XVIII

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Theodore

_no se que hubiera hecho sin tu ayuda Theo
_no lo repitas otra vez Pansy o juro que te silenciaré por todo lo que resta del año.
_pero... Tú lo viste, pudieron matarme
_da gracias a Merlín que no fue así. No se habla más del tema, ¿Entendido?
_bien
Pansy realmente tenía un gran reto si quería sobrevivir a la prueba.
Vamos, que no es tonta.
Solo que la muy hija de puta se creía demasiado intocable por ser la "prometida" de Draco.
Bien sabíamos que eso era una patraña.
Ni ella lo amaba, ni mucho menos les agradaba la idea de pasar el resto de sus vidas juntos.
Mi padre había pensado en comprometerme con mi propia prima pero gracias a mí madre eso no se concretó.
Por Salazar, que Pansy ya de por sí me altera de muy mala manera con solo hablar.
No quiero ni imaginar el infierno que sería vivir con ella ni mucho menos tener que compartir mi lecho con alguien tan irritante.
Había dejado de escuchar el cacareo de Pansy cuando al voltear la esquina me topé a Draco apuntando con su varita a Granger.
No supe cómo reaccionar hasta que Pansy habló.
_¿Draco? ¿Qué...? ¡Oh, por fin acabaste con la sangre sucia!
¿Lo había hecho?
¡¿Se había atrevido a dañar a la mujer que dice amar?!
_¡¿Qué mierda hiciste?!
Si alguien nos ve estaremos jodidos y todo este plan de supervivencia se iría al carajo.
No sólo perderíamos la protección de Dumbledore sino que también nos matarían en cuanto todo se supiera.
Los mortífagos no nos tendrían piedad y ni la orden pondría las manos al fuego por nosotros.
Sobre todo si le habían hecho daño a la joya del trío dorado.
Además, algo dentro de mí hizo que se me llenara el pecho de angustia.
No pude más y la tomé en mis brazos
_¡Theo!
Escuché el grito de Pansy como si fuera algo demasiado lejano.
Me importaba más el regresar a Granger a su estado original.
Necesitaba que despertara y asegurarme de que ella estaba bien.
Algo dolía dentro de mí y no sabía por qué.
Dolía más que los miles de crucios que mi padre solía lanzar contra mi.
La llevé al único lugar en el que podría ayudarla.
La sala de los menesteres.
Solo ahí podría cuidar de ella sin ser interrogado, ni juzgado por mis acciones.
En cuanto entramos, todo estaba acondicionado.
Un gran lecho nos esperaba y algunas especias estaban cuidadosamente acomodadas en una mesita junto a esta.
La deposité en la cama y lancé un hechizo para ver si había algún daño severo.
No había nada fuera de lo normal en su cuerpo salvo...
Su magia.
_¿Qué te hizo?
Su magia era inestable y por momentos explosiva.
Como si se tratase de un obscurial.
Era algo lleno de maldad corriendo dentro de ella.
_¡Maldición, Draco!
Yo mismo estaba descontrolándome.
Las cosas empezaron a vibrar con toda la ira que desprendía de mi cuerpo.
No era momento de tener un episodio.
No ahora.
Le haría daño a Granger y Draco.
Esta vez en serio y no tendría ningún remordimiento si lograba matarlo.
La imagen de ella en el piso y él apuntándola con su varita me había traído recuerdos de mi padre sometiendo a mí madre.
Jamás olvidaría ver a Granger así.
No...
Tenía que controlarme.
Mi maldita memoria no podía jugarmela así.
Me acerqué a ella y empecé a acariciar su rostro, como lo hacía con mi madre para que despertase.
Pero esta vez había algo más que desesperación en mí.
No sabía qué pero estaba ahí y razgaba mi alma.
Intenté algo que estando ella conciente tal vez hubiera hecho que me odie.
Me metí en su mente y pude ver todos sus recuerdos.
Todos ellos estaban repletos de Malfoy haciéndola sentir insegura, sucia y repugnante.
Y ella enfrentandolos con conocimientos que intentaban cubrir esas inseguridades que el imbécil de mi amigo había sembrado en su ser.
Pero el más reciente recuerdo era el que más me había hecho hervir la sangre.
_ingenua bruja de quinta, Theodore Nott te besó porque yo lo hechicé.
Mentirosos hijo de puta...
_¡¿Pensaste que un mago sangre pura como Nott besaría de buenas a primeras a una asquerosa impura como tú?! Oww... Estás llorando.
Estaba seguro de que iba a arrepentirse de haberle dicho eso.
Me sentía descontrolado.
A estas alturas mis ojos ya debían estar completamente negros gracias a la ira que me llenó.
No pude ver más porque una fuerza descomunal me sacó de sus recuerdos y solo ví a Granger con los ojos totalmente negros, como pozos. Igual a los míos
_no debiste meterte en mis recuerdos
_Granger
No podía hacer notar mi desconcierto así que mi respuesta fría también me tomó por sorpresa.
Ese era mi otro yo.
_jamás vuelvas a hacerlo si planeas seguir viviendo
Su voz...
Esa no era su voz.
Sus venas empezaron a marcarse completamente negras.
De la misma manera que a mí.
¿Acaso habíamos desarrollado alguna variante de un ser oscuro?
¿Así me veía yo en un episodio?
Sabía de las marcas negras que mis venas se volvían y mis ojos oscuros por los recuerdos de Draco pero jamás había visto algo así en otro mago o bruja.
_Granger, necesitas calmarte
_¡¡NO NECESITO NADA!!
_Yo creo que si
_VOY A DESTRUIRLOS A AMBOS... VAN A SABER QUIEN SOY YO REALMENTE
_Granger...
Mierda.
¿Qué hacían Draco y Pansy cuando tenía un episodio?
Algo se prendió en mi.
Acciones buenas.
Recuerdos felices o alguna poción inventada de mi madre.
Lástima que está última no estaba disponible aunque fuera el método más efectivo darme de tragar alguna de sus pociones.
_Hermione...
Mi voz aún siendo fría se había dulcificado.
Ví que daba un ligero parpadeo.
Bien... Aún recordaba quién era ella.
No estaba del todo perdida.
_Hermione... No voy a hacerte daño, quiero ayudarte
_Alejate
_no voy a irme. Estoy aquí por tí... Yo sé lo que se siente
_no... No lo sabes. Quiero hacerte daño, quiero matar a todo aquello que me lastime
_no... Tú no eres así
_¡TÚ NO SABES QUIÉN SOY!
_¡ERES HERMIONE GRANGER! ¡ERES MI DUPLA! ¡TÚ ME SALVASTE UNA VEZ!
Su cuerpo empezó a temblar.
Yo sabía lo que eso significaba.
La angustia la llenaría.
Pero no podía darle una poción para dormir.
La dejaría más confundida y herida.
Así que hice lo que mi madre hacía conmigo.
La abracé aún cuando ella se resistía a que la tocara.
Mi propio cuerpo estaba en conflicto mientras la estrechaba. No duraría mucho antes de que la oscuridad me atrapara también.
Su cuerpo se llenó de espasmos.
Y el mío por consiguiente hizo lo mismo.
El pánico de sentirla así y no ser útil para ella empezaba a hacer mella en mí.
Ambos temblabamos.
Si a mí también me pasaba lo mismo que a ella solo lograría matarnos.
Granger empezó a frotar su nariz contra mi cuello y sentí mi cuerpo como si soltara chispas.
Con el último vestigio de conciencia logré levantar su rostro hacia mí.
Después de eso solo recuerdo un dulce calor en mi cuerpo mientras sentía sus labios junto a los míos exigiéndolo todo, una vez más.

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