8| Divergencia

169 31 9
                                    

Draco

— Me alegro por ti, primo. — Luna sostiene mis manos, luego de escuchar mi relato sobre mi romance de invierno en Seúl. — ¿cuál es su nombre?

— No lo recuerdo, lo he olvidado. Como dije, ya ha terminado. — Evito darle detalles, sé que conoce a Hermione y estoy seguro de que se opondría a una relación con quien ella considera débil. — Así que no le des importancia.

La escucho resoplar — ¿Cómo no hacerlo? Si se casa contigo tendrá acceso a nuestra familia y a esta casa. Quiero asegurarme de que no sea una cazafortunas. Si el abuelo Abraxas estuviera vivo le daría un ataque...

Se preocupa por mi bienestar y que yo pueda ser engañado. — Tengo la suficiente edad para saber cuando alguien me quiere como su juguete.

— Lo sé. — Me acaricia la cabeza como si fuera un niño pequeño — Prométeme que cuando te enamores, primero me la presentarás. Te aseguro que me portaré bien. — Me suelta de las manos y usa un tono ofendido —: ¿No me estarás mintiendo y la tal Regina es tu novia?

Su actitud me sorprende. — Su nombre es Rijin, ella es la sobrina de mi nana. Solo quiero regresar el favor de mi crianza.

— Era eso — Parece desconfiar — No me gustaría que la junta médica crea que he metido a tu novia al hospital, es más, que nadie se entere que vive contigo en esta casa.

Siempre le ha importado más las apariencias, siento ganas de decirle que tengo amigos dentro de la junta directiva en el hospital y que si le pedí el favor a ella fue para que no se sintiera relegada. Si bien, vivo en la casona que mi abuelo me dejó en su testamento, no quiere decir que Luna tenga el derecho a decirme a quien debo o no meter a esta casa.

— Bien, no diré nada sobre la casa. — Parece haber entendido mi silencio — Supongo que es causa de mi envidia. — Su voz deja la hostilidad para convertirse en resentimiento — El abuelo Abraxas pasó sus últimos meses de vida sosteniendo tu mano, esperando que abrieras tus ojos. Cuando sintió que no le quedaba más fuerzas para esperarte, te dejó esta casona familiar...

— Que debió pertenecerle a Pandora Malfoy por ser la primogénita — Finalizo por ella — Se lo dejó a su único nieto varón y eso te enoja ¿cierto?

—Crecí en esta casa luego de que mi padre falleció, el abuelo fue como mi padre, tal vez me la hubiera heredado si tú nunca hubieras tenido ese accidente. Mis recuerdos más preciados están aquí — Esta vez siento sus manos suaves y tibias sobre mis mejillas, me acaricia con sus pulgares — Solo no quiero que nadie mancille esta casa, si te casas estará bien, pero asegúrate de usar un contrato prenupcial que no le de acceso al dinero y casa Malfoy.

— Aceptaré la oferta de Daphne y me operaré de los ojos, entonces te regresaré esta casa.

— ¿Regresarme la casa? Esto es tuyo. — Suelta mis mejillas para volver a tomar mis manos que reposan sobre la mesa. — Lo que Daphne propone es riesgoso, tienes que pensarlo muy bien.

No puedo evitar reír un poco por lo irónico que resulta la situación. — Ya está todo lúgubre para mí. ¿Qué tan peor puedo quedar? Si se me caen los ojos, me pondré unos de vidrio.

— ¿Y si vuelves a ver, qué harás?

— Seguiré mi corazón, visitaré la tumba del abuelo e iré a terminar la universidad y tocaré el violín hasta el final de mis días. — Respondo con simpleza, supongo que haría lo que me pegara en gana — Así Narcissa me obligue a ir al hospital, no lo haré.

Una vez que se va de mi hogar Rijin baja de las escaleras. Escucho el sonido de sus tacones golpear cada uno de sus escalones.

— Buen día, oppa. Pensé que nunca se iría — La escucho correr de un lado a otro. — La directora parece odiar a todo el que no cumple sus expectativas. Trata a su interno como si fuera basura.

— Luna da el trato que recibió cuando fue médico internista, te aseguro que no regaña por nada. — A mi mente llega los recuerdos de años atrás, tía Pandora, solía regañarla por cada mínimo error, un movimiento mal dado y los pacientes no volverán a ser los mismos. — Yo sería igual de estricto, mi especialidad podría dejar idiotas a mis pacientes si no se es cuidadoso y se tiene un excelente pulso.

Escucho los cereales caer en el plato y la leche ser vertida encima. — Oppa, ¿no extrañas el hospital?

— Extraño la música, solía ser feliz cuando tocaba mi violín. —Willow ladra, ha entendido lo que he dicho. — Ya, pero tú me estás trayendo enojos últimamente. He tenido que pagar hasta la maceta que le rompiste a Hermione.

Rijin rie — ¿Oppa, creíste que ella te iba a perdonar porque salieron un par de semanas?

— No, esperaba una rebaja. — Me lamento recordando que pagué más de tres mil libras esterlinas — O que aceptara pasar año nuevo conmigo.

— Dijiste que regresó para pasarlo con su abuela, ella tiene sus prioridades claras. — Escucho que se sienta junto a mí. — Yo creo que no iba a dar su brazo a torcer, además creyó que soy tu novia, oppa, debió estar un tanto celosa.

¿Celosa? Eso no fue claro, Hermione fue convincente al usar un tono de voz neutro. Creí que estaba enfadada por el revoltijo que ocasionó Willow, mas ya estaría ante ella en el próximo chequeo de mi can para notar alguna diferencia en su voz. Gracias Blaise por irte de vacaciones, sin ti no hubiera cruzado la avenida en busca de otra veterinaria. 

Euforia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora