Prólogo

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El sol se lucía resplandeciente anunciando la llegada del verano en el condado de Gloucestershire, específicamente en la localidad de Bourton-on-the-Water dejando de lado todo rastro de que apenas dos semanas antes el viento y la nieve se apoderaban de todo el lugar.

Las mañanas se volvían magníficas, el ambiente era cálido más no al punto de ser molesto, tener esa sensación de poder hacer miles de actividades al aire libre no era ahora una idea tan descabellada. La armonía que se generaba entre el clima, la naturaleza y esa atmósfera hogareña de este pequeño pueblo era digno de admirar, y que para cualquier foráneo que ose visitar el lugar, se quede maravillado ante tanta belleza en un solo paisaje.

Y, ¿qué más se podría pedir? no hay mejor placer que crecer en un lugar pequeño pero acogedor donde todos se conocen, ir a comprar de día, pasar el tiempo en un puente aledaño y mirar los alrededores por horas si eso fuera posible, es el sueño perfecto.

Él no lo miraba de esa manera.

Pero no lo malinterpreten, amaba su lugar de origen, es solo que una personalidad tan empedernida como la suya no le permitía disfrutar lo que poseía como era debido y no era por ser un ingrato y malagradecido, sino esa ambición de cumplir sus sueños y metas, aunque eso implicara alejarse de todo lo poco que conocía.

No puede quejarse de lo que tiene, pues el panorama fue su fuente de inspiración desde un inicio, la base que lo ayudó a conocerse a sí mismo, saber lo que quería, lo que anhelaba que se cumpliera en un futuro no muy lejano. Amaba dibujar todo lo que veía, plasmar en un lienzo sin vida todo aquello que consideraba debido hacer de conocimiento a los demás, iluminar las mentes de aquellos que le daban la oportunidad de hacerlo.

Y aunque eso era lo que le apasionaba, siempre había algo que no lo dejaba con esa satisfacción plena de que su vida está equilibrada en todos los sentidos, algo que no comprendía y que por momentos era difícil llegar a pensar que lo haría en algún momento, algo faltaba, una vil mentira decir que es algo insignificante, al contrario, una de las cosas más importantes que a veces Harry quisiera carecer, la sensación de siempre sentirse solo.

Ensimismado en sus propios pensamientos, atormentándolo de vez en cuando y a la vez interiorizándose con su siguiente obra de arte, levantó el mentón un poco dándose cuenta lo tarde que se había vuelto y que si no quería una reprimenda de su querida madre, era mejor volver a casa lo antes posible, si una de sus características fuera tener la suerte siempre de su lado para que nadie se hubiera dado cuenta la hora en la que llegó, hubiera sido excelente. Lo malo aquí es que el desfortunio era su virtud más resaltante, y siempre lo denotaba en el mejor momento, nótese el sarcasmo.

-Harry, creí que ya habíamos hablado de esto -. Exclamó Anne mientras se apoyaba de las escaleras de su casa con una expresión somnolienta y un claro tono de enfado en su voz, algo no muy común en ella a decir verdad.

-Ya lo sé mamá, en serio, sé que prometí no volver a llegar tarde a casa pero tú sabes que me encanta estar afuera para poder admirar el paisaje y más aún hoy que se notaba el cambio de estación, perdóname, esta será la última vez que ocurra -. dijo un Harry muy apenado y cabizbajo esperando a su castigo, en el fondo con unas ganas de protestar para que no lo haga aunque supiera que lo merecía de todas formas.

Pero, ¿cómo culpar a su pobre madre? Muchas cosas pueden pasar afuera. No obstante, sabía que Harry amaba tener esa conexión con la naturaleza, Anne conocía muy bien a su hijo y aunque tenía en claro que a pesar de que Harry le prometiera que no lo volvería a hacer, siempre se va a repetir la misma situación una y otra vez, sin alguna intención premeditada claro está.

No lo podía culpar, se notaba en sus ojos qué era lo que le gustaba, y jamás en su vida se atrevería a prohibirselo o a castigarlo por ello.

-Hijo, está bien, sé que lo hiciste sin querer y se te pasó la hora -. Trataba de sonar autoritaria. -Pero espero que sea la última vez que salgas sin avisarme a qué hora llegas, no quiero sonar controladora pero me preocupa que te pueda pasar algo en la calle y yo no tener una mínima idea de lo que pasó, por favor Harry, yo confío plenamente en ti. -

-Y te lo agradezco mamá, haré todo lo que esté a mi alcance para llegar lo más temprano posible, o avisarte en caso de que no -. pronunció Harry con un poco de emoción en su voz al saber que no recibiría un castigo. -Gracias por comprenderme mamá, te quiero mucho, de verdad que sí. -

-Y yo a ti mi pequeño, yo te entiendo y espero que tú también a mi, ahora ve a dormir que mañana vuelves a clase y tienes que tener todas las energías más que listas para tu último año en el colegio. -. dijo Anne mientras se fundía en un cálido abrazo con el menor de sus hijos.

Esa calidez y tranquilidad de Harry se esfumó de repente, apreciaba que su mamá estuviera pendiente de su vida, pero la escuela no era algo que le emocionaba en su totalidad. No era su culpa, y la de él tampoco, simplemente sabía que no pertenecía a ese lugar por más que lo intentara. Era como un rompecabezas y él era una pieza que por más que intentaba encajar, no podía, no era posible allanar un espacio que no le correspondía.

-Espero que sea mejor que los años anteriores, madre. -. exclamaba Harry sin un ápice de emoción mientras se dirigía a su cuarto.

-Vamos Harry, siempre mantén tus expectativas en que las cosas siempre pueden cambiar para bien o no, pero siempre aprendes de ello. -. Comentó su progenitora tratando de animarlo un poco, sabiendo ya la situación por la cual su hijo se notaba decaído.

-Espero que tengas razón.

-Verás que sí, mi instinto de que este año será diferente me lo dice, estoy más que segura.

Harry suspiró cansado.

TO BE LOVED BY YOU | Larry Stylinson [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora