XLIV

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Theodore

...

Bajé hasta el sótano secreto que mi madre tenía bajo el ala del castillo en el que estaban sus aposentos.
Recordaba este lugar más amplio.
Con un chasquido de dedos, todos los pequeños cirios que estaban en el piso y las antorchas se encendieron.
Se veía como el sótano de una iglesia.
Tenía que traerla rápido hasta aquí.
Y debía hacerse sin magia.
Volví a aparecer en mi habitación.
Busqué ropa oscura y en cuanto la tuve encima fui tras Pansy a la habitación que fue de mi madre.
Ahí estaba ella ataviada en un vestido blanco de seda tendida en la cama.
Totalmente pálida.
Debíamos representar lo que éramos.
Luz y oscuridad.
Ya luego podría pensar en las consecuencias.
Tenía que hacer que ella estuviera consciente para lo que vendría luego.
Pansy me miró preocupada.
Sabía que el hechizo consumiría mis energías pero ni ella ni nadie debía entrometerse.
_¿Tienes tu varita?
_no la necesito
_¡Theo!
_bien... La llevaré.
Metí la varita entre los pliegues de mi ropa y la tomé en brazos.
Vas a estar bien...
Pansy me dió un último asentimiento y fui con Granger en brazos rumbo al sótano.
Hace muchos años, este sótano se utilizó para hacer sacrificios para obtener magia negra.
Lo que llevó a mis ancestros a tener un único hijo varón, por generaciones.
Fue algo que se rompió conmigo.
No hubo tiempo gracias al resurgimiento del señor Tenebroso.
Madre había protestado y ordenado en secreto a los elfos el sellar esta cámara del castillo, lo cual enfadó a mí padre y fue otra razón más para sus constantes sesiones de torturas.
Ahora, toda la magia oscura contenida aquí tenía que servir.
Tomé el pasillo oculto que me llevaría más rápido al lugar que había preparado.
Bajé las escaleras y nos llevé hasta el centro del lugar.
Posé la vista en ella.
Bajo la luz de las velas que aplacaban la oscuridad pude ver su rostro dramáticamente pálido.
Se veía enferma.
Y su propia oscuridad consumiendola.
La deposité en el piso con sumo cuidado
En medio de mis ropas busqué una pequeña daga de plata.
Abrí mi mano y de un tajo la sangre empezó a brotar.
Oscura...
Espesa...
Tracé las runas que había memorizado del diario de mi madre y empecé a repetir el hechizo.
Omnis cellula est, cellulam
alterius corporis.
Omnis tenebrae est, tenebrae
sunt in corde alterius.
Magicae magicae tuum est.
Meum est vita tua.
Et mei tenebras tuae
ut christianae veritatis lumen quod in futurum.
Da mihi heart, non est meum dare vobis.
Et corpus meum dare vobis: date mihi tua.
Sit figura est in vita in posterum
(Cada célula es célula
en el cuerpo de otro.
Cada oscuridad es oscuridad
en el corazón de otro.
Tu magia es mi magia.
Mi vida es la tuya.
Mi oscuridad y la tuya
traeran la luz del futuro.
Dame tu corazón, yo te doy el mío.
Te doy mi cuerpo, dame el tuyo.
Formemos la vida del futuro)
Cuando la primera parte de este estuvo listo, corté la palma de Granger y con su sangre terminé de escribir las runas en el piso.
Y repetí por segunda vez el hechizo.
Omnis cellula est, cellulam
alterius corporis.
Omnis tenebrae est, tenebrae
sunt in corde alterius.
Magicae magicae tuum est.
Meum est vita tua.
Et mei tenebras tuae
ut christianae veritatis lumen quod in futurum.
Da mihi heart, non est meum dare vobis.
Et corpus meum dare vobis: date mihi tua.
Sit figura est in vita in posterum
(Cada célula es célula
en el cuerpo de otro.
Cada oscuridad es oscuridad
en el corazón de otro.
Tu magia es mi magia.
Mi vida es la tuya.
Mi oscuridad y la tuya
traeran la luz del futuro.
Dame tu corazón, yo te doy el mío.
Te doy mi cuerpo, dame el tuyo.
Formemos la vida del futuro)
Una masa negra y espesa empezó a salir de su pálida boca a la par de la mía.
Sabía lo que significaba.
Tenía que hacer que su corazón y el mío se tocaran a través de nuestras pieles.
Rasgué su vestido y dejé su pecho al descubierto.
Me quité con rapidez la camisa y la abracé con fuerza
Repetí una y mil veces el hechizo y poco a poco el cansancio se apoderó de mí.
Sentí una luz cegadora llenar el lugar.
Mi pecho estaba caliente.
Empecé a recostarme.
Por favor funciona...
Me dejé caer con pesadez hasta que mis párpados no resistieron más.

Hermione

Sentí dolor en mi cuerpo.
Una de mis manos ardía.
Tenía una sensación quemante en el pecho y también sentía que iba a ahogarme, como si alguien me estrujara el cuello.
Creí que moriría.
Era una sensación interminable de dolor y desesperación.
No podía hacer nada más que manotear
Hasta que volví a sentir el aire llenar mi pecho y empecé a respirar con desesperación.
Abrí los ojos asustada.
Estaba con el torso descubierto.
Sentía frío y me acurruqué en la superficie cálida debajo de mi pecho.
Posé mi mejilla en esta.
Estaba desorientada.
Recordada haber estado en el castillo.
En medio de una batalla.
Así medio perdida observé el lugar en donde me encontraba.
Lleno de velas y antorchas.
¿En dónde estoy?
Escuché una respiración dificultosa debajo de mí.
Asustada volví la mirada y encontré a Theodore respirando agitado.
Como si hubiera corrido.
_estas bien...
Levantó su mano hasta mi mejilla.
Ví un enorme rastro de sangre
_¡Estás herido!
Intenté levantarme y lo único que logré es marearme fuertemente.
_tranquila... Esta bien
_todo me da vueltas
_a mi también
Me recosté otra vez en su pecho.
_¿Qué es este lugar?
_el sótano de mi casa
_¿Eh?
Me moví despacio hasta que lo ví a los ojos.
_no me odies, tenía que hacerlo
_¿De qué...?
_un ritual antiguo de magia oscura para limitar el poder del obscurus...
Había algo que no me estaba diciendo.
Su mirada angustiada me lo confirmaba.
_¿Qué hiciste?
_El... El diario de mi madre tenía instrucciones de qué hacer en caso... Lo que te pasó no fue nada bueno Hermione. Estaba muriendo, tenía que hacerlo pero...
¿Acaso él se había puesto en riesgo también?
_Pero
_no está terminado
Diablos...
_¿Qué debes hacer ahora?
_no voy a obligarte
Se negaba a verme a la cara.
¿Qué es lo que hizo?

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