Pociones

28.4K 3.4K 2.8K
                                    

9

—La actividad es muy sencilla —comenzó Snape, apenas cerró la puerta detrás suyo de un portazo. Siempre entraba a dar sus clases a las apuradas—. Se colocan de a pares, ¡tch, silencio! ¡No hablen ahora con sus amiguitos! Oh, vaya, se verá que los tendré que elegir yo, ya que no saben guardar silencio bajo las simples instrucciones de escucharme —toda la clase soltó un suspiro desganado, mientras yo sólo rogaba que me tocara con Hermione—. Crearán juntos la poción de Amortentia. Esta poción tiene la particularidad de que si está mal hecha, olerán cosas diferentes a lo que deberían. Así que, para saber si la han hecho correctamente...

Sacó del bolsillo de su túnica un frasco con un líquido que sólo podía describir como Veritaserum. Ya lo conocía, sabía perfectamente lo que hacía.

—Por eso los colocaré en pares. Van a escribir lo que el otro olió, y lo tirarán dentro del frasco. Si los papeles se incineran, estarán mintiendo. Recuerden que no deben mentir sobre qué olieron, porque, a pesar de que estuviera bien hecha la poción, la tomaré como errónea si los papeles se prenden fuego.

—¿Profesor? —levantó la mano Dean.

—Sí.

—¿Cómo elegirá los pares? ¿por lista alfabética?

—No, por... por asiento. Pero en sentido de filas verticales —miré hacia atrás, y no tenía a nadie. Estaba sentado en la última fila de todas. Estaba por levantar la mano al ver que ya todos tenían sus propios grupos, pero Snape se adelantó con la respuesta—. Quienes estén atrás de todo... Potter, ¿nadie más? Se supone que son alumnos pares. Debe de haber alguien llegando tarde a clase, espera a que llegue y ahí tendrás a tu pareja.

Me acomodé en el asiento mientras leía las instrucciones de arriba a abajo, tratando de entenderlas. Deseé con todas mis fuerzas que me tocara un compañero o compañera que hiciera bien las pociones, que se especializara en la clase. Miré a mi alrededor mientras limpiaba el polvo del calderón, ¿quién faltaba? ¿quién sería mi pareja? Veía a todo el mundo, excepto... oh. Vaya.

—Disculpe las demoras, profesor. No volverá a pasar.

—Malfoy, justo a tiempo. Ponte con Potter, él te explicará lo que deben hacer —rió para sus adentros—, y buena suerte. Potter es terrible.

—Oh, lo sé —respondió Draco, sonriéndome.

La madre que había parido al maldito Snape, ¿tenía que ser tan arriesgado con la formación de pares? ¿no podía hacer que fuera en filas horizontales, como los profesores normalmente hacía? Por lo menos, Draco era maravilloso. En Pociones. No tenía problemas de estar con Draco, de hecho, cualquier excusa que hiciera que estuviera cerca suyo, contándole chistes para que me mostrara esa sonrisa tan bella que tenía, me iba como anillo al dedo. Pero en medio de una clase, rodeado de gente... iba a ser imposible. Teníamos que actuar, y yo era terrible actuando.

—Qué oportuno, Potter, sentándote detrás de todo para quedar conmigo —se burló.

—Fue un accidente.

—Cualquier error es bienvenido, entonces.

Le expliqué en qué consistía la consigna. Y ansiaba por saber cuál era el olor de mi Amortentia. Pronto, comenzó a preparar la poción con habilidad. No me había dejado ni tocarla. Así, no había margen de error. La poción tenía que ser perfecta. Salía un suave vapor que ya había comenzado a oler suavemente a... ropa nueva.

Definitivamente, ya podía olerla por completo. El aroma se había vuelto exquisitamente obvio. Ropa nueva. Inhalo. Mentas. Inhalo... perfume de hombre.

Detención (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora