Extra 03

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Dos años después

Young Ji no había podido salir de su cama por más que se lo propuso. Sentía los labios helados y una gruesa capa de sudor bajando por sus cienes. Hacia muchos meses que no se enfermaba, así que torpemente no tenía ningún medicamento o infusión que le ayudara a aminorar los malestares, sobretodo el fastidioso escurrimiento nasal que no la dejaba respirar. Tosía, se sonaba la nariz y sentía picones por cada extremo de su cuerpo. Era un pésimo día para siquiera moverse.

Cuando escuchó el ringtone de su teléfono le costó muchísimo estirarse a la mesita de noche y tomarlo. No revisó el número, simplemente tiró arriba del botón verde y con una voz gangosa dejó escapar un "¿Hola?"

—¿Young Ji? — preguntó confundida la otra voz al lado de la línea.

La chica la reconoció de inmediato y con confianza dejó salir el quejido que salió desde lo profundo de su garganta.

—Tenemos que ir al médico. — excusó Hoseok en un tono preocupado.

La noche anterior Young Ji le había platicado a través de mensajes de su malestar de cabeza, pero ella creía que se debía a las largas noches de desvelo gracias a sus proyectos y que con una buena noche de descanso se compondría, cuál era su mala suerte que al día siguiente despertaría más descompuesta y enferma que antes.

—Esto es vergonzoso, pero no puedo siquiera levantarme...—dejó salir la tos que se le había acumulado en la garganta y con dolor se apretó el pecho. Realmente estaba muy enferma.

Hoseok tiró sus cabellos sin poder creer el nivel de enfermedad que padecía su novia. Tenía miedo de que algo peor le podría ocurrir y aunque no sabía siquiera cómo lo haría, pero le indicó que llegaría en quince minutos a su dormitorio. La chica asintió sin fuerzas perdida en sus malestares. No fue hasta que tuvo la mente más clara que se dio cuenta de que Hoseok no podría acceder a los dormitorios de chicas porque estaba prohibido. Tomo su celular para marcarle, pero en ninguna respondió. Desesperada por preguntar por su paradedor consiguió inconporarse, tomó el abrigo que tenía hecho nudo en el suelo y emprendió su camino afuera. Poco le importaba su apareciencia que lucía claramente desalinañada y decaída.

Al coger la manija de la puerta y apenas cruzar algunos pasos se encontró a Hoseok caminando a un costado de la administradora de la residencia. Ambos al ver a Young Ji en un estado tan deplorable se alarmaron. Sus ojeras eran oscuras y bastante vistozas, sus labios estaban secos, su cabello bien podia pasar por la de un multo de paja que volaba a causa del viento y gracias a su catarro tenía la nariz ligeramente inflamada con los bordes rojizos.

Hoseok se acercó primero a ella y Young Ji avergonzadaba por su estado dio algunos pasos atrás girando y quedando de espadas a ellos.

—Señorita Lee, debió decirme que se encontraba enferma, su novio hizo un escandalo en el primer piso para que le dejara acceder.

Young Ji volteó en su dirección y apenada pidió disculpas en nombre de los dos aunque su tos le hizo imposible hacer una inclinación adecuada. Aún tenia fiebre y su cuerpo lo sentía perforado por miles de agujas. Hoseok se acercó a su costado y ella se alejó otros dos pasos, no solo porque estaba avergonzada de su estado sino que también temía contagiarlo.

—Anden, irás a la enfermeria del campus de medicina, ahí podrán darle fin a esa gripe. — tomó a ambos chicos por los hombros y tapando la cabeza de a Young Ji con una frazada los encaminó al asensor con rumbo a la enfermería.

—Luzco horrible— cubrió su rostro para permitirse toser de lleno y dejando escapar un suspiro se recargó en el frío metal. Hoseok se las ingenió para colar una de su mano detrás de la espalda de la chica y evitar que esta tocara el aluminio frío del ascensor.

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