Capítulo 8.

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Después de ese pequeño encuentro con Nakia, sigo caminando para salir de la cafetería y dirigirme a las gradas de el campo. Encuentro un buen lugar y me siento a comer mi almuerzo, me pongo un poco de nervios cuando veo como los chicos de él equipo de fútbol de la escuela comienzan a llegar a el campo. Supongo que van a practicar.

Me apresuró a terminar mi comida y comienzo a guardar mis cosas para alejarme de ahí, no quiero problemas. Tomo mi mochila, acomodo bien mis gafas y comienzo a bajar de las gradas para ir a mi siguiente clase. Mientras paso por un lado de todos ellos puedo sentir como se ríen y se burlan de mi, algo traman.

De repente algo golpea mi cabeza fuertemente, haciéndome caer de rodillas. Mis gafas también cayeron al suelo. Mis ojos se humedecen al escuchar las risas de los chicos.

— ¡Oops! ¡Lo siento huesos! — exclamó con burla y desprecio el chico capitán.

Yo cierro mis ojos con fuerza, tragandome las lagrimas que amenazaban con salir. Levantó mis gafas, las limpio y me las coloco. Me pongo de pie, tratando de ignorar las burlas de los muchachos mientras sacudía mis rodillas. Comencé a caminar, necesito alejarme de aquí.

— Eres un completo inútil, ni siquiera puedes defenderte, idiota — exclamó el mismo chico.

Eres un completo inútil...

Me resultan familiares al instante esas palabras, mi padre se encargó de grabarmelas en la cabeza. Sigo caminando, la primera lagrima cae, haciendome recordar lo ridículo y débil que soy.

Pronto, comienzo a correr, alejándome por completo de aquel lugar. En vez de ir a mi siguiente clase, me dirijo a los baños, no puedo entrar a clases como estoy en este momento, se burlarán de mi. Por suerte para mi, y gracias a que las clases ya iniciaron, los baños se encuentran completamente vacíos.

Lavo mis manos, limpiando todo rastro de tierra. Al lavarlas me percato de que me herí las palmas de las manos al caer. Maldición, me arden. Me miró al espejo, mis ojos están rojos.

Me doy asco.

Golpeo el lavabo con impotencia, enojo, tristeza, decepcion, asco...

Soy un completo inútil.

Me quito las gafas y limpio mis lágrimas con brusquedad, al parecer lo único que hago bien es llorar. Vuelvo a poner mis gafas en su lugar y me preparo para salir de los sanitarios.

Camino por los pasillos, pensando en que hacer ya que me perdí las clases. Solo queda esperar a que inicie mi siguiente clase. Comienzo a deambular por los pasillos, conociendo un poco mejor la escuela, ya que aún sigue siendo confusa para mi.

(...)

Al fin, el timbre que indica que las clases habían finalizado, sonó. Comencé a guardar mis cosas, apresurado por querer irme. Salí de él aula, casi corriendo.

— Hey, Ashton — escuché la voz de Nakia.

Detuve mi paso, me di la vuelta y la miré. Decidí ceder, por ahora.

— Nakia — murmuré.

Sus amigos también se acercaban a nosotros, mirándome con expectación. Mis hombros se encogian más por cada paso que daban, me sentía intimidado.

— ¿Qué tal tu día? — preguntó ella, con notable felicidad en la voz.

Bueno, mi día se basó en burlas y golpes de los más grandes y brabucones. Pero sacando eso, supongo que mi día fue bastante bueno.

— Normal — susurré.

— Te vi caminando por los pasillos en pleno horario de clases, ¿todo estaba bien? — comentó ella, interesada.

¿Me vio? Chismosa.

— Si, tuve un pequeño problema que me hizo llegar tarde a clases, no me dejaron entrar — mentí, ni siquiera me acerqué a preguntar —. Pero todo estaba normal.

La miré a los ojos, pude distinguir la felicidad. Supongo que le da gusto tener una conversación normal conmigo. Yo me sentía intimidado, sus amigos no dejaban de mirarme. El tal Calum me veía con curiosidad.

Si, ya sé que parezco un raro espécimen, pero traten de disimular.

— Me da gusto — sonrió Nakia.

Yo desvíe la mirada, incómodo.

— Bueno, me tengo que ir — avisé mientras comenzaba a caminar.

— ¡Nos vemos mañana! — escuché su voz, más no contesté.

(...)

Entré a casa, ya que no tenía seguro la puerta. La diferencia de ayer, es que hoy no vengo cansado ya que mamá me dio el dinero suficiente para el bus, al menos.

— ¿Hola? — saludé ya que mamá no estaba sola, había otra mujer con ella. Nunca la había visto antes.

— Al fin llegó — habló madre. La mirada de ambas mujeres estaban sobre mí, cohibido bajé la mirada —. Prueba esto.

Mamá me tendió un tipo de brownie. ¿Desde cuando mamá me invita algo?

— ¿Qué es? — pregunté temeroso.

— Ashton, solo comelo.

Di una mordida a aquel pedazo de postre, sintiendo una sensación extraña pero conocida al instante.

Pronto unas manos me llevaron a algun lugar, caí en una cama, no entiendo nada. Unas manos me tocaban, ¿donde estoy?

La historia se repetía una y otra vez...

I'm too bad for you «Ashton Irwin» [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora