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Cualquier novio o novia era feliz el día de su boda, ¿no? Al fin y al cabo, era el día en que unirías tu vida con la persona que amabas.

Puede que solo fuera un acto que los llevaría a compartir un simple titulo de "esposos", pero ese sencillo acto te marcaba la vida y decidía el rumbo del resto de tu vida.

Por ello, es que la elección de esa persona era muy importante, cosa que había hecho desde hace meses.

Su futuro esposo era un hombre adulto, muy guapo, inteligente, con un gran corazón, que le brindaba seguridad, amor y cariño.

Prácticamente, el hombre perfecto que debería ponerlo emocionado y feliz en ese gran día.

Entonces... ¿por qué no se sentía de esa forma en lo absoluto?

Por más que se miraba al espejo, Masahiro no veía en su rostro señal alguna de emociones positivas o amorosas.

De hecho, siendo sinceros, su mirada estaba así desde que había regresado del rompimiento del hilo con Hasekura.

Su rompimiento, un evento horrible que le partía el corazón de tan sólo recordarlo.

Todo lo sucedido le había dejado algo en claro, la vida que tanto había gozado era ahora solo una mentira.

El como su madre lo dejaba por irse con hombres de noche, su triste vida antes de conocer a Kousuke donde tuvo que aprender a madurar rápido, sus inseguridades marcadas, la agonía de no considerarse amado y, sobre todo, el destinado que le habían otorgado, Hasekura Asaya.

El mismo que le había arruinado la vida, el que lo había hecho como era ahora y le había volteado su mundo.

Gracias a él, ahora era infeliz.

Aunque siendo sinceros, ¿alguna vez había sido feliz?

Creo que no, independientemente de lo ocurrido con Hasekura, parecía que toda su vida había sido totalmente gris, solo que ese evento le abrió los ojos.

Después de todo, no podía echarle la culpa totalmente a su ex hilo.

Aunque, puede que al llevar a cabo esa boda, pudiera obtener la felicidad que tanto buscaba.

Era su última esperanza, si con eso no era feliz, con nada podría serlo.

Con eso en mente supo que ya era hora.

Se acomodo el velo para que no arruinara el tratamiento de su cara.

Así es, sus amigos habían insistido que debía ponerse algo en su rostro para que resaltara debido a la ocasión especial, sin embargo el no estaba muy de acuerdo ya que querían usar maquillaje.

Por suerte, no se había dejado y solo accedió a tratamientos hidratantes, vaya que fue buena idea porque de traer maquillaje en la cara se podría generar un desastre debido a que no era muy cuidadoso en general.

Tomando aire de forma profunda, se dio ánimos, camino con los zapatos bajos que le brindaban un poco de confort y se dispuso a abrir la puerta.

Al hacerlo, se extraño de encontrar a quien había maldecido, al que alguna vez compartió un hilo y fue su destinado.

-¿Hasekura-san? ¿Qué haces aquí? ¿No se supone que deberías estar con los demás invitados en el altar?-Cuestiono sin rodeos el rubio algo confundido.

-No quiero estar con ninguno de ellos, vine a verte a ti.

-¿Para que me quieres ver a mi? Tú deberías ver a Oshiba, al fin y al cabo es tu novio.

-No tiene caso debido a que ya no somos novios, de hecho, es por eso que necesitaba hablar contigo.

-¿Conmigo? ¿Qué tengo que ver en ese entierro?-Respondió el rubio haciéndose para atrás algo conmocionado.

¡NO! Al hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora