III

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— Príncipe Tadashi, el rey dice que saldrán al pueblo a mediodía, me pidió que le avisara para que esté listo. —Habló uno de los guardias reales cuando vio al príncipe caminar por el pasillo.

— Gracias. —Yamaguchi le sonrió y el guardia hizo una ligera reverencia para luego dar la media vuelta. — ¡Espera, Daichi! —El nombrado se detuvo al instante y miró al príncipe. — Puedes decirle a Sugawara que vaya a mi habitación.

Daichi solo sonrió.
— Claro, yo le digo. —De nuevo hizo esa ligera reverencia que parecía más bien una inclinación de cabeza y se marchó.

Yamaguchi empezó a caminar a su habitación, su padre parecía que estaba avanzando poco a poco con respecto a dejarlo salir, antes solo lo sacaba una vez al año y ahora que tenía 17 cada vez que iba al pueblo lo llevaba con él, aún no tiene permitido salir solo o con alguien que no fuera su padre, pero avanzó de salir solo una vez al año, a salir cada vez que el rey lo hacía, lo cual era bastante ya que su padre suele ser muy cercano a los habitantes.
No sabía el motivo de la visita, pero cual sea que fuese, le alegraba volver a salir.

Entró a su habitación y después de unos segundos apareció Sugawara con una sonrisa.
— Príncipe, Tadashi. —Saludó alegremente mientras cerraba la puerta.

— Ya les he dicho que no es necesario que me digan príncipe o majestad, con que me digan Tadashi o Yamaguchi está bien. —Quiso decir en tono de regaño, pero no pudo evitar sonreír al ver a Sugawara.

El cual también sonrió ante ese comentario.
— No puedo hablarte así, es grosero hablarle así a las figuras de autoridad.

Yamaguchi se sentía muy cómodo con los nuevos guardias y sirvientes que llegaron hace un año, en especial con los jóvenes, pues Yamaguchi no había convivido con nadie de su edad o cercano a su edad y a pesar de que los empleados no eran de su misma edad, solo eran unos cuantos años mayor que él, por lo que lo hacía sentir lo más cercano a unos amigos.

— Suga, ¿sabes a qué se debe la visita al pueblo? —Preguntó Yamaguchi mientras se sentaba en la cama y miraba como Sugawara empezaba a buscar en su armario ropa para la visita.

— Mmmh... No lo sé. —Se detuvo unos segundos y entrecerró los ojos, recordando algo. — Estamos en abril, por estas fechas yo solicité unirme a trabajar aquí, tal vez vayan a reclutar nuevos empleados. —Dijo volviendo a lo que hacía.

— ¿Necesitamos empleados? —Preguntó curioso, pues él no tenía idea de eso.

— No realmente, al menos empleados de servicio y cocina... Creo que los que más solicitan son guardias.

— ¿Guardias? ¿Por qué?

— Ser un guardia real no es sencillo. —Dijo por fin sacando un atuendo del armario y entregándoselo al moreno. — Daichi me dijo que muchos solicitan, pero cuando ven lo que realmente es el trabajo, lo abandonan.

— ¿Es muy difícil ser guardia? —Preguntó mientras tomaba la ropa y caminaba a un pequeño vestidor que había en su habitación.

— Difícil no creo... Es más bien cansado, ser guardia implica estar entregado completamente al palacio y la realeza, prácticamente están encerrados aquí y muchos no toleran eso... A diferencia de los sirvientes y cocineros, ellos no pueden salir a menos que el rey lo autorice.

Yamaguchi rió internamente, pues él había estado encerrado en este palacio desde que nació, pero decidió mejor no decir nada y terminó de ponerse la ropa. Una vez que salió Sugawara arregló unos detalles y finalmente salieron de la habitación.


Al llegar al pueblo vio que su padre no hacía el mismo discurso acerca de cómo estaba el pueblo, sino que solo se acercaba a comerciantes. Yamaguchi se quedó con dos guardias que recibían hojas de algunos habitantes, las vio de reojo y vio que eran solicitudes, Sugawara tenía razón.

— Asahi, ¿cómo es que se aceptan a los que trabajarán en el palacio? —Preguntó a uno de los guardias que estaba más cerca, ya que Daichi estaba ocupado dando información a los habitantes.

El nombrado volteó a verlo.
— Mmmh... Pues en el caso de los guardias, los que solicitan unirse tienen que ir al palacio para ver si tienen la fuerza y capacidad para ser uno. Los que pasan las pruebas físicas son llevados con el rey para una entrevista y finalmente tienen una semana de prueba, pasando todo eso ya eres un guardia real. —Dijo mientras sus ojos miraban hacia arriba a la izquierda, recordando como fue cuando él solicitó unirse. — Eso es cuando quieres ser guardia, para otros puestos no lo sé. —Dijo algo apenado y sonriendo un poco.

— ¿Es difícil para ti ser guardia? —Recordó lo que dijo Sugawara acerca de los guardias y se sentía un poco mal al respecto.

— Para nada. —Asahi respondió con una sonrisa. — Para algunos sí, pero para mí esta bien, la paga es realmente buena y con eso ayudo a mi familia.

Yamaguchi apretó los labios haciendo que se hiciera un pequeño puchero, ¿era difícil o fácil ser guardia? A este punto ya no lo sabía.



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Tsukishima se encontraba en el palacio a primera hora del día, después de haber entregado la solicitud a uno de los guardias, este le dijo que debían ir al palacio para iniciar con lo que serían las pruebas.
Realmente no miraba ser guardia la gran cosa, pero su hermano insistió desde aquella vez, además tenía entendido que los guardias vivían en el castillo y él realmente ya no quería vivir en casa con su molesto hermano.

Logró pasar las pruebas físicas y ahora el momento de la entrevista con el rey, a decir verdad no estaba nervioso como la mayoría de los que se encontraban alrededor, cuando llegó su turno, el mismo guardia que recibió su solicitud lo encaminó con el rey. Una vez dentro de la habitación hizo una reverencia y el rey le hizo una seña para que se sentara en una silla que estaba frente al escritorio.

— Tsukishima Kei, eres el primer Tsukishima que quiere ser guardia real. —Dijo el rey sin despegar la vista de los papeles que tenía en la mano. — ¿A qué se debe que quieras ser guardia? —Ahora sí levantó la vista para encontrarse con los ojos del otro.

— Simplemente quiero ser guardia. —Respondió simple.

— Bueno, Daichi dijo que pasaste las pruebas y aparte tienes buen porte para ser guardia. —Volvió su vista a los papeles. —Tsukishima, ser guardia real no es una tarea fácil, implica sacrificar tu libertad para proteger el palacio y los que viven en él. ¿Estás seguro de esto? Eres demasiado joven, apenas tienes 17.

— Sí, estoy completamente seguro.

El rey solo suspiró.
— Cada vez vienen más jóvenes... —Dijo en voz baja para sí mismo, pero Tsukishima alcanzó a escucharlo. — Bien, no diré más... Estarás a prueba una semana siendo un guardia, después de la semana dependiendo de tu desempeño podrás ser guardia real y harás un juramento de lealtad.


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