Epílogo

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―Señorita Blake, ¿puedo pasar? ―la voz de mi secretaria desvía mi atención de aquellos informes que estaba revisando.

―Adelante.

Acomodo mejor mi escritorio y espero que ingrese a mi oficina.

―Aquí tengo su itinerario, ¿le informo o ya usted lo sabe? ―enarco una ceja sopesando su pregunta.

Lo cierto es que no me acordaba de nada, excepto de la fecha de hoy.

Han pasado diez años desde que mi madre ya no está con nosotros, intentamos sobrellevar su ausencia pero todavía duele.

―Ana, prosigue por favor ―hago un ademán con las manos para que continúe.

―El día de mañana tiene terapia con la misma joven de hoy y su familia, y el sábado la presentación de su nuevo libro en la plaza ―informa, mientras sigue anotando en su libreta.

―Excelente ―recojo mis pertenencias y entre ellos los test que voy a evaluar―. Ya debo irme. Que pases un lindo día, no te olvides de cerrar bien el consultorio.

Con el dinero recaudado de mis libros, pude abrir mi propio consultorio.

Luego de mi presentación en aquel auditorio, algunas personas se comunicaron conmigo para hacer pública mi historia. Estaba sorprendida y bastante feliz porque lo que algún día soñé se estaba haciendo realidad.

Poco tiempo después mi libro se comenzó a distribuir a nivel nacional mientras yo seguía estudiando para terminar mi carrera.

¿Todo suena muy hermoso, no? Pero no todo fue así, pese a que tenía la certeza de que podía con todo, hubo momentos donde creía que no era así.

Volví a perder mi camino, mis bajones emocionales eran tan fuertes que me quitaban el deseo de todo; yo creía que me iba a ir de color rosa pero cuán equivocada estaba.

Pasé tantos procesos que de solo pensarlo dolía, no pensaba que tenía la capacidad de ayudar a alguien, de sanar mis heridas y de perdonar. Esto fue lo más difícil, porque por más que yo abrazaba a mi padre y a mi hermano sabía que no los había perdonado.

Y eso también me estaba consumiendo, me llevó más tiempo del que pensé, en cambio, no me importaba; cuándo las cosas se hacen porque te nace desde el corazón y con paciencia, la situación en tu vida y en los demás afectados mejora.

Me caí tantas veces que perdí la cuenta, sin embargo, en cada paso estaban las personas más importantes de mi vida apoyándome.

No crean que porque un día ustedes sientan que ya pueden con todos los obstáculos del mundo será así, es cierto que la disposición es importante, no obstante, hay que tener la mente abierta para saber que en el camino se sufre, que habrán días donde ya no te saldrán lágrimas porque sentirás que se te acabaron todas las que derramaste, que está bien tener los ánimos y el autoestima por el piso, pero es mucho mejor cuando cada día sigues luchando por salir adelante.

Me detengo en aquel parque que se convirtió en mi favorito y saco la cámara que me regaló papá en mi cumpleaños pasado. Este es un hobbies que descubrí hace unos años, me ayuda a disipar mi mente y disfrutar los pequeños detalles.

Subo por unos escalones y me siento en una de las bancas que hay ahí. Comienzo a tomar fotos de diversos ángulos y admirando la belleza de esta naturaleza.

Es impresionante lo que una foto puede llegar a transmitirte.

―Sabía que te encontraríamos aquí ―detengo lo que estoy haciendo y clavo mi vista en mis dos acompañantes.

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