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Al día siguiente no pudo estar con Yamaguchi en todo el día, pues al parecer otra vez iban a visitarlos los del reino de Aoba Jōsai por lo que Tadashi estaba con su padre. Se sentía algo ansioso, ayer había besado a un chico y no cualquier chico, ¡Fue el príncipe! El chico que tampoco debió haber sacado del palacio.

— Tsukishima. —Sus pensamientos fueron interrumpidos y no sabía si agradecer por eso. Volteó y vio que se trataba de Daichi así que lo saludó. — No te vi ayer por tu dormitorio, ¿te tocó hacer guardia de noche? —Preguntó algo preocupado, pues al ser su superior se preocupaba por él.

— Algo así... Solo di unas vueltas... —Dijo tranquilo y sin expresión. Daichi era mayor que él por lo que generalmente solía estar al pendiente de los más jóvenes, había unos guardias que compartían habitación, por suerte él no, su habitación era pequeña pero prefería eso a compartirla. 

— Oh, está bien. Pero no deberías estar despierto hasta tarde, luego tendrás problemas para dormir. —Le palmeó el hombro amigablemente para luego irse. 

Después de un rato de estar dando vueltas por el palacio y en sus pensamientos, escuchó mucho ruido de la puerta principal, así que se acercó. Al parecer ya habían llegado las visitas, otra vez eran los del reino Aoba Jōsai, el príncipe Kageyama acompañado de su enano sirviente, pero la diferencia de las otras visitas era que ahora los acompañaba un chico castaño, que si bien recordaba Tsukishima, Tadashi estaba con él la primera vez que lo vio, era el otro príncipe de Aoba Jōsai. También se le hizo un poco raro que solo Tadashi estuviera recibiéndolos, pues generalmente lo hacía con su padre, aunque por tratarse de Kageyama el cual ya llevaba tiempo yendo, tal vez decidió que su hijo se encargara.


— ¡Tadashi! —Saludó alegremente Tooru al pecoso mientras corría a abrazarlo una vez terminado el saludo formal. 

El pecoso por su parte rió tímidamente ante el abrazo.
— Tooru, que sorpresa que hayas venido de imprevisto. —Comentó, pues sabía que Kageyama iba a estar viniendo según el acuerdo con su padre, pero no dijo nada de Tooru, aunque probablemente el mayor estaba aburrido y decidió colarse. 

— Las visitas son mejores cuando son sorpresas... Al menos eso creo yo. —Dijo divertido. — Pero en realidad vine a traerte una invitación. —Dijo separándose del abrazo. 

— ¿Invitación?

Tooru asintió. — Dentro de unas semanas será mi cumpleaños y tú mi querido principito obviamente debes estar ahí. —Dijo mientras apretaba y estiraba una de las mejillas del pecoso.

Yamaguchi cerró los ojos al sentir como el mayor jalaba su mejilla, una vez que se detuvo abrió los ojos y empezó a sobarse.
— Me halaga, pero...  Sabes que no creo que pueda estar ahí. —Dijo tímido, pues Tooru siempre lo invitaba a su cumpleaños cada año, pero nunca a podido ir a ninguno porque su padre se negaba a dejarlo ir. Aunque se sentía muy feliz que a pesar de eso Tooru lo siguiera invitando cada año.

Oikawa hizo un puchero, pues ya sabía a qué se refería el menor.
— Tienes que estar ahí, Tadashi. No hay mejor regalo que ver que vayas por primera vez a un cumpleaños mío. —Dijo con una sonrisa coqueta.

— Sí me gustaría ir, pero... —Frunció los labios y agachó la mirada algo apenado. 

— Shh, shh, no digas nada. —Calló al menor. — Yo me encargo, más bien... Nosotros nos encargaremos. —Dijo mientras jalaba a Tobio y lo abrazaba por el hombro. 

— ¿Nosotros? —Kageyama volteó a verlo con el ceño fruncido, pues no sabía de qué hablaba.

— Bueno, yo me encargaré. —Rodó los ojos. 

ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora