Weasley enamorado de una Slytherin (Ron Weasley y tú hot)

Ejército de Dumbeldore

Tras despertarme me duché, el agua caliente caía por mi cuerpo. Para mí este momento es un lugar sagrado para pensar. Pensando y pensando se me olvidaba algo. Ron. La taberna del cerdo. No Cabeza de puerco. No me acuerdo del nombre, pero sé donde está. Acabé de vestirme, hacia frío, incluso estaba nevando. Me abrigué muy bien, con un jersey verde oscuro, unos pantalones negros y mis botas negras, acompañados de un abrigo negro muy calentito que llega casi hasta el suelo.

Me dirigí hasta Hogsmeade lo más rápido que pude. Nunca había estado en Cabeza de puerco, ya que estaba más alejado del centro del pueblo. Al entrar me encontré a un señor con una cabra que me dirigió hacia dentro donde Harry estaba dando un discurso. Ron al verme sonrió. Abriéndome paso entre Cho y su amiga Marietta recibí muchas miradas no muy agradables. Las ignoré y me senté junto a  Neville. Tardé en poner atención a Harry, ya que escuchaba murmullos tras de mí: ¿Qué diablos hace ella aqui? ¿Quién invitó a la Slytherin?...

Harry: Escuchad, suena muy bien cuando lo contáis así, pero la verdad es que casi todo fue pura suerte. No sabía lo que hacía, y casi siempre tuve ayuda- mira al menos es sinceró, pensé.

Corner: No necesitaste ayuda con el Dragón.-saltó Michael Corner.- Aquel fue un vuelo excepcional.

Harry: Si bueno...-dijo avergonzado mirando al suelo.

Bones: Ni tampoco a liberarte de los dementores este verano-Dijo Susan, su tía era miembro del jurado superior del Ministerio. Nunca miente.

Harry: No, pero...

Zacharias: ¿Intentas escabullirte y no enseñarnos nada?-dijo atacando.

Ron: Oye tú-dijo perdiendo la paciencia- ¿por qué no cierras el pico?- Miraba a Smith como si estuviera deseando pegarle un puñetazo. El chico se ruborizó.

Zacharias: Hemos venido aquí a aprender de él y ahora resulta que en realidad no puede hacer nada....-se defendió.

Nicky: Harry no ha dicho eso. Si prestarás más atención en lugar de hacer comentarios sobre mi casa, lo entenderías.- gruñí

Geroge: Quieres que te limpiemos las orejas?- preguntó George respaldándome. Sacó un largo instrumento metálico de la bolsa de Zonko.

Fred: O cualquier otra parte del cuerpo. De verdad, no tenemos manías.- Añadió Fred. Se me escapó una risita.

Harry: Enfrentarse esas cosas en la vida real, no es como en el colegio. En  clase, cometes un error, y puedes intentarlo nuevamente. Pero ahí fuera, cuando estas a un segundo de ser asesinado, o viendo como muere un amigo ante tus propios ojos, no sabéis lo que es eso. Ustedes me miran como si yo fuera muy listo porque estoy aquí de pie, vivo, y Diggory fuera un estúpido, como si él hubiera metido la pata... No lo entienden; pudo pasarme a mí, me habría pasado de no ser porque Voldemort me necesitaba para...

Ron: Nosotros no queríamos decir eso, Harry. No nos estábamos metiendo con Diggory, no pretendíamos... Nos has interpretado mal.

Hermione: Harry, ¿es que no lo ves? Por eso... por eso precisamente te necesitamos. Si queda alguna opción de derrotar a, de enfrentarse a..., enfrentarse a Vo-Voldemort.-dijo atreviéndose al fin a decir su nombre.

Nigel: ¿De verdad ha vuelto?-comentó el más pequeño de nosotros. Harry asintió con la cabeza.

Angelina: Mientras no interfiera con mis entrenamientos de Quidditch, no hay problema. 

Angelina abrió un debate de cuantos días nos reuníamos a la semana, finalmente decidimos una noche. Hermione rebuscó en su mochila y sacó un pergamino.

Hermione: Creo que ahora cada uno debería escribir su nombre, para que sepamos que ha estado aquí. Todos nos deberíamos comprometer a no ir contando por ahí lo que estamos haciendo, ni a Umbridge ni a nadie. De modo que si firmáis lo cumplís.