Capítulo 26

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Blair

Lo que pensé que acabaría con un segundo round se convirtió en un tercero, en un cuarto y acabó con un quinto, dejándome completamente extasiada.

Al día siguiente, como de costumbre, me desperté antes que Jaden, así que aproveché para ir al baño a hacer mis necesidades.

No sé en qué momento decidí que levantarme de un salto de la cama era una buena idea, ya que el dolor se apoderó de todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo, sobre todo se concentró en mi intimidad.

Maldito Jaden.

Un gemido de dolor se escapó de mis labios, provocando que Jaden abriese los ojos.

— Vaya vaya — dijo con voz somnolienta —. Parece que alguien tuvo una noche movidita.

— Cállate y duérmete — ordené.

Entré al baño e hice mis necesidades, además de darme una ducha relajante, la cual se encargó de aliviar la tensión de mis músculos.

Sequé mi cuerpo con una toalla y cepillé mi pelo, ya que parecía que me había peleado con 50 gatos.

Volví a la habitación solo con la toalla puesta, encontrándome con un Jaden plácidamente dormido sobre la cama, con la boca medio abierta y con la baba casi colgando.

Intenté aguantar la risa, aunque la imagen que tenía frente a mí me lo estaba poniendo muy difícil.

Decidí vengarme de él por haberse reído de mí, así que mi mente empezó a maquinar un plan macabro.

Bajé a la cocina, abrí la nevera y encontré lo que estaba buscando, un precioso bote de nata.

Entré de nuevo a la habitación y puse una buena cantidad de nata en una de las palmas de mis manos, mientras me subía a la cama, acercándome sigilosamente a Jaden.

Dejé el bote con cuidado en la mesilla e, intentando no reír, puse en marcha el plan.

— ¡FUEGO! ¡FUEGO! — grité con toda la fuerza que pude reunir.

Jaden se despertó alarmado y se sentó rápidamente en la cama, momento que aproveché para estampar la mano que estaba llena de nata en su cara.

Empecé a reír descontroladamente, limpiando con la mano que tenía libre y sin nata las lágrimas que se escapaban de mis ojos.

— ¡LA MADRE QUE TE PARIÓ BLAIR! — gritó Jaden a todo pulmón.

Limpió la nata que había quedado en sus ojos y me dedicó una mirada asesina, de esas que te dicen que corras por tu vida.

Acaté la orden que me dictaba su mirada y corrí por toda la casa, huyendo del maldito loco con la cara llena de nata que corría detrás de mí.

Como era de esperarse, tardó nada y menos en atraparme, subiéndome con agilidad a su hombro.

— ¿Ahora qué eh? — la palma de su mano impactó contra mi trasero.

El frío mármol erizó mi piel cuando me sentó en la encimera, mientras sus manos se colocaban a cada lado de mis piernas, aprisionando mi cuerpo con el suyo.

Se inclinó lentamente hacia mí, mientras su mirada azul seguía clavada en mí.

— Ya no eres tan valiente, ¿no? — dijo juguetonamente.

Aproveché la cercanía de nuestros rostros para atraerlo hacia mí y besarlo salvajemente, sin dejarle tiempo a que su boca emitiese un solo sonido.

Su mano se colocó en mi cuello y su lengua tocó la mía, devorándome con pasión.

El oxígeno comenzó a abandonar mis pulmones y nos vimos obligados a separarnos, aunque no era lo que queríamos.

TWIST OF FATE (jaden hossler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora