12.

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Una semana le llevó a Sesshumaru recuperarse por completo. En esa semana había esperado con ansias la visita de la azabache, ella no había vuelto desde ese día en que se había quedado dormida a su lado, había preguntado a Bankotsu y a Kikio por ella pero ellos solamente ignoraban su, pregunta lo que era demasiado exasperante para él, nadie le había querido dar información sobre Aome.
Su único consuelo era saber que ella aún no se había ido, Aome no pertenecía ahí y sabía que tarde o temprano se regresaría a su hogar, pero aún guardaba una pequeña esperanza ya que Aome aún se encontraba cerca de él.

Tenía dos días que había vuelto a buscarla al río, pero ella no se había aparecido por ahí, aún así el seguiría esperando que ella apareciera.
Cómo lo hacía anteriormente siempre esperaba del otro lado del río con la vista fija al lugar donde Aome acostumbraba sentarse, pero cada día que pasaba esperaba en vano, ella no había vuelto. Se había visto tentado en ir a buscarla a la casa de Kikio pero, al hacerlo tendría que explicar el motivo porque la buscaba y eso de las mentiras nunca se le había dado muy bien .

— Señor Sesshumaru — dijo Bankotsu, tenía información de suma importancia que darle.

— ¿Que sucede? — dijo el peliplata poniéndose de pie.

— Señor, un mensajero dice que los invasores han estado rondando las fronteras de su imperio, su líder es el mismo que nos atacó.

Sesshumaru se tensó un poco, los hombres que lo habían tomado por sorpresa estaban muy bien organizados lo que quería decir que su líder era alguien muy bien preparado y una persona muy capaz.

— ¿En qué parte de la frontera? — preguntó Sesshumaru.

— En la frontera del norte, Señor.

Sesshumaru tenía que pensar muy bien lo que haría, no quería irse sin arreglar las cosas con Aome, ella se había convertido en la persona más importante para él, pero su gente lo necesitaba, un pueblo entero dependía de las decisiones que el tomara.

— Partiremos mañana, prepara a los guerreros — dijo Sesshumaru al moreno — Bankotsu, ¿Has visto a Kikio?

— A Kikio, no, no la he visto pero a Aome ella…

Sesshumaru lo miró esperando que continuara, quería escuchar noticias de la azabache no sabía nada sobre ella, era como si estuviera huyendo de él y lo malo era que no entendía el porque.

— ¿Que pasa con la aprendiz? — preguntó el peliplata intentando sonar un poco desinteresado, no quería mostrar interés en ella para no meterla en problemas.

— Ella acostumbra a caminar cerca de la cueva que protege Kikio, la he visto sentarse mirando hacia el interior de la tenebrosa cueva — dijo Bankotsu — a veces me preguntó que si lo que dicen de ese lugar es verdad.

Sesshumaru frunció las cejas, siempre había pensado que lo que se decía de ese misterioso lugar eran solamente cuentos de sus ancestros, cuentos que hablaban de una cueva mágica, una cueva del tiempo. Decían que aquella persona que estaba destinada a cruzarla podría viajar a través del tiempo, al cruzar por la obscuridad de aquella cueva encontraría el camino para llegar a una época distinta y se decía que también sería guiada a su destino.

— Solamente son cuentos de los ancestros — respondió Sesshumaru — la cueva no tiene nada de especial, de niño acostumbraba a entrar ahí, siempre esperaba que la sacerdotisa estuviera descuidada y yo entraba ahí, tantas veces la crucé y jamás sucedió nada especial.

— Tal vez no sucedía nada por qué tú no eres el elegido para cruzar por esa puerta del tiempo — concluyó Bankotsu antes de irse.

— Tal vez, — dijo Sesshumaru — pero también puede que jamás sabremos la verdad sobre ese misterioso lugar.

QUÉDATE A MI LADO 💞💞💞(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora