Aome se encontraba en la casa de Kikio, su casa estaba hecha de piedra y adobe, los muebles que tenía eran demasiados sencillos, un banco de madera, no había cama solo un petate enrollado en una esquina.
Kikio se encontraba preparando comida aunque para la azabache era algo sencillo para Kikio era casi un banquete.— Espero que te guste lo que preparé, tal vez no estés acostumbrada a comer de esta manera pero es la comida que la tierra nos da.
— No te preocupes, de niña solía comer de manera parecida, mi abuelita siempre cocinaba comida sencilla.
Kikio la miró atenta, aún no le había dicho nada respecto a su estadía en ese lugar, necesitaba que Aome fuera de mente abierta.
— Aome, no sé si te has dado cuenta en dónde estás.
— Me cuesta trabajo creer lo que dijiste, pero las pirámides que ví afuera parecían de verdad.
— No parecían — dijo Kikio con una sonrisa — son reales, de alguna manera has retrocedido en el tiempo un poco más de mil años, obviamente no puedes andar por ahí con la ropa que traes puesta, la gente aquí no está acostumbrada a esa clase de ropa.
— ¿Entonces que quieres que haga? No puedo quedarme todo el día encerrada.
— Tienes razón dijo Kikio — te prestaré un cambio de ropa, mi ropa seguramente te quedará bien, solo que en una parte tienes razón te quedarás aquí, no puedes andar sola, eres demasiado extraña y seguramente no podrás pasar desapercibida.
Kikio le entrego a la azabache un cambio de ropa muy parecido al que ella traía, Aome se sorprendió ya que esa ropa le ajustaría perfectamente era como si hubiera sido hecha para ella.
— Toma — dijo Kikio entregándole un par de aretes de jade, había notado que Aome traía perforados las orejas pero aún así no traía aretes — las mujeres solemos usar aretes, es una costumbre.
Aome los tomó e inmediatamente se los puso.
— Por favor, quédate aquí, tengo que salir, me han mandado llamar de la residencia del Señor, no se cuánto tiempo me tarde hay comida y algo de fruta.
Aome solo asintió y miró como Kikio salía de la pequeña casa de adobe. Miró la ropa que Kikio le había entregado, el diseño era muy parecido al que Kikio traía puesto, observó la ropa que ella traía en ese momento y de dió cuenta que estaba llena de fango, tal vez había sido mientras caminaba a oscuras por la cueva, no podía ponerse la ropa limpia estando ella así de sucia, pensó en esperar al regreso de Kikio, pero, al ver que ella no regresaba decidió por su cuenta salir a tomar un baño, pensó que ya que las pirámides que había visto antes eran las mismas que ella estaba restaurando en el futuro, el pequeño arroyo dónde solía bañarse de niña debería de estar cerca.
Tomó la ropa y salió cuidadosamente de la casa, caminó rumbo al arroyo, a pesar que de su época a esa había más de mil años de diferencia, aún se sentía en casa. Caminó abriéndose camino por la maleza, recordaba que Kikio le había advertido sobre Balam, obviamente sería precavida.
Los enormes nogales que había en su época dónde solía jugar, aún no había nada de ellos en esa época, tal vez no era todo tan parecido después de todo.Comenzó a oír el sonido del agua corriendo, se escuchaba claramente lo que le pareció un poco extraño ya que en su época el pequeño arroyo no llevaba mucho caudal.
Siguió el sonido del agua, al llegar se quedó sorprendida, el pequeño arroyo era más bien un río enorme, la belleza del río no se comparaba con nada, recordaba que en su época el agua del arroyo era sucia pero, aquí el agua era cristalina, a ambas orillas las flores de distintos colores daban una vista espectacular, obviamente se notaba que este lugar aún no era explotado por los humanos. Sin perder tiempo se quitó la ropa, quedando solamente en ropa interior, se sentía temerosa de entrar completamente desnuda, no sabía si las personas acostumbraban a ir muy seguido a ese lugar, además Kikio le había advertido sobre los jaguares y no quería salir corriendo desnuda si se llegará a encontrar con alguno, pero tampoco tenía otro cambio de ropa interior, sería mejor quitárselo para lavarlo y ponerlos secar bajo la luz del sol, tal vez en lo que se bañaba se secarían y podría usar su ropa limpia.
Así que Aome entró al río completamente desnuda, el agua relajo su cuerpo, había pensado que estaría demasiado fría pero no, el agua era tibia, seguramente se debía por los manantiales que había por esa zona. Se sumergió en el agua, por una y otra vez, no tenía jabón ni shampoo pero aún así se agradecía el baño, se quedó flotando un rato boca arriba, el agua cristalina no ocultaba su desnudez.
Cerró sus ojos y comenzó a imaginar cómo sería vivir por siempre en una época como esa, era claro que no tendría todas las comodidades que poseía en su época, pero el ambiente era más saludable.
Abrió sus ojos al sentir que algo la golpeaba en su cara, abrió los ojos y vio su tanga en su cara, alguien la había arrojado hacía ella.
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QUÉDATE A MI LADO 💞💞💞(Completa)
FanfictionAome Higurashi, es una arqueóloga que ama su profesión, su pueblo y sus raíces. De orígen humilde sale de su puedo para abrirse camino en una carrera nada fácil. Cinco años después regresa a su lugar de orígen para estudiar unas antiguas pirámides a...