Capítulo 7.

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                         A s h t o n

Desperté gracias a la alarma. Estoy desorientado, ¿qué hago en mi habitación?  No recuerdo nada de ayer. Quito las sábanas y me observó, estoy solo en ropa interior. Extrañado y con el ceño fruncido, me levanto de mi cama y salgo de la habitación para poder ir al baño. Ya en el baño hago mis necesidades y me doy cuenta de un dolor en mi parte baja.

¿Porqué rayos me duele?

Maldición.

Me quito el bóxer y me meto a la ducha. Luego de unos minutos salgo con una toalla enrollada en la cintura.  Le doy un vistazo a la cocina, no hay nadie. Mamá no se ha levantado. Camino a paso rápido a mi habitación para comenzar a prepararme para ir a la escuela.

(...)

Salgo de mi habitación con mi mochila, listo para ir a la escuela. Mamá está en la cocina, tiene una taza en las manos, supongo que es café. Ella me mira y desvía la mirada, evitando mirarme a los ojos.

— Aquí hay dinero — dijo apuntando la esquina de la barra —. Tomalo y vete.

Sin decir nada más me acerco a tomar el dinero y salgo de ahí. Mientras bajó las escaleras cuento los billetes, mamá fue conciderada hoy. Podré tomar el bus de ida y venida, además podré comer bien.

Simplemente fantástico.

(...)

Bajo del bus y comienzo a correr en dirección a la puerta de la escuela, no quiero volver a llegar tarde y que algún profesor se burle se mi frente a toda la clase.

No gracias.

Me dirijo a mi casillero, que por cierto me costó mucho encontrar y dejó los libros que no necesitaré por ahora. Acomodo mis gafas y cierro la puerta de mi casillero, suelto un gritito de susto cuando veo a Nakia tras la pequeña puerta.

¿Y ahora que quiere esta?

— Buenos días, Ashton — saluda ella con una sonrisa en el rostro.

Dios mio, mujer, aléjate de mi.

— Nakia — dije su nombre en saludo, con voz baja.

— ¿Qué tal tu mañana? — preguntó la rubia, tratando de hacer platica.

— Nakia, ya hablamos de esto ayer, ¿no? — hablé con voz molesta.

— Ashton, no hay necesidad de ser tan grocero — exclamó ella —. Solo quiero ser tu amiga.

— Pues no, Nakia. No quiero que seas mi amiga, no quiero que te acerques a mi, solo dejame en paz.

Ni siquiera la dejé contestar, comencé a caminar con rapidez lejos de ella. El remordimiento llega a mi, yo no soy así. Pero, no hay nada que pueda hacer.

Camino en dirección a el aula donde será la primera clase de él día. Al llegar ya hay algunos alumnos también. Camino hasta el fondo de el salón y me siento en la que será mi silla hasta el fin de esa clase. Acomodo mis cosas y solo me queda esperarar a que el maestro diera inicio a la tan esperada clase.

(...)

Pasan las horas y las clases, suelto un suspiro de alivio cuando suena el timbre que nos indica a todos los estudiantes y maestros que ya es hora del almuerzo. Justo a tiempo, porque ya estoy empezando a tener náuseas por el hambre.

Comienzo a caminar en dirección a la cafetería, tomó mi lugar en la fila para comprar comida, tratando de ignorar a los demás estudiantes que hablan de mi.

Estoy bastante harto de todo esto, y a penas es mi segundo día. No sé cómo voy a sobrevivir todo el año.

Cuando ya tengo mi almuerzo en mis mano, comienzo a caminar en busca de algún lugar para poder comer a gusto.

— Hey, Ashton — escucho la voz que me resulta bastante reconocida últimamente.

Nakia está frente a mi con su bandeja y una pequeña sonrisa en el rostro. En sus expresiones puedo percibir el nerviosismo y la duda.

¿Si le provocó ese sentimiento, porque sigue hablándome?

Rendido le contesto —. Hola Nakia.

Ella suelta una pequeña sonrisa nerviosa.

— ¿Quieres sentarte con nosotros? — preguntó ella, apuntando la mesa donde se encontraban sus amigos.

— Nakia, ni siquiera le agrado a tus amigos, no sé porque sigues hablándome — murmuré en voz baja.

— No haz respondido a mi pregunta.

Suspiré.

— Gracias, pero no. Quizás después — hablé, tratando de no perder la paciencia.

Ella pareció estar satisfecha con mi respuesta, asintió levemente y se despidió de mí con un movimiento de manos.

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Gracias por leer — a.

I'm too bad for you «Ashton Irwin» [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora