Niños de Petunia

Capítulo 11

Minerva McGonagall regresó a sus habitaciones con la cabeza en un remolino. Sirius Black... quien había sido el niño de sus ojos, junto con James Potter durante tanto tiempo... era inocente después de todo. Y Albus lo había sabido todo el tiempo.

Oh, ella entendía por qué lo había hecho... mantener a Harry Potter con los Dursley había sido de suma importancia, y Sirius habría mimado y complacido a Potter. No habría permitido que se rompiera un dedo del pie, y mucho menos dejar morir a Harry Potter para que el Señor Oscuro también muriera.

Minerva se quedó sin aliento. Estaba tan enojada cuando Sirius había traicionado a los Potter... y ahora resultó que era Peter. Eso fue solo un poco mejor, ya que Peter también era un Gryffindor. ¿Por qué no había sido un Slytherin? Por supuesto, los Potter no tenían ningún amigo de Slytherin después de que Lily finalmente se había deshecho de Snape, por lo que no había ninguno disponible para ser acusado de traición.

Minerva odiaba a los Slytherins... su animosidad había comenzado en sus propios días de escuela, después de tener que lidiar con Tom Riddle y su grupo. Aquellos imbéciles pretenciosos le habían hecho la vida a ella y a sus amigos miserables. Eran sutiles, por supuesto, rara vez hacían algo por lo que se les podía castigar.

Al principio habían sido amables con ella porque pensaban que era alguien que tenía la idea de un purasangre. En la mayoría de los círculos, su estado de sangre se consideraba 'puro', o al menos 'lo suficientemente puro'. La pequeña aldea de Escocia en la que vivían ella y su familia tenía varias familias mágicas. Hicieron algunos de los mejores whisky de fuego del mundo mágico. La familia de Minerva cultivó los lúpulos, utilizando las mejoras mágicas necesarias. Otra familia tenía la cervecería. Estaba la familia que hacía las botellas irrompibles con encantamientos para realzar el sabor. Varias familias trabajaban en la fábrica de cerveza o dirigían la panadería y el pub.

La vida era buena en su pequeño pueblo, y atrajeron suficientes visitantes mágicos para asegurarse de conocer a los de otros lugares y casarse fuera del pueblo para evitar la endogamia. Los nacidos de muggles y los mestizos eran bienvenidos... pocos se molestaban en preocuparse por eso. Incluso había uno o dos muggles en una familia levemente escandalosa.

La amada abuela de Minerva nació de muggles, y Minerva no había dudado en dejar que los demás lo supieran. Tom y sus amigos se habían burlado de eso, evitándola y haciendo comentarios groseros sobre los animales de su ascendencia, fuera del alcance del oído de los demás, por supuesto.

Luego, una amiga, Myrtle, fue asesinada y Albus le había dicho que había sido Tom quien lo había hecho a pesar de que habían culpado a Hagrid. ¡Oh, cómo odiaba a Tom y sus Slytherin! Su odio se había extendido a todos los que vestían plateado y verde... como Snape, un niño miserable, oscuro desde el principio. Gracias a Merlín que Lily había sido rescatada de él. Quizás se había vuelto útil para Albus, por un tiempo, pero le habían prometido que sería de corta duración.

Minerva se había enamorado de Albus durante un período de tiempo, comenzando durante sus años en Hogwarts, si tan solo se hubiera dado cuenta de que sus esperanzas siempre serían en vano, podría haber encontrado el amor en otro lugar. Sin embargo, había obtenido su Maestría en Transformaciones y había aceptado el trabajo como Profesora, tomando el lugar de Albus como Profesora de Transformaciones y pronto se convirtió en Directora Adjunta.

Ella había seguido una carrera estelar en Transformaciones... siguiendo el campo de su mentor, con la esperanza de ganar su aprobación y admiración, y quizás ganar su amor de esa manera. Era difícil saber si lo había hecho, aunque a veces la elogiaba, pero solo lo hacía cuando tenía algo difícil que pedirle.

Supervisar a sus Leones como Jefa de Casa había sido difícil a veces, y Albus había tenido que persuadir un poco para agregar eso a su ya larga lista de deberes. Pero, señaló, no era como si tuviera una familia de la que preocuparse... los Leones podrían convertirse en sus 'hijos'. Albus había pensado que era un buen argumento, sin darse cuenta de que había clavado un cuchillo al decir eso. Había sido el día en que enterró cualquier esperanza de que él se diera cuenta de que lo amaba.