sentía un imbécil.

Por engañarse a sí mismo, por engañarla a ella, y ahora por no querer enfrentar lo que sucedía entre ambos. Pero por más vueltas que le diera en su mente, no sabía como hacerse cargo de todo.

Carol no debió enterarse, esa era la verdad. Si ella jamás lo sabía, el podría irse sin causar más dolor para ninguno. Él se iría y ella superaría sus sentimientos sin hacerse ilusiones de algo que era posible. Ella haría su vida con normalidad y eventualmente encontraría la felicidad, quizá se enamoraría de nuevo y formaría una familia. Cualquier cosa mientras fuera feliz, no importaría, porque incluso si él se hubiera arrepentido, habría podido consolarse en que fue la beca la que lo llevó a distanciarse de ella y no sus particulares traumas respecto a su madre, ni su miedo a ser insuficiente o lastimar a Carol a causa de los mismos.

Eso habría tenido que pasar.

Pero ahora eso se había arruinado en menos de un minuto. Había prometido callar sus emociones, para no confundir a Carol; para no causarle más dolor. Mas por un error estúpido ahora ella estaba enterada lo que él más había temido revelarle.

Quería desaparecer.

Su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillos alertando todos sus sentidos y de pronto el temor invadió cada parte de su cuerpo.

No, no, no. No quería hablar con Carol. Estaba seguro de que su cabeza explotaría en cuanto oyera su voz. Que su rostro se pondría blanco y que su corazón se detendría cuando ella exigiera una explicación.

Carol, ¿Por qué me acosas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora