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Había perdido una gran cantidad de sangre, la herida era seria y en un lugar delicado, sus hombres tampoco estaban muy bien la mayoría de ellos solamente tenían heridas superficiales pero había algunos muy graves.
Bankotsu se encontraba al lado de Sesshumaru al igual que Inuyasha, el cual tenía una herida en la cabeza que no se miraba nada bien, pero aún así se mantenía firme y al lado de su hermano.

Aome y Kikio se encontraban ayudando a Sesshumaru, mientras que otro grupo de mujeres intentaban brindar ayuda a los demás heridos.
Las manos de la azabache temblaban de nerviosismo, no quería cometer ningún error con el peliplata, el se había convertido en una persona muy importante para ella a pesar de haber pasado poco tiempo con él había desarrollado sentimientos muy intensos por el peliplata, no podía dejar de pensar en el, no podía de sacarlo de su cabeza y tenía miedo de aceptar que el había logrado entrar a su corazón.
Pero no solamente era importante para ella, el era el pilar de su imperio, todas las personas confiaban en él si algo malo le sucediera el imperio entero se vería realmente afectado.

Ambas mujeres hacían todo lo posible por salvar al Perro plateado, cada una ayudaba con distintos motivos, Aome necesitaba salvarlo quería poder aclarar sus sentimientos y Kikio lo necesitaba vivo para que su misión se completara.

— Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos — dijo Kikio mirando fijamente a Sesshumaru que se encontraba inconsciente — está noche me quedaré a su lado.

— ¿Puedo quedarme contigo? — dijo Aome preocupada.

Kikio volteó a mirar a la azabache, una sonrisa se formó en su rostro tal vez no estaba tan lejos el día que por fin podría cumplir su misión.

— ¿Que tanto conoces al señor Sesshumaru? — preguntó Kikio mientras recogía unas cosas.

— Solo… solo un poco — respondió Aome nerviosa, no quería decirle que ella y Sesshumaru tenían un extraña relación.

Kikio se acercó a la azabache y susurro — Recuerda que tú no perteneces a este lugar.

— Lo se, pero el me salvó la vida estoy en deuda con el — respondió la azabache.

— ¿Cómo que te salvó la vida? ¿Porque no me lo habías dicho?

— Bueno la verdad es que…

Aome iba contarle un poco de su historia con Sesshumaru, pero fue interrumpida por un hombre— ¡Sacerdotisa Kikio! Venga pronto es Inuyasha!

Al oír eso el rostro de Kikio palideció, había visto a Inuyasha demasiado herido pero aún así el no había querido buscar ayuda, no hasta que su hermano estuviera bien, Kikio volteó a ver a Aome, dejaría está conversación pendiente.

— Ve con el — dijo Aome al ver la indecisión en el rostro de Kikio — yo cuidare al señor Sesshumaru.

Kikio asintió tomó sus cosas y salió corriendo al lugar donde se encontraba Inuyasha no le importaba en esos momentos lo que las demás personas fueran a decir de ella en esos momentos lo que más le importaba era Inuyasha, la azabache se quedó a cuidar al peliplata, no pensaba separarse de él hasta que pudiera ver ese par de ojos dorados abrirse. Se sentó junto a él en el petate y tomó su mano, con la otra mano acarició su rostro ese rostro tan perfecto que rara vez expresaba emociones.

— No me metí en problemas — dijo Aome aún sosteniendo su mano, esas manos que dos veces la habían salvado de morir, la primera de Balam y la segunda de morir ahogada — pero tú debes de despertar, ya sabes que yo siempre me meto en líos y tal vez vuelva a necesitar su ayuda.

—A…Aome — dijo débilmente el peliplata su voz apenas parecía un susurro.

— Aquí estoy, Sesshumaru — dijo ella emocionada.

QUÉDATE A MI LADO 💞💞💞(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora