Hola, no pude publicar más temprano, pero aquí les traigo un cap nuevo. En un rato publico uno más. Espero que lo disfruten, aunque sea un poco menos dramático que los anteriores, pero el que viene es puro fuego.
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A la mañana siguiente sentí un persistente toque en mi hombro izquierdo.
Lo aparté, pero continuó.
—Coco, basta, estúpido —gemí, escondiendo mi cabeza bajo las sabanas.
Sabía que no pararía hasta que lo alimentara. Gobernado por su estómago. Entonces oí una risa distintivamente humana... tranquila y definitivamente no era Coco.
Mis ojos se abrieron de golpe, y la noche anterior vino de nuevo rápidamente: el terror, el golpe, la acurrucada. Estiré mi pie derecho, deslizándolo a lo largo de la cama hasta que se detuvo contra algo caliente y peludo. Aunque ahora estaba más que segura que nunca que no era Coco, toqué con mi dedo, moviéndolo lentamente hacia arriba hasta que oí otra risita.
—Mili—susurré, no queriendo voltearme. Como siempre, yo me había desparramado en diagonal sobre la cama, cabeza en un lado, con los pies prácticamente en el otro.
—El único —susurró una deliciosa voz en mi oído.
Mis dedos y la Jimena de Abajo se curvaron. Tallé mis ojos para poder abrirlos y sentí el pinchazo de dolor en mi nariz.
—Mierda. —Me rodé sobre mi espalda para verlo. Él se encontraba acurrucado en la esquina que mi cuerpo le había dejado. Mis hábitos de compartir cama no habían mejorado en absoluto.
—Seguro que puedes llenar una cama —señaló, sonriéndome debajo de lo poco de manta que le había dejado—. Si vamos a hacer esto de nuevo tendrá que haber algunas reglas básicas.—dijo con firmeza, y yo preguntándome cuan terrible era mi aliento matinal. Ahuequé mi mano en frente de mi cara, respiré y di una rápida aspiración.
—¿Rosas? —preguntó él.
—Por supuesto. —Sonreí con superioridad
Lo miré, exquisitamente recostado en la cama. Sonrió, y suspiré. Me permití un momento para disfrutar en una fantasía donde yo era rápidamente volteada y él devastaba cada centímetro de mí, pero sabiamente tomé el control de mi zorra interior.
—Me encanta esta manta, pero tengo que decir que no calza realmente con, el aspecto de chico genial que tienes —reflexioné. Era anaranjado, verde y muy retro. Él se encontraba en silencio, y creí que tal vez se había quedado dormido.
—Era de mi papá —dijo en voz baja, y su agarre sobre mí se volvió infinitamente más fuerte.
No había nada que decir después de eso. Había sido de su padre. El corazón se me rompía cada vez que pensaba en su dulce, tímida voz compartiendo esa pequeña perla conmigo. Él no sabía que había hablado con Beca sobre su pasado, que sabía la historia de cómo su padre los había abandonado.
La idea que él seguía aferrado a la manta de su padre era inexorablemente dulce, y una vez más se me rompió el corazón. Yo era cercana con mis padres. Ellos seguían viviendo en las mismas casas donde crecí, al sur de Querétaro. Eran estupendos padres, y los veía tan seguido como podía, es decir, en festividades y un fin de semana ocasional. Una típica veinteañera, disfruto mi independencia. Pero mis padres estuvieron ahí cuando los necesitaba, siempre ahí. La idea de que algún día tendría que caminar en esta tierra sin su ancla y orientación me hizo hacer una mueca de dolor, por no decir nada de perder a alguno solo a los diez años.
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Siempre fuiste tú
FanfictionFanfic con un plot twist inesperado. Team Ken juntos en la Ken House en España. Estaré publicando los domingos de cada semana