Capítulo 6.

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Comienzo a caminar en dirección a la parada de autobus. Revisé en mi bolsillo si traía dinero para el bus, pero no. Creo que gasté dinero de más en el desayuno, maldición, creo que tendré que caminar.

Comienzo a caminar, en dirección a casa. Me coloco mis audífonos y pongo música. Camino y camino, el sol comienza a arder en mi cabeza. Pronto la sudadera que traigo comienza a hacer que sienta un calor extremo, así que me veo obligado a quitármela. Con desgano y con asco a mi persona, me quito la sudadera, evitando mirar mis brazos.

Después de unos minutos caminando, llegó a él edificio de departamentos donde vivo. Subí las escaleras, al llegar a mi puerta, suelto un suspiro.

Bienvenido a tu otra tortura, Ashton Irwin.

Pronto me doy cuenta de que no tengo llaves para entrar, así que con miedo a que madre me grite y me regañe, toco la puerta esperando a que me deje entrar. Cuando la puerta se abre me sorprendo al no encontrar a mi madre, si no a la señora de la mañana. Me sentí extremadamente incómodo, de nuevo me miraba con esa intensidad que me daba escalofríos.

La señora se hizo a un lado, para que yo pudiera entrar, pero ya no sé si es buena idea hacerlo. Con miedo y con la mirada de esa desagradable señora sobre mi, entro a lo que se le debería llamar mi "hogar". Madre está en la pequeña cocina, cuando me ve se acerca a mi, con un vaso y una pastilla extraña en sus manos.

— Tomate esto — me ordenó ella, extendiendome la pastilla y el vaso.

— ¿Qué es eso? — pregunté, con miedo.

— Mira Ashton, no tengo tu tiempo — exclamó madre, comenzando a perder la paciencia —. Tomate la maldita pastilla ahora.

Con la mano temblorosa, acepté la pastilla. La coloqué en mi boca y me la trague con ayuda de él agua. Pronto comencé a sentir como todo se ponía borroso, tengo sueño, mucho sueño. Los ojos se me cerraban.

— ¿Tan rápido hizo efecto? — escuché una voz.

— Te dije que es efectiva, pero no dura mucho, así que haz lo que tengas que hacer antes de que pase el efecto — escuché otra voz.

Siento como me llevan de la mano, no sé a donde, ni logro distinguir nada.

— ¿Quién eres? — pregunto yo, con la voz arrastrada.

No recibí respuesta.

Siento como caigo en una cama, la reconozco, es mi cama. Mi ceño se frunce cuando siento unas manos que no son mías sobre mi cuerpo, tratando de quitar mi ropa.

— ¿Quién eres? — vuelvo a preguntar, con mi voz temblorosa y arrastrada —. Déjame.

Aquellas manos me quitan la camisa, luego se bajan a mis pantalones. Lágrimas comienzan a correr por mi rostro.

¿Qué está pasando?

                       N a r r a d o r

La señora Irwin estaba en la cocina, contando los billetes que recibió de aquella mujer. Desde ahí podía escuchar las quejas de su hijo, su único hijo. Después de unos minutos, comenzó a escuchar llanto, su hijo estaba llorando.

¿Remordimiento? ¿Eso es lo que estaba sintiendo? Rebecca nunca había sentido remordimiento y menos por su hijo, a quien le tiene cierto odio. Pero, ¿qué culpa tenía Ashton? Ninguna, Ashton no tenía la culpa de nada. Pero ella creía que sí, Rebecca pensó siempre que Ashton tenía la culpa de todas sus desgracias. Ella no podía ver que él problema era ella misma, no su hijo.

La señora Irwin comenzó a caminar en dirección a la habitación de su hijo, mientras más se acercaba, más escuchaba los sollozos y las quejas de su hijo. Al llegar a la habitación, abrió un poco la puerta, teniendo vista perfecta de la cama de su hijo.

Ashton Irwin estaba siendo abusado sexualmente en su propia habitación, en su propia cama. Y lo peor de todo es que su madre lo aprobó, su madre aprobó que hicieran eso por dinero.

Y lo seguirá haciendo...

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Gracias por leer — a.

I'm too bad for you «Ashton Irwin» [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora