014

401 59 16
                                    

—¡No, por favor! Para, ya no quiero escuchar más —gritó Young Ji tapando sus oídos con las palmas de sus manos.

Habían regresado a su casa antes de que sus padres se percataran de su ausencia, pero la mayor no sabía cómo había llegado sana y salva a su habitación. Lo último que recordaba era haber subido las escaleras de caracol justo después de haber dejado de intentar bailar, pero de ahí en adelante todo era borroso.

—¿Me estás diciendo que Hoseok tuvo que cargarme hasta aquí?

—Exacto

—¿Y Namjoon también entro en mi habitación?

La menor asintió reprimiendo su necesidad de sonreír por el simple hecho de escuchar el nombre del castaño. Se habían conocido pocas horas atrás, pero Ha Yi había sentido una conexión bastante peculiar con él. Se habían complementado casi a la perfección en la pista de baile y después en las conversaciones que tuvieron.

—¡¿Entonces ambos vieron los retratos que tengo?! — gritó eufórica Young Ji.

Miró cada rincón de su habitación y se sintió apenada. No había querido que nadie que no le causara la suficiente confianza entrara a su habitación pues no quería que la juzgaran al ver que la tenia decorada de una manera poco común. Algunos cuadros al oleo estaban colgados por sus paredes y el color negruzco de la pintura de los muros le daba un aspecto un tanto sombrío que haría sorprender de una manera no tan buena —y según ella— esa habitación haría que pensaran que se trataba de alguien aburrida y extraña.

—Era muy tarde y no podía cargar con tu peso...ellos se ofrecieron y no pude negarme.

Young Ji no pudo culparla. Ha Yi era fuerte, pero no tanto como para cargar con su peso muerto hasta su casa.

—¿Y qué más sucedió?...no recuerdo nada...ay no, perdón por arruinar tu cumpleaños Ha Yinnie, yo...sabes que no había consumido alcohol antes.

La pelinegra soltó una risa burlesca al ver a su hermana con el ceño fruncido y el cabello revuelto en un moño alto. Cualquier otra persona la habría hecho molestar con el numerito que había montado Young Ji, quien había dormido en un sillón de un club y que de camino a casa no dejaba de balbucear disculpas, cumplidos, y los diversos intentos por colgarse del cuello de Hoseok y prometer no soltarse de él nunca.

Aquella escena no la recordaba ni de cerca la mayor y Ha Yi considero que lo más sano sería guardar silencio pues era obvio que esa información afectaría emocionalmente a su hermana y lo que menos deseaba era que se alejara avergonzada del pelinegro. Hoseok en todo aquel recorrido se sinceró con la hermana menor para después finalmente irse a casa acompañado de Namjoon.

(...)

—¿Qué sucedió? —preguntó con una mirada feroz que podría hacer temblar a cualquiera.

Hoseok se revolvió en su asiento y colocó en un mejor ángulo la cabeza de Young Ji que reposaba completamente dormida en su hombro izquierdo. Se sentía culpable y confundido. No podía creer que había revelado desde lo más profundo de su mente aquel sentimiento puro y genuino que se había estado formando de a poco al conocer a la castaña. Le gustaba y no podía negar que la respuesta de Young Ji hacia sus sentimientos había dado un rayo de luz a sus ideas.

—Se quedó dormida. —respondió con la voz elevada a causa de la música.

Ha Yi se acercó a su hermana y reviso que todo estuviera en orden. No quería desconfiar de Hoseok, pero era casi imposible no hacerlo cuando este tenía las mejillas ruborizadas y la expresión latente. Se notaba nervioso, agitado y esos dos factores juntos le hicieron desconfiar.

Hope World + jhs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora