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Capítulo 21

Que rabia tengo.

Estoy molesta, no, molesta no, furiosa sería la palabra. Quiero a Noah como si fuera mi hermano, ¿pero qué mierda le pasa con venir a recordarme esto?

Mi mamá no puede enterarse, ni hoy, ni nunca. Es mi jodido secreto y con el me iré a la tumba.

No me importa que me digan que estoy mal, es mi decisión y punto; aunque Noah trate de que lo confiese, él no tiene ni idea de quien lo hizo y si lo sabe...

Ni siquiera voy a pensar en su reacción, por muchos años he ocultado el nombre de aquel animal que me usó y seguirá así ahora y siempre.

Mi celular comienza a sonar nuevamente y maldigo a quien sea que me esté quitando mi paz ahora.

Reviso las notificaciones y de nuevo me encuentro con un mensaje del desconocido.

Mi noche no podía ponerse peor, carajo.

Desconocido: Actuar como que no pasa nada traerá sus consecuencias.

¡¿Es que acaso quién sea esa persona no se cansa de joder?! Estoy cansada de toda esta mierda.

Y vaya coincidencia su mensaje, justo cuando quiero actuar como que todo me vale, mira con lo que me salta. No había querido contestar sus recados, pero ya estoy harta de sus notas anónimos. Es como si tuviera un radar de todo lo que me pasa y precisamente venga a utilizar la palabra correcta.

Comienzo a teclear mi respuesta.

—Si me sigues jodiendo la vida con tus estúpidos mensajes, el que tendrá las consecuencias serás tú.

Esperaba que con ese mensaje —para nada amable— no volviera a molestar, pero vaya sorpresa me llevé al ver que a los cinco minutos me respondió.

—Me alegra mucho que me hayas contestado. Mi único objetivo es ayudarte a tomar las riendas de tu vida.

—¿Y quién te dijo a ti que yo necesitaba ayuda?

—El destino.

—Pues dile al destino que se equivocó de persona.

—¿Por qué estás tan molesta?

—¿Qué te importa?

Si bien luego de ese último mensaje no me volvió a responder, pero no me interesa.

Yo estoy muy bien y no necesito ayuda de nadie.

No pierdo mi tiempo pensando en esas cosas, así que tomo mi toalla para ir a darme una ducha.

Coloco mi playlist y empieza a sonar mi canción favorita ''Titanium de David Guetta''.

No me derribaras jamás, dispárame, dispárame.

Fuerte estoy aquí me ves, dispárame, dispárame.

Nunca me verás caer soy de titanio.

Nunca me verás caer soy de titanio.

Entono esa canción como si mi vida dependiera de ello, creo que no hay más letras en este mundo que me describan a la perfección como esas.

Sin embargo, me empodero de ellas y trato de hacerle saber a mi cerebro que yo también soy de titanio y que no cualquier cosa me derribará.

Un toque en la puerta me trae de vuelta a la realidad.

—¿Lis? ¿Llegaste bien? —la voz de mi madre me trae alivio, pensaba que era el molestoso de David o el odioso de mi padre.

—Estoy bien mamá, perdón si te desperté con el ruido.