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El pequeño príncipe ya tenía 6 años y se encontraba en el jardín, le encantaba estar ahí rodeado de flores, se sentía tan feliz cuando corría por todo el jardín. Pero se dio cuenta de que ya no miraba el palacio, había corrido tanto que no se percató que se había alejado demasiado, el palacio no contaba con muros o algún límite por lo que él corrió pensando que seguía en el jardín, pero no fue así.
Tadashi se encogió de hombros mientras juntaba sus manos y sus ojos empezaban a ponerse llorosos, estaba perdido y solo y eso le daba mucho miedo.

Escuchó un ruido por unos arbustos y eso lo hizo sobresaltarse, a pesar de tener miedo se acercó lentamente, pues si era una persona tal vez podía ayudarlo a regresar a casa. Se acercó lentamente y cuando logró divisar la espalda de un chico rubio que se encontraba viendo unos girasoles, vio que se trataba de un niño.
Aun así se acercó algo nervioso, pues no estaba seguro si aquel chico podría ayudarle; el miedo le ganó y empezó a retroceder. Pero aquel niño rubio cuando escuchó ruido volteó, encontrándose con un niño tembloroso y a punto de llorar.

— ¿Estás bien...? —Fue lo primero que pudo decir el rubio, mientras se acercaba lentamente al otro niño y lo miraba detenidamente pensando que probablemente estaba herido, pero el niño no parecía herido en ningún lado.

Yamaguchi asintió algo nervioso, aquel niño rubio y con lentes no parecía peligroso o alguien que le haría daño.
— E-estoy perdido... —Dijo en voz baja y algo temblorosa y con la mirada clavada en el piso.

A pesar de que lo dijo en voz baja, el rubio lo escuchó claramente.
— ¿Estás perdido? —Repitió por inercia, pues no sabía qué hacer cuando un niño se perdía, pues después de todo él también era un niño. Pero al ver que el castaño parecía estar temblando de miedo, no podía dejarlo solo. — Te ayudaré a regresar. —Dijo sin pensarlo, pues al ver la cara del niño no podía dejarlo solo y al ver que los ojos del menor brillaron cuando dijo eso, lo hizo sentir realmente bien.

— ¿D-de verdad? —Yamaguchi levantó la vista con asombro y al ver que el rubio asintió, sonrió ampliamente. — ¡Gracias!

— Por cierto, ¿cómo te llamas? —Preguntó el niño de lentes, mientras empezaba a caminar y con una mano le hacía una ademán al otro niño para que caminara con él. — Yo soy Tsukishima Kei. —Dijo su nombre primero para hacerlo entrar en confianza.

— Yamaguchi Tadashi... —Dijo algo bajo, ya no nervioso pero aún algo bajo.

Tsukishima se quedó pensativo unos momentos, sentía que había escuchado ese nombre antes, pero no lograba recordar dónde.
— ¿Cuántos años tienes? —Decidió ignorar el tema del nombre, tal vez estaba confundido.

— Tengo 6. —Yamaguchi de alguna manera se estaba empezando a sentir más tranquilo con Tsukishima, ambos estaban caminando y a lo lejos parecía que estaba un pueblo, probablemente iban para allá. — ¿Tú cuántos tienes?

— Igual 6. —Respondió simple, pensó que Yamaguchi era menor, pues era muy bajito.

— ¡¿Tienes 6?! —El castaño volteó a verlo con los ojos abiertos expresando asombro, pues creía que aquel niño era mayor que él, se miraba serio y algo maduro. Al ver que el rubio volteó a verlo con las cejas alzadas en señal de confusión, al verlo desde abajo se intimidó. — E-es que... Eres muy alto y genial... Y creí que eras mayor... —Dijo bajando su vista hasta sus manos mientras jugaba con ellas nervioso, esperaba no haber molestado a Tsukishima con lo que dijo.

El rubio en cambio se sonrojó un poco y desvió levemente la mirada al frente, pues era la primera vez que alguien lo llamaba genial y se sentía realmente bien.
— N-no es la gran cosa... —Dijo tratando de sonar desinteresado. — Ya casi llegamos al pueblo, así que ya no tienes que estar asustado. —Dijo tratando de cambiar de tema y al ver que el otro sonrió, parecía que había hecho lo correcto.

ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora