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—¿Por qué ya no has actualizado la página de dibujos que creaste?

Cuestionó con sumo interés el pelinegro. Young Ji bajo el carboncillo con el que delineaba los finos trazos que estaba haciendo para dar mayor profundidad al retrato. Hoseok tenía una mandíbula bastante sobresaliente y estaba tomándose su tiempo para que quedara lo más parecida a la realidad.

—Mmm... ¿n-no es raro que solo te haya dibujado a ti?

Habló con timidez. No quería escuchar la respuesta, pero aún así sentía la necesidad por saber. Era como si su inconsciente le pidiera a gritos una explicación.

—Para nada, me sentí encantado cuando Jimin me mostró la cuenta. Solo estoy halagado. —sonrió —Sería bueno que compartieras tu talento con los otros.

La castaña se sintió conmovida, las fibras de su cuerpo se electrificaron y decidió ocultar su vista en la laminilla de dibujo.

—Tú también deberías compartir lo que haces con los demás. Tienes un don Hoseok, no todos tienen esa habilidad en el baile.

El chico sonrió dejando ver el par de hoyuelos que adornaban sus mejillas. Young Ji admiró cada detalle de su rostro y parpadeo abrumada con su figura. Aún le resultaba difícil darse cuenta de que estaba presenciando a Jung Hoseok a escasos pasos de distancia.

—Hablar contigo siempre me pone los pies en la luna y al mismo tiempo me permite saber qué puedo ser capaz de lograrlo. De verdad gracias, Young Ji.

Young Ji negó con una sonrisa y continúo dibujando cada línea que resaltara en el rostro del pelinegro. Solo necesitaba el esquema inicial y lo terminaría en casa. No quería sobre exigir a Hoseok quien había estado ensayando alrededor de cinco horas sin descanso. Él fingía estar bien, pero ella había notado que cada tanto el chico cerraba los ojos con cansancio y masajeaba sus pantorrillas.

—¿Puedes inclinarte un poco más a la izquierda? Quiero que tu nariz salga lo más parecida posible, aunque es bastante complicado porque está bastante perfilada.

Hoseok giró su rostro a la dirección que le fue indicada y por el rabillo del ojo notó el color rosado de las mejillas de la chica. No quería que ella notara también lo nervioso que él se encontraba, ya que eso conseguiría asustar a Young Ji.

—¿A quiénes has dibujado?

—A mis padres, Ha Yi, Jimin, tú y Jiwoo...aunque me encantaría especializarme en el realismo de retratos y para ello tendré que dibujar más personas.

—Quizá a unos amigos míos les interesaría que los dibujaras. No me han dejado de comentar lo increíble que les han parecido los retratos que haces.

Young Ji sintió que estaba teniendo una charla con un viejo amigo, como si todas aquellas preocupaciones que tenían se hubieran borrado con una sola frase. Conocer a Hoseok había sido aquel rayo de luz que siempre había querido encontrar.

—¡Estaría encantada! Aunque no sé si les emocione la idea de quedarse estáticos por al menos dos horas.

—Vale completamente la pena. Puedo asegurarlo.

Young Ji suspiró con alivio. Temía que Hoseok estuviera enfadado, pero parecía que aún mantenía una buena actitud y eso la tranquilizó. 

—Sabes...m-me encantaría dibujar las manos de Taehyung, son ridículamente refinadas. — confesó con sinceridad. Hablar con Hoseok se estaba convirtiendo en una tarea sencilla y era sumamente agradable hacerlo.

El chico río a carcajadas y se vio sorprendido ante el puchero que formó la chica por haber cambiado de posición.

—Lo siento —volvió a colocarse en la silueta que le había sido indicada y habló—Sus manos son bonitas, no puedo negarlo. Le diré y sé que aceptará.

—También quisiera retratar a Namjoon, sé que ha Ha Yi le encantaría.

—¿A Ha Yi? — preguntó curioso.

—Aunque no lo admita...Namjoon la dejó deslumbrada, no solo porque es un chico lindo sino porque la entendió a los pocos minutos de conocerla. —miró por el rabillo de ojo a Hoseok quien se mantenía de perfil tal cual le había indicado y sonrió— Es solo que ella aún cree que puede funcionar con Jimin.

—¿A ti te molesta pensar en Ha Yi y Jimin?

—Me molesta que él pretenda que no conoce los sentimientos de mi hermana. Eso solo me dice que no es el indicado para ella.

Young Ji mantenía la mirada fija en el boceto y corregía los trazos que veía inconclusos. Así que no notó cuando Hoseok volteó a verla temeroso. Él no deseaba que Young Ji lo malinterpretara así que había decidido dejar en claro lo que sentía por ella. Tenía que indicarle los sentimientos que ella había surgido en él para evitar decepcionarla.

—Young Ji hay algo que debo decirte.

La urgencia en la voz de Hoseok alarmó a la castaña quien levantó su vista a su silueta.

—¿Qué sucede? ¿Estás cansado?

Hoseok negó.

—Quería decírtelo en la cita, pero creo que es mejor decirlo ahora.

—¿Qué es?

El chico se mantuvo en su posición y dejó salir el aire que había estado reteniendo.

—Me gustas Young Ji.

La chica dejó caer el carboncillo de la mano e hizo resonar la madera del piso. Definitivamente no esperaba eso. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Sintió sus manos húmedas y no podía alzar su mirada. Pasaron algunos segundos para que sintiera la mano de Hoseok tomando la suya. El simple toque le revolvió las sensaciones. Alzó la mirada y noto la conexión que tenían ambos. No había necesidad de más palabras, pero a pesar de ello Young Ji deseaba hablar por primera ocasión de aquel sentimiento que se había mantenido oculto en lo más profundo de su corazón.

—Hoseok...t-tu...me gustas.

El chico alzó las comisuras de sus labios y formó una dulce sonrisa que hizo suspirar a Young Ji.

—Tengamos esa cita Young Ji.

—Me encantaría, Hoseok-ah.

El pelinegro se acercó a la mejilla de la castaña y depositó un pequeño beso que hizo sonreír a ambos.

Tenían muchos temas de los que hablar, necesitaban más tiempo para conocerse, pero ambos estaban completamente dispuestos a intentarlo. Deseaban escuchar los problemas del otro y, sobre todo, disfrutar de la felicidad que les aguardaba.








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