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-Asi que, ¿nunca en tus años estudiando te escapaste al centro de entretenimiento?-Preguntaba un rubio mientras mostraba las entradas al encargado y les daba acceso.

-Nunca, se me hace una pérdida de tiempo.

-Bueno, de cierta forma si llegas a perder el tiempo, pero también puedes tener algo que necesitas.

-¿Qué?

-Felicidad y una sensación inexplicable de armonía.

-No lo entiendo, Setagawa.

-Mira, empecemos con algo que se que te gustará. ¿Quieres ir a patinar un poco en hielo?

-¿Por qué piensas que eso me gustará?

-Bueno, esta cosa "horrible" que nos une, como lo llamas, puede ser bastante útil-Dijo el más bajo mientras mostraba su hilo.

Sin dar tiempo de respuesta, Masahiro jalo a Hasekura para llegar rápidamente a la pista de hielo, una vez ahí pidió los patines para ambos, se los pusieron y se dirigieron a la entrada.

Una vez ahí el ojimiel, sin pensarlo mucho, entro a la pista con mucha confianza pues alguna vez había aprendido entonces no sentía nada difícil el patinar en hielo.

Pero cuándo Hasekura volteo para ver al de ojos verdes se dio cuenta que este aún no entraba, se había quedado congelado y parecía hasta nervioso por lo que retrocedió dando la vuelta para encarar al más bajo.

-¿Setagawa?

-¿Si?

-Te pasa algo, ¿verdad?

-Bueno, lo qué pasa es que yo...

-No digas más, lo adivinaré, no sabes patinar-Dijo dando en el clavo el ojimiel causando timidez en el ojiverde.

-Nunca tuve la oportunidad de aprender así que por eso me quede aquí en la entrada.

-Si no sabías patinar, pudiste elegir otra actividad.

-Este es tu deporte favorito, no podía no traerte aquí en tu graduación.

-¿Como sabes eso si nunca te lo he dicho?

-El hilo rojo puede ser muy útil.

-Asi que, ¿este hilo también te transmitió un poco de mis pensamientos?-Pregunto el ojimiel en entendiendo un poco mejor la situación, logrando que el rubio regresara a una postura de confianza.

-Últimamente si, con más frecuencia.

-Que remedio, supongo que ya estamos aquí así que toma mi mano.

-¿Por qué?

-Solo te enseñaré, ¿vale?

-¿Y si me lastimo?

-Hay una enfermería aquí cerca, tonto.

Sin dar más tiempo de respuesta el ojimiel jalo al rubio de la mano quien temblaba muchísimo hacia la pista para después tomar esta y enlazarla con la suya para brindarle seguridad.

Hasekura al verlo de una forma tan vulnerable y sin confianza, no pudo evitar poner una sonrisa en su rostro por lo tierno que le parecía.

Si hacía una comparación, tenía cierto aire de un venado recién nacido con las piernas temblorosas que trataba de andar por su cuenta.

Sin embargo, Masahiro se dio cuenta de lo que pensaba por lo que hizo un mohín en su rostro para tratar de pararse de firmemente.

-¡No te rías!

¡NO! Al hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora