Eres Mío

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Mientras la música llenaba cada espacio del automóvil rojo y la suave voz de Kongphob se mezclaba a la perfección con la canción que sonaba en la radio. 

—No me gustan los alfas, yo quiero a un omega  — esas palabras seguían rondando la cabeza de uno de los alfas. Nunca pensó que esa oración lo lastimaría tanto. 

—¿Mew? 

—Si, si es una canción muy buena —respondió por inercia. 

—Hum, ¿qué pasa contigo? Hace un buen rato apagué la radio. 

—Lo siento, ¿me decías? 

— Nada, olvídalo. — Lo miró con duda —¿Qué te tiene tan pensativo? 

—Son los resultados de los exámenes de sangre, en unos días nos dirán que somos. 

—¿De qué te asustas, Mew? Si en secundaria ya nos dijeron que seríamos alfas, no hay nada de que preocuparse. 

—Lo sé, pero… — el pelinegro apretó con fuerza el volante, antes de soltar las siguientes palabras —¿Qué pasaría…si se equivocaron? 

El chico de ojos avellana lo miró con sorpresa,  él nunca había tenido ese pensamiento y menos se esperaba que Mew lo tuviera. 

—No creo que eso pase, son profesionales. Es solo un examen de rutina, nada más. 

—Tienes razón, —le sonríe a su amigo para tranquilizarlo. Sin embargo, Kongphob nunca podría notar que no era del todo sincera esa sonrisa. Nunca sabría que en el fondo Mew esperaba que sus resultados sean diferentes, deseaba que Kongphob no fuera un alfa, puede que sea egoísta pero lo deseaba. 

🌼

—No lo soporto —murmuró Mew en la fila del cine. 

Ante esa declaración Kongphob alzó la mirada y dejó de lado el libro que ocupaba su atención. Giró la cabeza y buscó lo que le molestaba a su amigo. No tuvo que hacer mucho, ya que a unos puestos frente a ellos se encontraba el "enemigo" de Mew. 

Arthit Rojnapat, el futuro alfa de la manada del Sur. Y cómo lo definiría Kongphob, un engreído. 

Hermoso sin duda, pero demasiado delgado para su gusto, aunque debe de admitir que si fuera omega, sería uno muy bello. Está seguro que su delgada y bien definida cintura llegaría a ser su perdición. Lástima. 

—Solo ignóralo —respondió Kong con indiferencia. 

— Sería fácil —Mew entrecerró los ojos con fastidio en dirección a Arthit «si él dejara de verte»— si él no estuviera aquí. 

—No te amargues Mew, —colocó su mano en el hombro del tenso alfa para animarlo un poco — disfrutemos de la película. 

—Tienes razón. 

Con el ambiente un poco mejor, los dos amigos decidieron seguir con sus planes de esa noche. Compraron golosinas y palomitas de maíz para disfrutar mejor la película. 

Mientras Mew llevaba la bandeja de comida Kong entregó los boletos y lo guió hacia los asientos. 

—Realmente lo odio — expresó Mew. 

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