5. Bienvenida.

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Aome miraba desconcertada a la anciana, no daba sentido a sus palabras, no entendía nada de lo que había dicho.

— ¿Que es lo que quiere decir? ¿Cómo mi destino puede estar dentro de esa cueva? — mil preguntas daban vueltas en la cabeza de Aome, tal vez no obtendría las respuesta de todo pero intentaría saber lo más que pudiera.

— Siempre tan preguntona — dijo la anciana con una sonrisa — nunca vas a cambiar, tenía miedo de morir antes de ayudarte a cumplir tu destino, por eso no podemos esperar mas, ya soy vieja y tengo que cumplir con mi misión

— Sigo sin entender, ¿Podría ser más específica?

La anciana caminó directamente hacía la azabache, al llegar junto a ella tomó su mano, y la miró a los ojos — Debes confíar en mí, por favor solo sígueme, no puedo decirte mucho pero creeme cuando te digo que esto es tu destino.

Aome solo asintió caminó detrás de Kaede hasta entrar al interior de la cueva, aunque pareciera extraño no sentía desconfianza de la anciana, al contrario sentía una cierta familiaridad con ella.

Se internaron más y más a la cueva, una pequeña antorcha que la anciana Kaede llevaba en sus manos era lo único que alumbraba su camino.

— Yo ya no puedo avanzar más, como guardiana no se me permite ir más allá — dijo Kaede deteniéndose — pero tú debes de seguir, camina solo un poco mas, lamento que no hayamos traído otra antorcha, espero que no le temas a la obscuridad.

— ¿Tengo que caminar en la obscuridad? — preguntó Aome.

— Son solo unos cuantos metros, llegarás a tu destino dentro de muy poco — dijo con una cálida sonrisa la anciana Kaede.

— ¿Cómo sabré que llegué al lugar correcto?

— Simplemente lo sabrás, toma y come esta fruta te ayudará mucho.

Aome tomó la fruta y la comió, después se acercó a la pared de tierra y piedra, si no podía ver se guiaría solamente por su tacto, camino un par de pasos el miedo la había comenzado a invadir.

— ¿Podrías avisarle a mi amiga? No sé cuánto tiempo me tarde y Sango podría preocuparse.

— No te preocupes, yo le avisaré — dijo Kaede dando la vuelta para salir de la cueva, entonces recordó algo, algo realmente importante — ¡Espera, debes dejar lo que pertenece al pasado!

Aome levantó una ceja, no sabía a lo que se refería la anciana.

— El dije que pertenece al pasado, ese dije no puede ir contigo — dijo Kaede extendiendo su mano para que la azabache le hiciera entrega del dije.

— ¿Tengo que dejarlo? — preguntó Aome.

— Se lo daré a tu amiga para que ella lo conserve, ese dije debe quedarse aquí, solo puedes llevar  el que por derecho te pertenece.

Aome no sabía que hacer, pero si quería llegar al final de todo esto sería mejor dejar el dije, además al regresar podría recuperarlo y regresarlo a dónde pertenece... al inventario de los objetos de la tumba, metió su mano en el bolsillo y saco el dije.

— Por favor hágame favor de entregárselo a Sango — dijo dándole el dije — yo tengo que responder por este objeto.

La anciana Kaede sonrió — No te preocupes, después de todo este dije también te pertenece — al decir estás palabras la anciana comenzó a caminar de regreso a la salida de la cueva.

— ¡Esperé! — gritó en vano la azabache, la anciana simplemente ignoró su llamado.
Aome quedó más confundida por las últimas palabras que Kaede había dicho, si quería averiguar lo que ella había querido decir no tenía más opción que seguir adentrándose en esa obscura y tenebrosa cueva.
Reanudó su andar, la obscuridad en la cueva era total, no podía ver nada aunque se lo pusieran frente a su rostro, se sentía temerosa y se sentía tentada a volver, dió un par de pasos cuando comenzó a sentir una brisa fresca, la salida estaba cerca, caminó torpemente hasta llegar a la salida de la cueva, era extraño no recordaba que hubiera otra cueva cerca de su pueblo.
La luz de la luna brillaba intensamente, las estrellas se veían con una claridad como nunca antes las había visto, jamás en su vida había visto el cielo tan lleno de estrellas.

— ¡Anciana Kaede! — gritó esperando la respuesta de la anciana — ¿En dónde está?

— ¿Quien es la anciana Kaede?

Aome se desconcertó, la voz que preguntaba era de una mujer, pero no la de Kaede.

— ¿Quien eres? — preguntó Aome dirigiendo su mirada a la dirección donde había escuchado la voz — ¿Quien está ahí?

— No has respondido ¿Quien es Kaede? — una mujer joven, aproximadamente de su edad salió de los arbustos, su ropa era extraña, un vestido de manta bordado con extraños dibujos y decorado con distintas piedras preciosas, su cuello largo era adornado por un grueso collar hecho de lo que parecía ser oro, en ambas manos traía un brazalete hecho del mismo material, en sus orejas colgaban unos pendientes de un material parecido a la obsidiana, el pelo largo y negro de la mujer era muy parecido al de ella.

Aome se sorprendió un poco, esa mujer era muy similar a ella, solo que su rostro parecía ser más frío, libre de sentimientos.

— Kaede, es la anciana que me envió aquí.

— ¿!Vienes de la cueva!? — preguntó sorprendida esa mujer — ¡Nadie tiene permitido entrar en la cueva sagrada!

— Ella dijo que tenía que entrar ahí, me dijo que era la guardiana de la cueva...la última guardiana.

La mujer parecía confundida, miró de arriba a abajo a la azabache, su entrecejo se frunció en una mueca de desagrado, lo que incomodó un poco a Aome, era como si la mujer la estuviera evaluando.

— Soy Kikio — dijo al fin — si eres una enviada de la guardiana mi deber es ayudarte, por qué yo también soy una guardiana, no puedes andar por aquí usando esa horrible ropa, tendré que buscarte algo digno. Tú no deberías entender mi lenguaje, seguramente la guardiana te dió algo para que puedas comprender mi lengua, inteligente de su parte, yo no podría entenderte si no fuera así.

— ¿Cuál lenguaje? Español.

— Español ¿Que es eso? No importa tu lenguaje, ahora hablas el mío, anda no deben verte vestida con esa ropa, camina mi casa está cerca de aquí.

La azabache se quedó parada, no confiaba en esa mujer.

— ¿Piensas quedarte ahí? No te lo recomiendo, Balam está cerca.

— ¿Balam? ¿Hay jaguares aquí? ¡Es imposible, no hay jaguares en mi pueblo! — dijo Aome caminando apresuradamente detrás de Kikio.

— ¡¿No te has dado cuenta?! Ya no estás en tu pueblo.

Aome se detuvo y miró a su alrededor, la luz de la luna alumbraba perfectamente, ¡Era verdad! Ella desconocía ese lugar, no sabía dónde se encontraba, los árboles eran demasiados altos, y a un lado había un río muy caudaloso, el agua a pesar de la obscuridad se podía ver cristalina, las estrellas y los rayos de luz se reflejaban perfectamente en su corriente, y cientos de luciérnagas brillaban por todos lados, definitivamente ya no estaba en su pueblo.

— ¿En dónde estoy? — preguntó al fin.

Kikio se detuvo alzó su mano y señaló al lado izquierdo de Aome, la mandíbula de la azabache casi cae al suelo, la sorpresa la invadió al punto de sentir que sus fuerzas la abandonaban.
Su mano se apoyó en el tronco de un árbol, tenía que conservarse de pie, quería admirar todo lo que había frente a ella, dos enormes pirámides en perfecto estado se alzaban a unos doscientos metros de donde estaba parada, varias antorchas se podían ver en la cima de estás dejando admirar un poco de su belleza.

— Bienvenida a Tzché, el imperio del Perro plateado.

QUÉDATE A MI LADO 💞💞💞(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora