XVI

5.6K 773 305
                                    

Al día siguiente Tsukishima tuvo que irse muy temprano de la habitación de Yamaguchi para evitar que alguien lo viera. Y durante todo el día no podía evitar sonrojarse cada vez que miraba pasar al moreno, pues recordaba lo de anoche.
No había tenido oportunidad en toda la mañana de hablar con el pecoso, ya que se encontraba ocupado junto con su padre, así que solo lo veía a lo lejos.

Pasado de mediodía Daichi le dijo que debían ir a la entrada principal, se le hizo un poco extraño ya que a él usualmente no le tocaba esa zona, a menos que el señor Yamaguchi y su hijo salieran, pero ese día no tenían agendada una visita al pueblo.

Así que la otra opción era que tuvieran una visita y cuando se abrió la puerta vio que se trataba de la reina de Aoba Jōsai acompañada del príncipe Kageyama y el sirviente del pelinegro. Frunció su ceño debido a la confusión, pues no entendía que hacían ahí. Tadashi le había dicho que descartarían la idea de que se casara con Tobio.

Daichi había llamado a los Yamaguchi, por lo que se estaban acercando y Tsukishima notó que el pecoso parecía igual que él confundido al ver los invitados.

Tadashi había estado con su padre aprendiendo unas cosas, cuando Daichi se acercó avisando que había visitas. Se le hizo un poco extraño ya que su padre no le comentó nada, aunque probablemente lo olvidó. Al caminar a la entrada principal vio a la reina de Aoba Jōsai y su expresión era de total asombro.

— ¿Papá...? —Se encontraban camino a la entrada principal para llegar con los invitados, por lo que habló en voz baja y acercándose levemente con su padre. Pues le acababa de decir que no quería casarse con Kageyama y ahora no solo estaba Tobio, sino también la reina.

El rey suspiró, su hijo debía estar confundido o tal vez algo molesto, pues hace casi nada le había dicho que no quería relacionarse con el príncipe Tobio.
— Hijo, no he olvidado lo que dijiste de no casarte con Tobio y ya no te voy a obligar a nada... Solo que está visita ya estaba planeada por la reina. —Habló igual susurrante y volteando a ver a su hijo para que le creyera. — Pero no te preocupes, sirve que hablo con ella para cancelar el acuerdo.

Tadashi al ver la sonrisa que le dio su padre, suspiró aliviado, por un momento creyó que le diría lo mismo que considerara casarse con Kageyama.

Una vez que llegaron hasta donde estaban y después de saludarse, el rey y la reina se retiraron, dejando a los príncipes solos.


— ¿Así que le dijiste a tu padre que no quieres casarte conmigo? —Una vez que los dejaron solos Yamaguchi aprovechó para decirle lo que había decidido. Se encontraba caminando junto con el pecoso siendo seguidos por su sirviente y el guardia del moreno.

Yamaguchi asintió con una sonrisa.
— Parece que mi papá ya está empezando a escucharme. —No podía ocultarlo, realmente se sentía feliz por eso.

El pelinegro solo suspiró. — Bueno, parece que mis visitas a tu reino serán menores... ¿Puedo montar uno de tus caballos por última vez? —Pidió con brillo en los ojos y algo entusiasmado como un niño pequeño.

Yamaguchi solo asintió divertido y le pidió a Tsukishima que le alistar un caballo para Tobio, el cual asintió a lo que dijo el pecoso, pero al voltear a ver al pelinegro lo fulminó con la mirada.

Una vez que ellos dos se fueron, el sirviente pelinaranja de Kageyama se acercó tímidamente a Yamaguchi.

— ¿No te vas a casar con Kageyama, Yama... Príncipe Yamaguchi? —El nombrado volteó a verlo con algo de asombro. — ¡Digo! Casualmente escuché la conversación que estaba teniendo con el príncipe Kageyama. —Habló alto y negando con las manos algo nervioso.

— No te preocupes... No, no me voy a casar con Kageyama. —Dijo tranquilo, pues el otro parecía algo nervioso por haberle preguntado.

— ¡¿Por qué no?! —Preguntó muy ansioso y tomando del brazo al pecoso y cuando se dio cuenta rápidamente lo soltó y se disculpó. — ¡L-lo siento...!

Yamaguchi se sorprendió, no porque lo haya sujetado del brazo, sino por la reacción que tuvo el pelinaranja.
— ¿Pasa algo, Hinata? ¿Por qué te desagrada la noticia? —Preguntó preocupado viendo al menor. Ni siquiera el propio Kageyama le había preocupado o había reaccionado a la noticia. 

Hinata solo frunció los labios en una especie de puchero y suspiró.
— Porque si te casabas con Kageyama pasaría a ser tu sirviente y viviría en este reino... —Dijo algo apenado y con la vista gacha.

Yamaguchi se quedó callado al oír eso, pues recordó como Tooru trató a Hinata la vez que fue a su reino.
— ¿Kageyama te trata igual que Oikawa? —Preguntó curioso.

— Oh, no. —Negó al escuchar eso. — De hecho actúa como si no existiera... Creo que ni siquiera sabe como me llamo. —Dijo indiferente, pues tampoco le preocupaba la verdad. — Tooru igual suele ignorarme, pero cuando "hago algo mal" me empuja.

Ambos se quedaron callados, Yamaguchi no sabía que responder a eso y Hinata parecía muy decaído al enterarse que no se casaría con Kageyama.

Para tratar de animarlo un poco le dijo que podía montar un caballo, y parece que funcionó, pues Hinata esbozó una gran sonrisa y se fue corriendo a donde estaban los demás. Yamaguchi no podía creerlo, le había dicho a Kageyama la otra vez que hablara con Hinata pero parecía que lo ignoró.

Al ver que el pelinaranja ya estaba en el caballo y ver que el animal parecía llevarlo justo a donde estaba Kageyama, tuvo una idea. Le hizo una seña a Tsukishima para que se acercara, él cual algo confundido lo hizo.

— ¿Qué pasa? —Lo primero que pensó el rubio fue que tal vez quería algo.

Yamaguchi solo negó divertido y discretamente señaló a Kageyama y Hinata que estaban afuera, los cuales al principio mantenían su distancia como la primera vez, pero de un momento a otro se encontraban haciendo una carrera, el castaño escuchó a Tsukishima hacer una sonrisa burlona y él solo pudo sonreír, sabía que esos dos se llevarían bien.

— ¿No crees que Kageyama y Hinata se ven bien juntos? —Preguntó emocionado Yamaguchi.

— Bueno, ambos son molestos y ruidosos.


ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora