—Parece que tienes una semana tranquila —comentó Emilio, curvando sus brazos fuertes detrás de él en el borde de la bañera de hidromasaje. Un español húmedo era algo que nunca se podía describir. Pero lo intentaré.
Era... Oh, mierda, era muy bueno.
—Me estoy relajando, ¿no ves? —contesté, arqueando la espalda y dejando escapar un suspiro de satisfacción para hacer una gran demostración.
—Eso es bueno. Necesitas relajarte más, si me preguntas. —Inclinó el rostro hacia el cielo, destacando su mandíbula y pequeña barba en contraste a la noche fría.
Mientras lo admiraba, noté que su mandíbula no sólo era fuerte, sino que estaba tensa. —¿Estás bien?
—Mejor que nunca —respondió mientras respiraba pesadamente. ¿Había estado ignorando a Emilio? Seguramente no, ¿cómo se podría ignorar a alguien así? Pero sólo para estar segura...
Sintiendo una chispa abajo, nadé a su lado y me senté en su regazo. Sus manos fueron alrededor de mi cintura, enredando los dedos en los bordes de mi
braga del bikini. —¿Te acuerdas de la primera vez que estuvimos en un jacuzzi, bebé?
—Sí. Estabas muy linda y bronceada. Y cariñosa conmigo... —recordó y apareció la insinuación de una sonrisa.
—Muy. Y tú también, por lo que recuerdo. —Rodé los ojos. Y mis caderas. Lo que no pasó desapercibido—. Hasta que pusiste freno a mis avances.
—Nunca sabrás lo duro que fue.
—Oh, sé lo duro que fue. —Me reí cuando se presionó contra mí. Me di la vuelta, sentada con la espalda contra su pecho y miré por la ventana, a las luces de la ciudad brillando en el orizonte. Desde este punto de vista, pude ver la ciudad debajo, a su propia luz reflejándose en los árboles. Era tan tranquilo aquí, lo extrañaría cuando nos mudáramos a la ciudad a tiempo completo. Ya llevábamos semanas buscando la casa ideal para el team. Aarón y yo nos quedaríamos un tiempo en Barcelona o el tiempo que la visa de trabajo nos permitiera.
Apareció un momento de tensión, pero lo ignoré. Respiré profundamente, inhalando el aroma a laurel y pino, la salinidad del aire del mar que siempre se hallaba en el fondo. Él apartó el pelo de mis hombros, dejando un rastro de cálidos besos húmedos. La pasión era una cosa, pero, ¿la comodidad tranquila de tocar sin prisas?
Era muy bueno.
—Esto es bueno —suspiré, recostándome contra él.
—Estoy de acuerdo —murmuró en mi piel y sus manos comenzaron a moverse por mi vientre.
—Me refería a estar aquí en Barcelona. —Me reí, temblando cuando su boca se sumergió en el hueco entre el hombro y la oreja.
—Sé lo que quieres decir y estoy de acuerdo —respondió, mordiéndome como si fuera un elote—. No lo creí posible, pero me gusta mucho este lugar. Es hogareño.
Chillé, su toque me hacía brotar la piel de gallina. —¿A quién le dices hogareño? —Me reí.
—Calla, te estoy seduciendo —instruyó, levantándome el brazo y besando su longitud como un villano antiguo—. Pronto serás masilla en mis manos y seré capaz de hacértelo con perversidad.
—Entonces, continúa, por supuesto. —Caí hacia atrás contra él, haciendo una imitación de masilla.
—Vaya, eres fácil.
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Siempre fuiste tú
Hayran KurguFanfic con un plot twist inesperado. Team Ken juntos en la Ken House en España. Estaré publicando los domingos de cada semana