Capítulo 33.

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— Siento vergüenza por llevarte a mi casa, cuando llegamos mamá encontró ese edificio y al parecer le gustó porque ahí nos quedamos — mencioné cabizbajo mientras caminábamos, con las manos unidas.

— ¿Qué tiene de malo el edificio donde vives?

¿Cómo le explico que es un asco total?

— Pues, es un edificio feo.

Ella soltó una risita.

— ¿Por qué lo dices? — preguntó curiosa.

— Ya lo verás.

Seguimos caminado tomados de las manos, hazta que llegamos a el edificio donde vivo. Ella miró para arriba, observando. No vi ninguna mueca de asco en su rostro, pero es por que aún no entra. Suspiré, tratando de tranquilizar mis nervios. Me armé de valor y entramos al edificio, el portero estaba dormido (como es normal siempre). Maldecí internamente cuando recordé que el elevador no funciona, así que con más pena aún le indiqué a Nakia que teníamos que subir por las escaleras.

Al llegar a mi piso, los vecinos parecieron querer hacerme quedar más mal el día de hoy, ya que uno tenía una fiesta dentro de su casa, con la música sonando a todo volumen. Traté de evitar eso, y sin soltar la mano de Nakia seguimos caminando, para empeorar todo, se escuchaban unos asquerosos gemidos provenientes de él vecino que tiene el departamento justo a un lado de él de nosotros.

— De verdad lo siento — murmuré avergonzado, mientras soltaba la mano de la rubia para buscar mis llaves.

— No tienes nada de que disculparte, no es tu culpa.

Despues de darle un par de patadas a la puerta para que pudiera abrir, entramos.

Ella quería observar a detalle la sala y la cocina, pero por la vergüenza no lo permití. Inmediatamente tomé su mano y la llevé a mi habitación.

— Es lo mejor que pude hacer con este pequeño cuarto — dejé mi mochila en su lugar e hice lo mismo con su mochila.

En esta ocasión si le permití observar, ella tiene que conocer esta parte de mi. Después de unos minutos en los que mis nervios estaban al tope por no saber como iba a reaccionar o si iba a huir, ella se acercó a mi.

— Tu haces lo que te toca, mantener tu habitación ordenada, eso le da ese toque hogareño.

                                [...]

— No me haz contado que te pasó en el rostro.

Ahora mismo yo estaba recargado sobre la cabezera de mi cama, Nakia estaba colocandome una pomada en mis heridas de mi rostro.

Suspiré antes de contestar.

— El novio de mamá me golpeó.

Ella pareció dejar de respirar por un instante.

— ¿Porqué hizo eso?

— Yo... no quiero hablar de eso.

Nakia hizo una mueca.

— Me preocupas, Ash, quiero saber porque estás así, porque te desaparecist...

Y simplemente lo hice, uní mis labios con los de ella, haciéndola callar. Ella pareció sorprenderse por un segundo.

Por instinto coloqué mis manos en su cintura, ella colocó sus manos en mi cuello, haciendo el beso más intenso. No lo pensé mucho y en un rápido movimiento hice que Nakia estuviera sobre mi regazo, haciendo el beso aún más íntimo.

Esto se está saliendo de control.

De repente está haciendo mucho calor en la habitación.

Mis manos se metieron bajo su blusa, tocando así la delicada y suave piel de su pequeña cintura. Pude sentir como su piel se erizó, haciéndome sonreír al saber que provoco eso en ella. Me separé un poco de ella, mirándola a los ojos, ella pareció entender lo que quería hacer ya que asintió, dándome permiso. Lentamente tomé el borde de su blusa, subiendola poco a poco. Inevitablemente un sonrojo apareció en mi rostro cuando la blusa estaba fuera de ella y pude apreciar. Con la cara roja, Nakia volvió a retomar el beso, mis manos rodearon su cintura con un poco más de confianza.

Entré en pánico cuando noté que ahora era ella la que quería retirar mi sudadera. Pero al final lo permití, la ayudé a quitar la prenda, y con los ojos cerrados con fuerza esperé su reacción. Fue cuestión de segundos cuando noté como ella tocaba mi abdomen con delicadeza. Abrí mis ojos y la encontré observando mi cuerpo con los ojos llorosos.

Todo mi pecho, abdomen y panza estaban llenos de hematomas, por culpa de Joey. Además de que la piel de mis brazos estaba roja por las recientes heridas hechas por mi.

— ¿Cómo es qu...

Y nuevamente, no la dejé terminar.

Nuestro beso era salado, por las lágrimas que Nakia y yo estábamos dejando salir pero eso no hizo que nos detuvieramos.

Kia llevó sus manos a él botón de mi pantalón pero, algo nos interrumpió.

La puerta principal se abrió.

Mamá y Joey están aquí.

Es ahora o nunca.

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Capítulos finales.

I'm too bad for you «Ashton Irwin» [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora