11| Fortaleza

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Hermione

Vivo cada día de mi vida como su fuera el último, así que cuando hay una fiesta suelo excederme un poquito, desde el cumpleaños de Harry, no he bebido. Es mejor que Draco no haya venido, suelo llorar cuando bebo de más. Estoy en el estacionamiento en compañía de Theodore, evaluamos dejar mi coche o manejar.

— Estoy más sobria que tú. — Digo.

Me muestra su palma — ¿Cuántos dedos ves?

— ¿Tienes un tatuaje en la palma? — Preguntó al ver lo que parece ser el ojo de Horus.

Empieza a reír frota mi cabeza como si fuera un cachorro — Claro que no, eso es de mala suerte. Estaba jugando con un marcador mientras tú bebías el agua de los floreros.

— ¿Agua de los floreros? No estoy tan borracha, mañana tengo cirugía de esterilización... — Entonces me doy cuenta de que ni una aspirina me calmará mi dolor de cabeza. — Creo que llamaré a Pansy para pedirle que lo haga por mí, sube y en el camino la llamo.

— No subiré a tu camioneta, aprecio mi vida lo suficiente. — Mira el reloj de que está en su muñeca derecha — Ya casi es las tres de la mañana — Saca tu abrigo y caminaremos hasta tu casa. No tardaremos más de quince minutos.

— ¿Caminar? — Mi cuerpo tiembla ante la palabra, detesto caminar, aunque no estaré sola por lo que obedezco, saco mi abrigo y bolso.

— Has estado imparable en la fiesta. — Theo inicia la conversación una vez que estamos fuera del estacionamiento. — Cuando te conocí eras un ratón de biblioteca.

Recuerdo mi pasado, a mis 18 años era muy tímida y correcta. Entonces conocí a Ronald, en ese entonces él iba por los 23 años años, un estudiante de medicina humana muy sobresaliente y guapo. Su pinta de chico malo me gustó, además de que sacaba tiempo para verme luego de su internado.

— Me enamoré de Ron — Sonrío mientras el frío de la ciudad congela mis piernas. — Me mostró muchas cosas y su familia me amó en cuanto supo que era estudiante de medicina veterinaria. Ginny, me enseñó mucho, ella era muy alegre y murió luego de dar a luz a su hija... — Las lágrimas empiezan a caer, la muerte de quien fue como mi hermana mayor sigue doliendo.

— No llores, te ves fea. — Theo se enoja un poco, camina junto a mí.

— Así no es. Tienes que decir que me veo más bonita cuando sonrió. — Inflo mis mejillas como una niña de primaria.

— De mi boca no saldrán mentiras.

Ambos reímos. — Su muerte marcó a su familia y por ello...

— No deberías beber, estás recordando mucho el pasado. — Pone su mano derecha sobre mi hombro izquierdo.

Sé que pide que me calme, pero el licor en mi cuerpo ha soltado mis riendas. Fue una semana difícil, fue una época dolorosa y me marcó.

— No tienes que ir a la boda de tu antiguo cuñado, no tienes nada que demostrarle al padre de tu difunta hija. No le debes nada a nadie, Hermione. Sigue viviendo, la agonía ya se acabó — Su mano sube a mi cabeza — Solo piensa en ti.

— Mi primera muerte ocurrió hace cinco años y ahora he madurado mucho a diferencia de la inocente mujer que fui. — Cierro los ojos y pienso en mi intento de suicidio en el puente Westminster — Comprendí que yo no tuve la culpa... Aun así, no puedo caminar sola por las calles, me aterra que me vuelvan a atropellar, no fue mi culpa... Lo sé.

— Tampoco fue la de Ronald, me has dicho que lo hizo a causa del médico que lo aconsejó y por lo que vivió con su hermana. — Theodore no retira su mano de mi cabeza, parece tratar de darme su energía.

Euforia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora