QUÉDATE A MI LADO 💞💞💞(Completa)

17.

La situación en el imperio de Sesshumaru había mejorado, las guerras habían cesado llevando a la gente una sensación de paz, todas las personas se encontraban agradecidas con su Señor por haberlos salvado de una vida de esclavitud.
Kikio seguía siendo la guardiana de la cueva, y lo seguiría siendo por talvez mucho tiempo, Aome se había ido sin liberarla de su trabajo, la sacerdotisa siempre había querido ser una mujer común, tener una pareja, familia y hijos; pero ahora seguía atada y la esperanza de ser libre se iba apagando.

- Kikio - Inuyasha había ido hablar con ella a petición de su hermano Sesshumaru - Mi hermano te espera en el palacio, quiere hablar contigo.

Kikio volteo a mirarlo, nunca se cansaría de ver esa hermosa mirada dorada, el color de sus ojos y el pelo plateado era características que solamente la familia de ellos tenía. - Voy en seguida - dijo Kikio poniéndose de pie.

Inuyasha caminó hacia ella y extendió su mano tenía la intención de acariciar su rostro pero se detuvo a unos cuantos centímetros, ella seguía siendo la sacerdotisa. - De verdad creí que era ella quien te liberaría - dijo Inuyasha.

Kikio sonrió amargamente - Solamente nosotros dos sabemos sobre eso - dijo Kikio - de verdad me hubiera gustado quedar libre de mi cargo pero...

Inuyasha retrocedió alejándose un poco de ella - Yo soy el mas interesado en que quedes libre.

Inuyasha se alejó dejando a la sacerdotisa más triste de lo que ya se encontraba, la partida de la azabache la había dejado casi sin esperanza. Desde que fue elegida sacerdotisa nunca se había permitido demostrar su amor, había pensado que nunca se enamoraría pero con el paso del tiempo y la convivencia con Inuyasha ya no podía pensar lo mismo, Inuyasha había crecido a su lado, había sido su amigo y confidente y solamente el tiempo fue testigo del amor entre ellos dos que cada día crecía más.

Kikio esperó un momento, no quería caminar al lado de Inuyasha era demasiado doloroso tenerlo tan cerca y no poder demostrarle todo lo que la hacía sentir.

Al llegar al palacio de Sesshumaru se dirigió rápidamente al lugar donde el Perro Plateado solía recibirla, las estatuas de sus dioses talladas en piedra adornaban todo el lugar, el peliplata solía adorar a cada uno de ellos, habían sido muy generosos con su pueblo por lo que en agradecimiento el solía realizar varios rituales en modo de agradecimiento.

- Debes traerla de vuelta - dijo el peliplata en cuanto vio entrar a la sacerdotisa.

- Mi señor - fue lo que dijo Kikio al llegar frente a la presencia de Sesshumaru, era el protocolo a seguir cuando llegaban frente al gobernante.

- No pierdas el tiempo, debes de traerla de vuelta, ¡Es una orden! - gritó el peliplata, había pasado una semana desde que Aome se había ido dejándolo solo.

- No puedo hacerlo, mi señor - dijo Kikio con timidez, en todos sus años cuidando la entrada de la cueva nunca había podido abrir la entrada por si misma, era necesario la ayuda de la otra guardiana, además también se requería que la persona que iba a cruzar tuviera un fuerte deseo de hacerlo - la entrada se cerró de este lado, el que ella vuelva no depende de mí, del otro lado hay una guardiana que se encarga de abrir el portal, además se necesita que Aome de verdad quiera regresar.

Sesshumaru frunció el ceño, esto era más complicado de lo que pensaba - Estoy seguro de que ella quiere volver a mí lado - dijo Sesshumaru alejándose de ella.

- Tal vez usted tenga razón y ella quiera estar a su lado - dijo Kikio con respeto - pero no solamente debe desearlo, sino también debe estar segura.

- ¿Que quieres decir? - preguntó Sesshumaru, las palabras de Kikio lo confundían aún más.

- Si Aome quiere regresar, no debe tener dudas ni preocupaciones, es decir si ella no está cien porciento segura de volver la puerta no se abrirá y ella no vendrá. Aome tiene un buen corazón y siempre se preocupa por los demás, por lo que me contó se que ella no tiene familia del otro lado, solamente una amiga con la que vive, pero lo que realmente le preocupa a Aome es que al cruzar de una época a otra el futuro se vea afectado.