Siempre pensé que Griffin Johnson sería el amor de mi vida desde que le vi por primera vez en el pasillo de aquella vieja facultad de psicología. Hombre alto, moreno, de ojos claros y de familia adinerada, siempre le veía vestir con las mejores marc...
Cojo rápidamente el móvil y llamo a Griffin. Tarda un poco en contestar, pero al final lo coge.
- Estoy en una reunión con los chicos, ¿qué pasa Blair? – me pregunta.
- Griffin por favor, ven rápido a casa – le pido asustada.
- ¿Qué ha pasado? – insiste.
- He vuelto del gimnasio y había una nota pegada en la ventana – le respondo.
- ¿Una nota? – oigo como se aleja de los chicos -. ¿Qué decía?
- Decía algo así como que si no es tuyo no lo toques – digo con la voz algo temblorosa.
- Intenta relajarte Blair, en un rato estoy allí – me dice intentando tranquilizarte.
- Por favor date prisa, no tardes mucho – digo y oigo como cuelga.
Me preparo un té relajante y me siento en el sofá a esperarle. No puedo dejar de pensar en ese maldito papel amarillo.
''Y recuerda, si no es tuyo, no lo toques''
Esas malditas palabras resuenan una y otra vez en mi mente. ¿Quién habrá sido y qué pretende conseguir con ello?
Si lo que quería era asustarme, he de decir que lo ha conseguido con éxito, porque el miedo rebosa por cada poro de mi piel. Después de unos 10 minutos, oigo como la puerta se abre y aparece Griffin.
- ¿Dónde está el papel? – pregunta mientras se va acercando a mí.
- Está encima del escritorio de la habitación – le contesto.
Me esperaba algo menos frío, como un abrazo o algo así. O que simplemente me dijese que todo estaba bien y que estoy a salvo a su lado, pero veo que eso no va a ocurrir.
Oigo como maldice y le veo bajando rápidamente las escaleras.
- Maldito Noah Beck – dice mientras arruga el papel amarillo.
Me quedo helada al escuchar su nombre.
- ¿Cómo? – pregunto asustada.
- Blair, no te hagas la tonta, sé que escuchaste todo lo que hablé con los chicos en la reunión del otro día – su confesión me pilla por sorpresa.
Me quedo callada y veo como continúa hablando.
- Como pudiste escuchar, quería expandirme, por lo que decidí buscar zonas nuevas – explica -. Hubo una que me llamó especialmente la atención, lo que pasa es que esa zona ya estaba ocupada por Noah Beck, uno de mis mayores rivales en este negocio, por lo que intenté entrar y quedármelo todo.
- ¿Entonces ha sido él el de la nota? – pregunto aun sabiendo la respuesta.
- Todo indica que ha sido él, ya que ahora esa zona es mía – responde con aires de superioridad.
- ¿Eres consciente de que ha entrado en nuestra casa? – pregunto exaltada.
- Lo sé, y créeme que voy a tomar cartas en el asunto – responde mientras busca algo en el bolsillo de sus pantalones.
Veo como coge el móvil y teclea rápido un número.
- Kio, necesito que busquéis al mejor guardaespaldas de todo Estados Unidos y le traigáis aquí, y a poder ser, lo más rápido posible, es una emergencia – le oigo decir.
No escucho lo que dice Kio, pero me alegro de que Griffin se preocupe por lo que está pasando y le ponga una solución.
Cuelga el teléfono y me mira fijamente.
- Contrataré a un guardaespaldas para que esté contigo en todo momento, así nada te pasará – me dice.
Me levanto y le doy las gracias mientras le doy un fuerte abrazo. De verdad valoro muchísimo todo lo que está haciendo por mí y por mi seguridad.
Para mi grata sorpresa, me devuelve el abrazo y me da un tierno beso en la cabeza.
Lo que dice después, me deja totalmente de piedra.
- He pensado que podíamos salir hoy a cenar o algo, hace mucho que no hacemos algo juntos - no doy crédito a lo que estoy oyendo -. ¿Qué te parece la idea?
- Me parece una idea estupenda – le respondo.
- Pues a las 21:00 salimos, ¿vale? - me dice.
- Vale – digo con una sonrisa de idiota.
Me doy una larga ducha, relajando tanto mi mente como la tensión de mis músculos.
No sé a dónde me va a llevar Griffin, por lo que opto por un vestido negro corto y una chaqueta marrón clara. Me pongo mis tacones negros y me maquillo un poco.
Me miro al espejo y estoy muy contenta con el resultado. Espero que a Griffin también le guste.
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Bajo las escaleras y le veo. Está guapísimo. Lleva unos pantalones de Gucci negros y una camisa blanca de Armani. Me fijo en que lleva las gafas que tanto me gustan, aquellas que llevaba el primer día que le vi en aquella facultad. Adoro cómo le quedan.
Me ve y recorre todo mi cuerpo con su mirada, no se deja ni un centímetro sin mirar.
- Estás preciosa - dice mientras coge mi mano y me da una vuelta.
- Gracias, tú también estás muy guapo - le piropeo.
Me lleva a cenar al Birch, y, por lo que he oído, este sitio es carísimo. Estamos en pleno Hollywood, así que tiene que serlo.
¡Hola! ¡Espero que os esté gustando la historia! La verdad que estoy emocionada y tengo muchas ideas para desarrollar. ¡En el próximo capítulo habrá cosas interesantes! ¡Muchas gracias por leer! ♡
