4| Timidez

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Draco

Entramos en el ascensor tomados de la mano. No era la primera vez que iba a la cama con una mujer, pero sí que es la primera vez que lo hago en mi condición de invidente, así que me sentí inundado por la sensación de la timidez. Dicen que los hombres somos visuales, entonces me pregunto yo ¿Cómo voy a actuar si no puedo verla? Fui arrastrado por ella al exterior del ascensor. La escucho introducir la tarjeta en la cerradura y abrir la puerta.

Sin soltar mi mano me condujo hasta la cama, donde puse sentir un antifaz. Lo tomé y lo extendí delante de mí, mi intención era clara "Quiero estar en igualdad de condiciones" ella lo comprendió, escuché la fricción de su cabello con aquella prenda.

Se sienta junto a mí, me toma de la mano — Antes de empezar debo ser sincera...

— Yo igual, no cargo condones — Comento un tanto avergonzado. ¡Que demonios acabo de decir? — Desde que perdí mi visión he vivido en la castidad.

— Desde hace cinco años que no experimento el contacto íntimo, estamos en igualdad de condiciones. — Ella suena tímida —asimismo yo tampoco ando con preservativos. Pero puedo comprarlos en la recepción.

No me da tiempo a decirle algo más ya que ella se va muy apresurada. Saco mi celular  del bolsillo de mi abrigo, me siento nervioso y necesito relajarme para no durar lo mismo como un mocoso adolescente.

— Okay Google — Mi celular vibra en mi mano — Reproduce la canción La Stravaganza.

Me responde de inmediato "Perfecto, a ver si puedo reproducir La Stravaganza en Spotify." De inmediato la melodía del violín consigue sumergirme en ella, cierro los ojos y me recuesto en la cama para pensar claramente, debería volver a tocar mi violín, si Beethoven compuso sus mejores sinfonías sin poder escuchar, yo he de poder tocar el violín sin ver. ¡Ah! ¡Hermione me ha hecho desear volver a tocar! Aunque probablemente tardaré en acostumbrarme otra vez en el movimiento de mis dedos, no me aterra los dedos de un violinista son únicos y lo mismo con los callos que suelen formarse en la yema de los dedos.

Me gustaría ver el rostro de Hermione, su voz me resulta preciosa y juvenil, de una manera que me hace saber cuándo se siente triste y el solo imaginarla no me basta, quiero observar cada uno de sus gestos, memorizar sus sonrisas, su expresión de confusión, sus sonrojos, me muero por saber que tonalidad son sus ojos si son avellanas o color sol. ¿Cómo es que pude quedar embelesado sin conocerla del todo? ¿Cómo es que puedo saber lo que quiere con solo oírla? ¿Es amor? ¿Es atracción? ¿Es empatía? ¿Es normal? Me causa curiosidad el motivo por el que trató de finalizar con su vida, deseo que me lo diga, pero no quiero presionarla. ¡Ah! Cuando escucho el violín mis pensamientos van más rápido de lo que desearía.

Escucho la puerta sonar lo que me indica que ella ha regresado.

— He pedido que nos traigan la cena dentro de cuarenta minutos. — Escucho que sus pasos se acercan — ¡Me encanta! Escucharla logra que recuerde cuando era una adolescente alocada y feliz, mi primo solía llevarme a conciertos, pasamos horas en los teatros.

— Yo estudiaba música en la universidad las Seis Artes — confieso — Pero no he tocado mi violín desde...— Señalé mis ojos.

— Yo me inscribí a clases de piano cuando me dijeron que es el mejor acompañante para el violín. — Ella toca mi rostro y simula que se trata de unas teclas — Su toque es suave y dulce.

Un beso suave es lo siguiente, nuestros labios danzan a su propio ritmo, uno lento que poco a poco comienza a acelerarse como lo hace el violín de la melodía. Hermione sabe que el piano siempre acompañará al violín, ¿Será el destino? es así estoy dispuesto a entregarme a ella y seguir su voluntad.

Mi piel se eriza antes sus toques, sus manos parecen ser mágicas cuando se deslizan por mis mejillas hasta mi abrigo.

— No me gusta pensar en el futuro, me gusta vivir en el presente y sé que quiero entregarme a ti. — Se sienta sobre mí. La sostengo por las caderas, a tientas la he encontrado y sé que disfruta del contacto por sus suspiros.

Una vez que mi abrigo se ha ido siento sus manos acariciándome sobre la tela de mi camisa y buscando cada uno de los botones. Así que alzo mis manos para acariciar su busto, no hay poco y tampoco mucho lo que para mí las hace perfectas.

En cuestión de minutos las prendas ya no están en nuestros cuerpos, han de estar en el piso al igual que mi teléfono que sigue sonando la melodía, pero la escucho a lo lejos.

— Usar el antifaz ha conseguido que mis palmas sean más sensibles — Al estar ambos recostados ella me besa, el placer es magnánimo gracias las sensaciones que estoy sintiendo. Al diablo mi visión, esto se siente estupendo.

Mientras estamos en el beso toco sus senos frotando con mis palmas sus cimas que se volvieron compactas bajo mi contacto, lo que la hace gemir y absorbo el sonido con nuestro beso. Mis labios van su mejilla, quiero escuchar su respiración que resulta ser más más acelerada; ella huele a rosas y chocolate.

Con una mano toco su cadera, ascendiendo a su cintura, me apodero de su seno haciendo que gima extasiada, tomo posesión de un pezón sorbiendo y lamiendo para luego hacerle el mismo tratamiento al otro, Hermione me toma por el cabello para atraerme a su boca.

Es entonces que siento su mano bajar hasta mi masculinidad, su toque es suave y firme lo que me hace soltar leves gemidos de placer, entonces yo conduzco mi mano libre a su femineidad para acariciar suavemente sus pliegues vaginales que ya se encuentran más lubricados. Nos complacemos mutuamente entre besos y suspiros agitados.

Me acomodo sobre ella susurrando su nombre con voz temblorosa, ella se aferra a mí transmitiéndome su necesidad y su deseo, sé que ruega sin palabras que la haga mía. Deslizo mi mano por su cadera hasta sus rodillas levantándolas con suavidad y pasándolas por sobre mis hombros, para que de esta manera pueda sentirme por completo, Coloco mis manos a los costados de su rostro. No siento la necesidad de mirarla porque sé que nuestros sentidos se han convertido en uno, nuestros sentidos, nuestras pieles, nuestras palmas, nuestros olfatos y nuestras lenguas suplen todo.

Escucho como Hermione contiene la respiración en cuanto me deslizo con cierta facilidad en su interior, sus paredes vaginales son estrechas, cálidas y lo suficientemente placenteras para conseguir que deje mi esencia en ella. Es entonces cuando recuerdo que olvidamos usar el preservativo y al parecer ella lo ha recordado porque dice: — Estoy limpia.

— Yo igual. — No tengo ninguna ITS. Bien, en la adolescencia siempre fui responsable y en mi juventud nunca estuve en citas, incluso cuando tuve el accidente mis exámenes salieron libres de todo.

— Solo hazlo — Escucho su voz pasional. — ¡Me encantas!

Se que se refiere a mi pene, empujo con más fuerza hasta penetrar en la cavidad que me vuelve loco por las sensaciones asombrosas que siento. disfruto del movimiento oscilante que me esmero en repetir una y otra vez. Escucho la fricción de nuestras pieles, mi cuerpo contra el suyo, nuestros gemidos que se funden en un delirio de pasión, yo entro una y otra vez en ella cada vez más rápido abriéndola más con cada aproximación lo que es glorioso, el súbito florecer de las sensaciones hace que cada músculo de mi cuerpo se tense, sus paredes vaginales se contraen de no manera que nunca antes había sentido. Me llama una y otra vez por mi nombre diciendo lo perfecto que soy y segundos después la he dejado delirante. No puedo reprimir mis gemidos mientras dejo mi esencia en su interior, he alcanzado el éxtasis y sus piernas se alejan de mis hombros para permitirme caer agotado sobre ella que aún tiembla de placer.

Sin saber cuánto tiempo ha transcurrido levanto la cabeza, en este momento desearía verla, Hermione no hace ningún intento de alejarse de mí, sus manos se deslizan por mi espalda húmeda debido a la transpiración.

— Nunca antes había ido a las estrellas tan rápido. — Su voz es rasposa, al parecer está agotada. — Deberíamos quedarnos por siempre en esta habitación.

— Soy tímido.

La escucho reír. — Siento tu timidez aun dura en mi interior. 

Euforia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora