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011

Hoseok había llegado al local veinte minutos antes para asegurarse que disponían de su menú favorito y para tomar mesa evitando inconvenientes, ya que los fines de semana la cafetería que había propuesto se llenaba por completo gracias a su popularidad.

Jugó con el servilletero hasta que escuchó una vez más el chirrido de la puerta. Levanto la vista y se encontró con la pequeña figura de Young Ji. Lo primero que notó fue el color rojizo en sus mejillas, lo segundo, fue su estilo. Ambos inconscientemente habían recreado un outfit similar. El chico vestía un par de joggers grises, una camiseta blanca, algunos colgantes de plata y una gorra negra que había comprado hacia poco tiempo. Hoseok instantáneamente le mostró una de las sonrisa más grandes y sinceras que había dado en meses.

—Lamento haber llegado tarde — se disculpó Young Ji apenada.

El autobús había tomado una ruta alterna debido a unas obras de vialidad y como consecuencia, se había demorado en ubicar el camino correcto hacia la cafetería.

—No te preocupes— negó levantándose y restándole importancia. Cogió la silla frente a él indicándole que tomara asiento.

Young Ji asintió sentándose en la silla y viendo directamente al nudo que estaba haciendo con sus dedos. Decir que estaba nerviosa era poco, pues sentía que cada músculo de su cuerpo temblaba. Cuando la propuesta de estudiar juntos surgió, no lo había pensado demasiado, pues no había caído en cuenta de que se encontrarían completamente solos y que sería un tiempo más privado para conocerse. Young Ji creyó que podría mantener la calma, pero el solo verlo frente a ella sin vestir el uniforme escolar y a solo algunos pocos centímetros la estaba haciendo dudar de conseguirlo.

—Tu bolso es bastante interesante.

—¿Cómo?

—Tu bolsa es trasparente...jamás había visto algo así. Está increíble.

Young Ji bajo la mirada y sonrió. Sintió que su cuerpo estaba tonándose de un desconocido y cálido sentimiento que no había sentido antes.

—Gracias...en realidad creía que todo mundo lo odiaría. Mi hermana no deja de decirme que es espantoso —apretó el bolso entre su pecho y suspiró.

—No veo por qué dice eso. Creo que es genial, a mí me gusta.

Formó una sonrisa que se extendía por cada lado de las mejillas e hizo notar los pequeños y lindos hoyuelos que poseía. Young Ji abrió los ojos de par en par y soltó una risita nerviosa que había estado reprimiendo. Hoseok era simplemente un ángel.

—¿Con cuál asignatura quieres que comencemos?

La pelinegra cambió repentinamente el tema con un pensamiento en mente. "Quizá después pueda regalarle un bolso como el mío"

—Preferiría que sea cálculo. Es en la que tengo peores notas.

—Bien, no soy ninguna experta, pero creo que podré ser de ayuda.

Hoseok miró con detenimiento los movimientos y la sonrisa de ánimo que le estaba ofreciendo la chica frente a él. Sintió su corazón latir con fuerza. Fue una sensación tan nueva que fue totalmente consciente del calor que recorría cada fibra de su cuerpo y se almacenaba en sus mejillas tornándolas de un color carmesí.

—¿Estás bien? — preguntó con preocupación Young Ji al notar que el chico se había quedado callado y la sonrisa que mantenía casi todo el tiempo se había borrado.

Hoseok no había formulado ninguna palabra y sostenía la miraba en su libro de texto. Al ser llamado pestañeó despabilándose y liberó el aire que inconscientemente había estado reteniendo.