FINAL

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Cinco horas más tarde, estaba en un avión hacia Asia en un vuelo de 12 horas. Un asiento a la izquierda. Primera clase.

¿Tienes alguna idea de cuánto cuesta un boleto de última hora en primera clase a Asia?

Simplemente comienza a escribir ceros, simplemente alinee a esos cabrones.

Me senté en mi puesto, no vi ninguna película. ¿Sabías que en primera clase en estos vuelos asiáticos obtienes tu propia jodida cabina? Es como una mini suite, pero en un avión.

Mónica tuvo que dividir el costo en cinco tarjetas de crédito. No me importó. Estaba yendo hacia Emilio. Iván había podido obtener información adicional antes de que mi vuelo despegara. Todavía estaba inconsciente, lo estaban examinando para evaluar lo que llamaron LCT, o lesión cerebral traumática. Si había una inflamación alrededor del cerebro por una fractura de cráneo, que Iván dijo que todavía no habían descartado, probablemente necesitaría una cirugía para aliviar la presión intercraneal.

Déjame decirte lo que nunca debes hacer en estos casos. Nunca te metas en internet y busques cualquiera de estos términos. Te cagarás. Tal como estaban las cosas, me estaba esforzando mucho para evitar el wi-fi para hacer exactamente esto. Seguí revisando mi teléfono solo en busca de actualizaciones o correos electrónicos de Iván, que todavía no tenía nada nuevo que informar.

Así que me senté en mi cabina y pensé en mi nene Emilio. Iván llamó al hospital y habló con el personal, haciéndoles saber que, aunque técnicamente no figuraba como pariente más cercano o incluso como contacto de emergencia (algo que se corregiría lo antes posible), yo era su prometida y debían permitirme verlo cuando llegara al hospital. Emilio siempre había sido muy independiente, queriendo evitar preocupaciones a los demás pero ya no más. Yo era su respaldo. Yo era su contacto. Yo era su "en caso de emergencia llamé a", o debería serlo. Lo amaba más que a ninguna persona en este planeta, y estaba aterrorizada por que algo le fuera a pasar antes de que pudiera llegar allí.

Me senté en mi cabina, muy por encima del océano, y mientras mi cerebro seguía ardiendo y revolviéndose, la idea que volvía a mi cabeza era aderezo de ajo. Aderezo de ajo en langostinos gigantes que él quería servir en nuestra boda, pero no podía tenerlos. En algún momento, se decidió que nuestros invitados pudieran ser alérgicos a los mariscos y eso era más importante que lo que quería comer el novio en su propia boda.

¿Qué coño? ¿Cómo sucedió esto? Las cosas se vuelven muy claras cuando estás sentado en una cabina sobre el océano pensando en tu Emilio. Y el punto era que no me importaba nada esa tontería de la boda. Solo quería decir las mismas palabras para este hombre que la gente había estado diciendo por generaciones y generaciones. Quería ponerme de pie con este hombre y asegurarme de que él sabía que era mío y que yo era suya para bien o para mal, en la salud y en la enfermedad mientras ambos viviéramos. ¿Y el resto? Pura mierda.

No puedes pasear en un avión por mucho tiempo antes de que empieces a poner nerviosa a la gente, así que me senté en mi cabina y no vi la película, pero vi la película que estaba en el interior de mis párpados. Emilio, la primera vez que me escribió. La primera vez que hablamos en video llamada y moría de los nervios. Emilio, la primera vez que lo besé mis manos llenas de su estúpido hoddie de olor increíble y mis labios llenos de él. Emilio, la primera vez que me hizo el amor. Rodeado de pasas y cubierto de harina mientras lo montaba con fuerza, y le dimos la bienvenida a mi orgasmo perdido, pero no olvidado.

Emilio, el día que me pidió que compráramos nuestra casa. Sentado conmigo en su regazo en la esquina de nuestro ahora dormitorio, las paredes cubiertas con un horrible papel tapiz entregándome su corazón, pidiéndome que formara un hogar con él. Emilio, bailando conmigo en la fiesta de inauguración de la Ken House. Emilio, devorando mi pasta hecha en casa. Emilio, buscando por horas bajo la lluvia a Coco. Emilio, durmiendo en la orilla de nuestra cama roncando tan fuerte que debería ser ilegal.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora