IX

6.2K 891 439
                                    

— ¿Qué...? ¡No puedo hacer eso! —Tardó un poco en procesar lo que escuchó, pero cuando lo hizo rápidamente se negó. No podía hacer eso, estarían en graves problemas. 

El plan de Yamaguchi era simple, salir con Tsukishima a ver los alrededores, como era de noche nadie notaría su ausencia.
— ¡Tsukki, por favor! —Hizo un puchero y agudizó la voz, como si fuera un niño pequeño. — No es como si fuera a escapar o algo, solo quiero dar una vuelta por los alrededores y luego regresaremos, por favor. —Pidió juntando sus manos, apretó los labios haciendo que se inflaran un poco y lo miró desde abajo alzando sus cejas como si fuera un cachorro.

Tsukishima cerró los ojos y frunció el ceño en un vago intento de no caer, pero cuando abrió los ojos nuevamente vio que el moreno seguía con esa cara.
— Tsk... ¿Pero qué pasa si alguien nos ve?, ¿o si se dan cuenta que no estás en tu habitación? Los guardias del turno nocturno pueden darse cuenta, además salir de noche puede ser peligroso. —Aunque quisiera ayudarlo, había muchos peros.

— Los guardias nocturnos solo dan vueltas por el palacio y la entrada principal, la última visita que tengo en mi habitación es a medianoche, después de esa no tengo otra hasta las 8 a.m. —Respondió rápido y serio, como si lo supiera de memoria. — La rutina es la misma desde que tengo 8 años. —Explicó. — No será peligroso, tú irás conmigo, si estoy contigo todo estará bien. —Sonrió con la mirada ligeramente sonrojada, pues era algo vergonzoso decirlo en voz alta, pero era lo que sentía. — Por favor, Tsukki... Solo quiero estar afuera sin mi padre. —Dijo triste y agachando un poco la mirada, pues el rubio era la única persona a la que podría pedirle algo como eso.

A Tsukishima no le gustó ver la cara decaída del pecoso, lo hacía sentirse mal. Frunció los labios y dejó escapar un suspiro, ¿salir? Para alguien como él salir no era la gran cosa, pero para Yamaguchi que siempre estaba en el palacio debía ser algo grande, miró nuevamente al moreno el cual parecía ya resignado; seguía pensando que no era buena idea, pero no le gustaba verlo así, se sentían como punzadas en su corazón. 

—Está bien... —En cuanto dijo eso la mirada de Yamaguchi nuevamente se encontró con la suya, el menor parecía sorprendido. — Te esperaré en el jardín a medianoche, daremos una vuelta y regresaremos, ¿de acuerdo? —Era raro el sentimiento, se sentía culpable porque sabía que lo que estaba haciendo no era correcto, pero al ver a Yamaguchi con esos ojos de esperanza, lo hacía olvidarse de todo.

Yamaguchi lo miró con sorpresa durante unos segundos y cuando reaccionó, esbozó una gran sonrisa. — ¡Sí! 



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Ya era medianoche, Tsukishima se encontraba en el jardín con una lámpara de propano con la iluminación en lo más mínimo para no llamar la atención de los demás guardias, su corazón latía a mil.
Escuchó unos pasos acercarse y cuando volteó vio que se trataba de Yamaguchi y suspiró aliviado, por un momento pensó que era otro guardia. El moreno seguía con su gran sonrisa, seguía con su misma ropa pues resultaría incómodo si salía con pijama. Tsukishima le hizo una seña para que lo siguiera, caminaron hasta donde estaban todas las cosas para el mantenimiento del jardín, el rubio jaló y apiló unos sacos de tierra. 

ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora