XXVII

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Theodore

Por alguna razón estaba intranquilo y no podía dormir.
Tenía que saber qué le hizo Draco a Granger y también estaba el sospechoso silencio de mi padre.
Y en las últimas semanas era demasiado notorio.
Ya había dejado de entrometerse en mis sueños intentando urgar en mis recuerdos provocándome pesadillas.
Increíblemente estaba durmiendo bien y no me sentía muy tranquilo que digamos con eso.
Tenía la vista fija en el techo.
Me resistía a dormir.
No era una opción para mí acostumbrarme a algo tan bueno.
No después del episodio de Granger.
_ya duérmete, Nott. No voy a hacer nada en tu contra
_y si lo hicieras no vivirías para contarlo, Draco
_¿Por qué mandaste a Parkinson a amenazarme?
_yo no envié a nadie a amenazarte, mucho menos enviaría a Pansy sabiendo cómo es ella.
Ya no tenía ganas de estar tumbado en la cama remoloneando sin tener éxito para dormir.
_que sepas, Theodore que no voy a dejar que te quedes con Granger
_que sepas, Draco que no es asunto tuyo. Deja de meter tus narices donde no te llaman y céntrate en cumplir tu misión, que yo cumpliré con cubrirte el trasero como siempre
_yo no te pedí que lo hicieras
_y yo no te pedí que vivieras una doble vida
_púdrete, Nott
_no antes que tú
Salí de la habitación y decidí dar un paseo nocturno.
Volvería a mí pequeño refugio en mi lugar escondido.
Desde hacía ya bastante tiempo que no lo visitaba.
Tal vez un paseo por ese pequeño lugar me traería la paz que necesito.

...

_en unos días podrás salir de alta
_gracias, Madame Pomfrey
_pero, señorita Bell... Si algo le duele, o si recuerda algo debe venir inmediatamente ¿De acuerdo?
_si
_ahora descanse...
Una bruja de apellido Bell...
Oh... La cazadora del equipo de Gryffindor
¿Esa no es la chica a la que Draco hechizó?
Lo había olvidado por completo.
Así que Katie Bell saldrá de la enfermería.
Tenía que avisarle a Granger pero ¡¿Cómo?!
Me alejé rápidamente de la enfermería y corrí hasta el aviario.
No podía usar magia oscura en ella, así que decidí usar el medio más convencional para dar un mensaje.
Pero tenía que verla.
Por suerte siempre tenía un pergamino y pluma en mi capa.
Le dejé una nota y se la di a la lechuza.
Una vez más, fui a esperarla en el pequeño refugio junto al lago.
Varios minutos después ella apareció ante mí divinamente envuelta en una suave bata de seda que había visto antes en Pansy y con el cabello mojado.
_me parece que corté tu relajante baño
_oh en realidad caí en la enorme piscina d baño de prefectos por culpa de Parkinson
_ya veo...
Se veía totalmente incómoda y su cuerpo delataba el frío que sentía.
_y... ¿Qué es eso tan importante que querías decirme?
_Katie Bell
_¿Qué pasa con Katie? Dime que no empeoró
_no, tranquila. No es nada de eso
_¿Entonces?
Al estar en el exterior con solamente esa fina bata la estaba haciendo temblar de frío.
_por Merlín. Te estas congelando.
Me quité la bata de felpa que traía sobre mí y se la puse encima.
No me importaba sentir frío.
Ella estaba mojada y la vestisca la haría pescar un horrible resfriado.
_Gracias, pero tú también necesitas calor. Te resfriarás
_por los calzones de Godric, eres imposible.
Me acerqué a ella y nos sentamos en el césped.
Ella se quitó la bata de los hombros dejándome estupefacto con la vista que tenía de su pecho.
La humedad había transparentar su pecho y la evidencia más notoria eran sus pezones pequeños totalmente erectos.
Tenía que controlarme o dejaría de verme como un caballero.
Puso mi bata sobre ambos, como si fuera una frazada.
Se recostó en mi hombro y flexionó sus rodillas.
Mi corazón latía como loco.
Mis dedos picaban por tocarla.
No... Aún no es el momento, contrólate
Tuve que respirar profundo varias veces.
_pareciera que vas a darme una mala noticia
_¿Eh?
Volteé a verla y me encontré con su mirada interrogadores
_no, no es nada malo. Todo lo contrario.
_¿Ah sí?
_si, se trata de tu compañera de casa a la que hechizaron en Hogsmeade
_¿Katie?
_esa misma. Oí decir a Madame Pomfrey que sería dada de alta en unos días.
_creí que la habían llevado a San Mungo
_supongo que antes de regresar a clases debía ser observada. Ya sabes que a Madame Pomfrey le gusta estar segura de que estamos bien.
_¿Tú crees que ella recuerde algo?
_no estoy muy seguro, pero si logran hablar con ella pues tal vez tengan respuestas
_Harry sospecha de Malfoy. Si supiera...
_si yo fuera Potter también pensaría igual
_se meterá en problemas... Snape lo tiene en la mira. Nos tiene en la mira a los tres
_¿incluso a Weasley?
_creo que es un deporte de los de Slytherin el meterse con los Weasley
Ese comentario me hizo reír.
Era cierto.
Meterse con los Weasley era como una ley.
Salvo que unos se ensañaban, así como Draco.
Y el recordar a Malfoy me hizo preguntarme qué es lo que le hizo a ella.
_Hermione... ¿Vas a contarme lo que pasó con Malfoy?
Ella bajó la mirada.
La molestia se filtraba en sus facciones.
_hey...
Tomé su mentón para verla a los ojos.
_odio que se metan con mi capacidad de analizar las cosas.
_Mione... Yo no te subestimo ni tampoco cometeré el error de meterme a tu mente. No otra vez. Si tú...
_Malfoy me hechizó
_¿Qué?
¿Como que la hechizó?
_no sé cómo lo hizo... Pero hace unos días mi comportamiento era totalmente diferente a como solía ser. Me estaba convirtiendo en una chica hueca como las que suelo criticar. Yo... No sé cómo hizo, solo sé que entre la bruma de los recuerdos veía un par de ojos grises. Cuando ví a Malfoy a los ojos supe que había sido él y todo en mi interior se descontroló. El resto, tú lo sabes
_intentó bloquear tu razonamiento... Qué hijo de puta
_Theo... No hagas nada. Algo me dice que llegado el momento él pagará lo que hizo y su conciencia lo atormentará
_eso es demasiado benevolente incluso para tu obscurus
_lo se... Por ahora solo quiero estar tranquila. Cosas peores se vendrán mientras él siga intentando controlar el mundo mágico
_tienes razón.
Ella se levantó del césped, dejando ver que la fina seda empezaba a secarse.
No pude evitar imaginarla así en mi casa.
Iluminando con su ser los fríos pasillos del castillo Nott.
_Hermione...
_¿Si?
_solo ten cuidado.
Ella asintió y antes de irse dejó un suave beso en mi mejilla.
Y aunque moría por tener más me dije a mi mismo que aún no era el momento.

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