Capítulo 37

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Es hoy.

¿Quién diría que al estar cumpliendo mis diecinueve años iba a estar tomando las riendas de mi vida?

Yo tampoco me lo creo, pero es necesario hacerlo después de pasar tanto sufrimiento.

Hoy celebro mi primer cumpleaños sin mamá... y se siente extraño.

Pese a no celebrar nunca esta fecha, ella siempre estaba pendiente, aunque sea para felicitarme.

Y hoy por primera vez lo celebrare sin ella; pero sí con el resto de mi familia.

Y no me refiero sólo a papá y a David; también está Noah, Lottie y Alex...

He ido entendiendo que la familia no es solamente las de sangre, sino con las que has establecido un buen vínculo, te apoya e incita a seguir hacia adelante, aquellos que te enseñan a ver la vida desde otra perspectiva y que están ahí para ti.

Ellos son mi verdadera familia.

Dos golpes en mi puerta me traen de golpe a la realidad; ya tenía dos horas que me había despertado y lo único que había hecho era divagar.

―Adelante ―anuncio, a quien sea que esté detrás de mi puerta.

La puerta se abre dejándome ver a un nervioso papá; vaya, esto sí no me lo esperaba.

A pesar de haber aclarado las cosas la otra noche, no habíamos vuelto a hablar.

―Buenos días, hija ―maniobra con la pequeña bandeja que tiene entre manos mientras un David avergonzado hace acto de presencia.

Oh.

¿Reunión familiar?

Me deshago de las sábanas y me siento en la orilla de la cama.

―Sé que tal vez no es lo que esperaba ―empieza a decir papá―, pero me pareció correcto hacer esto para ti. Feliz cumpleaños, Lisa, lamento no haber sido tu padre ideal, pero aquí estoy para ser mejor por mí ―le hace señas a David para que se coloque junto a mí―, y para ustedes. Los amo, niños.

―Ay por favor, papá. ¿Cómo que niños? Ya yo soy un hombre y ella una mujer ―se queja mi hermano.

―En eso estoy de acuerdo ―confirmo entre risas.

―Podrán ser hasta ancianos si quieren, pero seguirán siendo mis niños ―dice mi padre, mostrando una pequeña sonrisa.

―Pero aquí todos sabemos que el que está cerca de ser anciano eres tú ―suelto una inevitable carcajada.

¿Desde cuándo bromean así? Yo solo los observo.

―No te pases, David ―papá lo mira con toda la seriedad que ha podido reunir.

Dato curioso: Me he reído de los chistes que hace mi hermano con mi padre.

A la verdad que cuando uno se decide a hacer las cosas bien, algunas pueden mejorar bastante rápido.

Por mi mente jamás pasó que pudiera vivir un momento como este, ya que la relación con mi familia no era la mejor como para tan siquiera hacer una broma.

Pero ahora las cosas han cambiado.

Me pierdo tanto en mis pensamientos que hasta ahora vengo a darme cuenta que estos dos me están cantando feliz cumpleaños.

―Que lo cumplas feliz ―cantan al unísono.

Sonrío porque no sé qué decirles, me han sorprendido bastante.

―Papá y yo pensamos que era hora de cantarte cumpleaños y traerte algo bonito ―comenta David, señalando la bandeja llena de aperitivos y un pequeño pastel―. Felices diecinueve, tonta.

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