XXIV

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Draco

Detesto tener que hacer esto...
La misión está casi completada.
Pero los celos me inundan en gran parte del día y no puedo quedarme sin hacer nada.
Draco Malfoy jamás de ha rendido sin soltar un poco de veneno antes.
Quiero a Granger para mí pero no sé cómo acercarme a ella a menos que la hechice...
¡Eso es!
Veo a Goldstein pasar cerca de la sala de los menesteres y sin que lo note logro aturdirlo para meterlo a la sala.
Por lo mucho que vengo aquí, sé que la sala se equipará con lo que sea que necesites y lo que ahora necesito es una buena cantidad de poción multijugos y poción para dormir sin sueños.
Utilicé mi varita para levitarlo dentro de la sala y lo acomodo.
La sala me muestra un amplio estante lleno de pociones.
Busco y busco pero son demasiadas.
_accio poción multijugos
De inmediato tres frascos llenos de la poción vuelan hasta mi mano.
Excelente.
Repito la misma acción con la otra poción y esta vez llega un gran frasco.
Muy bien, intentemos llegar a Granger.
Tomo varios cabellos de Goldstein y busco una petaca para la poción multijugos.
Hora de la transformación.
Sin darme tiempo a replantearme lo que iba a hacer me bebí de golpe la poción con el cabello de Goldstein.
Sentía que vomitaría en cualquier momento.
La poción de por sí ya era horrible, la sensación era aún peor mientras iba tomando la forma de Goldstein.
Tuve que quitarme el uniforme y ponerme el suyo.
Y ya transformado, le vertí la poción para dormir por la garganta.
Con eso no me molestaría en varias horas.
Tomé mi mochila y metí mi ropa dentro.
Estaba sobre la hora así que simplemente decidí correr.
A esta hora, Ravenclaw tenía clases de Encantamientos con Gryffindor.
Flitwick era demasiado puntual para sus clases.
Dí la vuelta al pasillo y ví a McGonagall venir hacia donde yo pensaba pasar.
_ah, Goldstein que bueno que lo encuentro.
Iba a reaccionar como suelo hacerlo pero recordé que estaba usando el cuerpo de otro.
_diga usted, profesora.
Ese tono amable sinceramente me asqueado.
Yo solo actuaba así con mi madre.
La vieja estirada de McGonagall no me provocaba la misma sensación de seguridad que mi madre, y por lo tanto el darle este trato me hacía sentir que traicionaba a mí madre.
_supongo que ya todos sus compañeros están en el salón, ¿Verdad?
¡¿Y yo que iba a saber?!
_eh... Si, ya todos están dentro
_bien, vamos allá. Hoy seré yo quien dé la clase del profesor Flitwick.
¡Por Salazar! Cuanto amé a McGonagall en ese instante.
_claro profesora.
Acompañé a la vieja por todo el pasillo.
Y cuando ya estábamos cerca ví a Parkinson hablando con Granger.
Eso no me gusta.
¡¿Acaso pensaba unirla a Nott?!
¡¿Aún sabiendo que yo también la quiero?!
Parkinson me conoce tanto como a Theodore y ya debería saber que no voy a rendirme sin dar batalla antes.
Si era realmente inevitable, los dejaría en paz.
Pero a mí nadie me quitaba la idea de la cabeza de que Nott en algún momento se descontrolaría y llegaría a dañar irreversiblemente a Granger y eso jamás se lo perdonaría y si en mis manos esta poder evitarlo, lo haré.
No logré escuchar lo último que Parkinson le dijo.
Granger iba a responder cuando McGonagall se adelantó a hablarle.
Por la mirada de su jefa de casa, supe que algo no estaba bien con ella.
_señorita Granger, ¿Donde estaba?
¿Qué?
¿No había estado ella en el salón?
_eh, el profesor Dumbledore me encargó algo.
Dumbledore...
Ese viejo chiflado también tenía planes para ella.
Por las patas sucias de Gryffindor, más le valía que fuera para protegerla de Nott.
_bien, vamos.
Le sonreí con una naturalidad sorprendente incluso para mí.
Y lo que masy me sorprendió fue que ella correspondiese de vuelta con una sonrisa.
Dejé a ambas brujas pasar primero y yo fui tras ellas.
Solo había un sitio vacío era justamente a su lado.
Mucho mejor.
Con la destreza que adquirí gracias a mi tía Bella logré adentrarme a sus recuerdos y todo lo que ví me hizo ver rojo.
Quería matar a Nott.
Él tenía el privilegio de tocarla, de sentir su piel junto a la suya.
Me moría de celos.
Así que empecé a modificar su capacidad de respuesta.
Logré implantar un hechizo que reprimiera la suspicacia propia que ella manejaba.
Tenía que volverla tonta a los ojos de los demás.
No tuve mucho tiempo para hacerlo del todo. Pero al menos las diferencias se harían notables.
Sería en parte como quitarle el alma.
Cuando la clase acabó tuve que salir corriendo a la sala de los menesteres.
El efecto se desvanecería muy pronto y nadie podía saber lo que hice.
Además... Si lo que Dumbledore y yo habíamos acordado ya estaba en marcha, Slughorn a esta hora ya tendría la botella de hidromiel envenenada en su poder.
Solo sería cuestión de horas para que Dumbledore "desapareciera" del mapa.
No podía fallar.
Sin que nadie me viera, me adentré a la sala de los menesteres y volví a ponerme mi ropa.
Implanté recuerdos en la mente de Goldstein y lo dejé como antes de aturdirlo. No tardaría mucho en despertar y no siquiera él debía verme.
Fui a la sala común a esperar las noticias.
Lo que jamás me esperé es que la comadreja Weasley resultara envenenado.
No podía ser.
Maldita sea.
¡Estúpida comadreja!
¡¿Por qué mierda había tenido que joder mis planes?!
Potter y Weasley siempre eran la piedra en mis zapatos, desde que entramos a Hogwarts.
Más valía que fuese una maldita mentira.
Corrí hasta la enfermería y lo que ví, inevitablemente me llenó de celos y terminó de hacerse realidad.
Weasley estaba en una cama de la enfermería, convaleciente junto a ella.
Pero al menos se veía correcto.
Granger sostenía la manos de la comadreja mientras él balbuceba en sueños su nombre.
Una escena digna del trío suicida de Gryffindor.
Ojalá Weasley sepa aprovechar esta oportunidad, porque si Granger vuelve a caer por Nott...
No me va a importar tener que enfrentar al mismísimo Voldemort con tal de tenerla.

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