13.

574 75 8
                                    


Sesshumaru había partido nuevamente, el peligro en las fronteras de su territorio continuaba y él como líder debía proteger a su gente.
La angustia y el nerviosismo invadió nuevamente a Aome, otra vez el hombre que ella amaba debía alejarse de ella y no sabía cuándo regresaría, quizás cuando lo hiciera ella ya no estaría ahí, tal vez ella partiría sin poder despedirse de él llevándose un corazón roto y dejando el del peliplata en las mismas condiciones.

Dos días, dos días faltaban para que ella pudiera regresar a su hogar, a su época con sus amigos. Se encontraba junto a la cueva sentada en la misma roca donde Sesshumaru le había hecho el amor, no quería olvidar ninguno de sus besos, quería recordar cada segundo de ese momento.
Kikio la había notado extraña pero no había querido indagar más de lo que ya sabía, ella era la guardiana y ella sabía quién era en realidad Aome.

— ¿Que haces aquí? — preguntó Kikio parándose a un lado de ella.

Aome no respondió a su pregunta, no quería que Kikio notara su tristeza.

— Esta cueva, ¿Por qué es una cueva del tiempo? De niña solía jugar dentro de ella, obviamente nunca me internaba demasiado pero nunca ocurrió nada fuera de lo normal, la anciana Kaede ella siempre estaba al pendiente de que nadie entrara, pero por una razón que desconozco ella siempre me permitía entrar.

— ¿Kaede? Recuerdo que la habías nombrado antes, ella debe ser la guardiana de tu época — respondió Kikio — te permitía la entrada porque tu destino era venir a este lugar, tu destino era viajar a esta época.

— Mi destino era conocer a Sesshumaru — dijo Aome bajando la vista — mi destino ahora es regresar.

Kikio asintió, sabía perfectamente que el sufrimiento de Aome se debía a su Señor, era el destino de ambos conocerse pero, también era su destino sufrir, el resto dependía de Aome.

— Aome, como guardiana se perfectamente que nadie puede escapar de su destino, puedes tomar otras rutas pero siempre llegará el día en que tú destino se debe cumplir, tú no eres una sacerdotisa de verdad, nunca lo serás ni aquí ni en tu época, tú tienes otro destino que cumplir, mi destino fue sellado desde niña, y gracias al señor Sesshumaru se ha llevado a cabo.

Aome la miró, a veces no entendía muy bien lo que Kikio decía.

— ¿Y que hay de tí? ¿La guardiana puede elegir su destino? O tienes que seguir el destino trazado para tí.

Kikio sonrió con tristeza, había aceptado su trabajo como sacerdotisa por qué su destino estaba escrito, había renunciado al amor por seguir su destino

— El destino de una sacerdotisa es morir sola — dijo Kikio con la mirada perdida en el interior de la cueva — pero hay una leyenda que dice que la persona que cruce la cueva del tiempo es la única que puede cambiar el destino de la sacerdotisa, cuando
la viajera cumpla su destino liberará a la sacerdotisa, ya que la cueva del tiempo colapsaría y no habría nada que proteger.

Aome se quedó pensando mirando a la misma dirección que Kikio, si lo que Kikio decía era verdad eso significaba que tal vez ella pudiera liberar a Kikio, el único problema era que no sabía cómo hacer eso.

— ¿Crees que yo pueda ayudarte? — preguntó la azabache, si había aunque fuera una pequeña oportunidad de hacerlo lo haría con gusto, Kikio había sido una muy buena persona con ella, la había ayudado a no sentirse sola en un muy desconocido lugar.

Kikio sonrió tristemente, desde que Aome llegó a esa época pensó que ella era la que al fin liberaría a la sacerdotisa, pero tan solo le quedaban unos días más en esa época y Aome aún no encontraba su camino.

QUÉDATE A MI LADO 💞💞💞(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora