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-¡Setagawa!-Grito un ojimiel con desesperación logrando que este parará y lo mirara confundido.

-Hasekura-san, ¿pasa algo?

-Necesitaba hablar contigo.

-¿Es urgente? Debo ir a ver mi conjunto para la boda, después de todo aún necesito hacer ajustes.

-¿Podrías no hablar de ello?-Pidió el ojimiel sintiendo como una espada se clavaba en su pecho cada que oía la palabra boda de parte del rubio. 

-¿En que te afecta? Tu estas feliz con Oshiba mientras que yo lo haré con Kousuke-san, justo como nosotros decidimos, sin intervención del destino.

-Claro que me afecta, tú no estas nada bien, no eres como antes, ¿acaso no te has dado cuenta?

-¿Crees que no lo sé?-Cuestionó Masahiro con replica y brusquedad-Por supuesto que soy consciente de mi actitud pero, ¿qué esperabas después de un proceso al que yo no quería someterme al final?

-Accediste por voluntad propia, Toru-san te lo pregunto, recuérdalo.

-¿Voluntad propia? Por favor Hasekura-san, si accedí fue por tu terquedad de querer hacer todo a tu manera, no porque yo quisiera.

-¿De qué hablas?

-¿Quién fue el que me lastimó al expresarle mi sentir?

-No tengo ni idea, lo qué pasa es que no te estoy entendiendo.

-Cuando por fin te abrí mi corazón, tú lo pisoteaste diciendo que no echara todo el esfuerzo a la basura y dejará de ser estúpido, ¿ya sabes la respuesta?

-Yo...

-Además, si sabias que tenía miedo al leer mi mente pudiste detener todo.

-Pero...

-Y lo peor, si sabías que yo iba a cambiar por ser el único que estaba enamorado de los dos, ¿por qué no te preocupaste o pensaste por mi en lugar de solo tus intereses personales? Toru-san te lo dijo pero no te importo, tú sólo querías vivir feliz al lado de Oshiba.

-Lo siento-Fue lo único que salió de los labios del ojimiel quien se arrodilló, cosa que no causó nada en el contrario.

-Guarda tus palabras, de nada sirve ahora, el daño ya está hecho, un simple lo siento no solucionará nada. Se feliz con tu pareja y deja de tratar de arreglar algo que pudiste haber evitado antes, Hasekura-san.

Masahiro le dio una mirada tan fría como el hielo al ojimiel que lo dejó muy impactado y totalmente desarmado.

Después de haber dicho eso, el rubio dio la vuelta rápidamente y salió de ahí como si nada hubiera pasado con la cara inexpresiva.

Mientras veía como su antiguo hilo se iba, Hasekura sintió como las ganas de llorar iban en aumento por lo que corrió a su departamento, se encerró en el baño y soltó todo el dolor que se había guardado en todo ese tiempo.

Lloro hasta que no pudo más, pensando en que todo eso era su culpa, si lo hubiera evitado el ojiverde no sería un completo extraño.

Aún no sabía muy bien porque pero verlo así le destrozaba el alma, puede que fueran rezagos del hilo.

Sintiéndose fatal, decidió lavarse la cara con agua para relajarse y, una vez más calmado, salió para encontrarse con la mirada triste de su novio quien recién había llegado.

-Ken, yo...-Empezó el ojimiel buscando una excusa rápida, pero fue detenido por la mano del menor que la puso sobre su boca.

-Ya no tiene caso que mientas, lo sé.

¡NO! Al hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora