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Young Ji apretaba su rostro contra sus rodillas y derramaba lágrimas sin poder controlarse. Ha Yi la acompañaba silenciosa en su tristeza reconfortándola con pequeñas caricias sobre sus hombros.

Después de que Young Ji había reunido el valor suficiente para compartir sus planes de estudio a sus padres estos habían reaccionado de la forma más cruda posible. Lo primero que hicieron fue callarla a gritos, no dejaron que continuara y se negaron a escuchar alguna otra "descabellada idea".

Después su padre le prohibió asistir al club de artes, y aunque su madre en un momento de empatía intentó interceder en la discusión, terminó por estar de acuerdo.

Aun resonaban en su mente aquellas ocho palabras que habían conseguido romperle por completo el corazón. "Incluso los más talentosos viven en la calle"

La castaña era totalmente consciente de que su sueño no era sencillo, que incluso podía a llegar a ser un caso perdido, pero no había más que deseara que intentarlo. El que fuera un gran reto no había conseguido hacerla sucumbir pues sentía que entre más difícil fuera ella tendría que superarse aún más y eso le emocionaba bastante. Quería mejorar a su ritmo, pero al tener la total desaprobación de sus padres se sentía débil y confundida. Necesitaba que ellos creyeran en ella y sería completamente capaz de lograrlo.

—Perdón Ha Yi...yo no quería arruinar el ambiente. — dijo Young Ji entre lágrimas.

La nombrada negó acercándose a su lado y rodeándola con su brazo. Ella sabía que Young Ji había sido más valiente que nunca.

—Sabes que odio que aparentamos que somos la familia perfecta cuando es el cumpleaños de alguno de nosotros. Debería agradecerte por permitirme tener un día menos asfixiante.

Young Ji formó una pequeña sonrisa. Ha Yi sabía las palabras exactas para aliviar el pesar que sentía en su corazón.

—Además...nuestros padres ni siquiera saben quienes somos. —suspiró— Sigo sin poder creer que papá no sabía que estabas en el cuadro de honor. Comenzó a insultarte sin razón aparente. Ellos están locos. No te lo tomes personal...eres grandiosa y sé que tendrás mucho éxito en el área que querías.

—No lo sé...perdí un poco la confianza con lo que dijeron.

—Solo están celosos de que tu tienes el don y ellos tuvieron que conformarse con lo que sus padres les exigieron...además, ambas sabemos que su matrimonio también fue arreglado. Sigo sin saber si de verdad se aman o solo aparentan como siempre lo han hecho.

Young Ji abrió los ojos y miro con detenimiento a Ha Yi. Ella creía que era la única que sabía que sus padres se habían casado por un compromiso arreglado.

—¿Cómo lo sabes?

—Los he visto...jamás están en casa y si están parecen robots. Además lo terminó comprobando la abuela.

—Si se aman...es solo que los dos son demasiado distantes.

—Si como digas —rodo los ojos y se cruzó de brazos. A veces le desesperaba la inocencia de Young Ji, aunque tenía que admitir que aquella parte dulce que tenía la hacía quererla aún más. —Hay que ir a la fiesta de la hermana de Hoseok — propuso con una sonrisa.

La mayor le vio con asombro.

—No puedo, estoy castigada.

—Agh...ellos ni sabrán que nos fuimos. No tengo miedo a una reprimenda del abogado Lee ¿tú sí?

Young Ji negó. No tenía miedo a su padre...aún con sus problemas lo único en lo que podía pensar era en no arruinar la especie de amistad que estaba formando con Hoseok. Sentía que un paso en falso podría romper aquella burbuja que sentía cuando estaba con él.

—¿Entonces por qué no quieres ir?

—Temo que Hoseok piense que soy aburrida...no bailo, no tomo, no fumo...sabes que mi diversión es dibujar o pintar al aire libre.

—No eres aburrida, quizá muy tímida, pero con un poco de ambiente podrás pasarla muy bien. ¿Qué dices? Vayamos a festejar mi cumpleaños a otro lugar en el que este más alegre.

Young Ji se debatió entre las alternativas, pero terminó cediendo al deseo de su hermana pues al final de cuentas se sentía responsable por haber arruinado su cena cumpleaños. Irían a la fiesta de Jiwoo y por esa noche se propuso dejar encerrados en su habitación la infinidad de demonios e inseguridades que le asechaban todos los días.  

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