Ni siquiera sabía como había logrado llegar a aquel lugar, no le importó que fuera madrugada para llamar a la puerta, solo necesitaba hablar con él.
—¿Kongphob?
—Necesito tu ayuda P.
El alfa lo miraba desconcertado, en especial por su aspecto, parecía que había tenido un accidente, pero cuando Kongphob comenzó con su relato entendió todo y al ver a su esposo con su pequeño entre sus brazos, aceptó.
—¿Lo quieres vivo o muerto?
—Vivo —susurró apretando los dientes.
Kongphob sabía que la manda de Off era la más sanguinaria de todas y al contar con alfas cambia formas, lo que le pedía no era tan descabellado. Haría pagar a su padre por cada lágrima de Arthit, él rogará nunca haber tocado un solo cabello de su pareja.
Off había sido amable de brindarle transporte para su hogar, no mentiría tiene miedo de enfrentar a Arthit, pero sabía que debía ser fuerte para él.
Al entrar podía sentir el aura sombría que ahora se extiende, al parecer todos sabían lo que sucedió, Arthit era brillante y ahora se apagó, por lo que se llevó la luz con él.Suspiró pesadamente antes de girar la manija de la puerta, la imagen que recibió hizo que sus ojos se pusieran vidriosos, aunque parpadeo rápidamente para evitar cualquier lágrima escape.
Arthit estaba en su cama pálido, más de lo normal, sus muñecas vendadas, pero aun así estaban manchadas de sangre, de la parte posterior de la mano tenía una aguja conectada hacia un suero y los demás contemplaron la escena con gran tristeza, en especial su vientre ahora plano.
—¿C-cómo está? —su voz tembló, aunque rápidamente la recuperó.
—Le dimos unos calmantes — habló primero el veterano doctor — y medicina para detener la hemorragia, Arthit alumbró…
— No pudimos encontrar el cuerp… —murmuró con dolor Artur y Kongphob se rompió, no solo había fallado a su pareja sino a su hijo.
El padre de Arthit lo abrazó y trató de consolar al joven, sabía que él también estaba sufriendo y a pesar de todo aguantó, estaba seguro de que está sería la primera y tal vez la última vez que lo vea quebrarse. No se equivocó.
Días después de que Arthit abriera los ojos entró en crisis al darse cuenta que no tenía a su bebé.
—¿Dónde está? Kongphob, ¡mi bebé! —gritaba mientras el joven trataba de sujetar a su pareja para que no se hiciera daño — ¡BEBÉ! — Kong no quería ver a Arthit tan perdido, pero Tawan y su padre recomendaron darle calmantes por un tiempo y cuando el medicamento comenzó hacer efecto, el frágil cuerpo de su amado se debilitó —¿Dónde está? —susurró Arthit cansado, dejando escapar unas lágrimas las cuales Kongphob limpió, aún no tenía respuesta a esa pregunta.
Así fueron las primeras cinco veces que el castaño recuperaba la conciencia, Kongphob permaneció a su lado en una silla, que se había convertido en su cama.
Los días siguientes Arthit permanecía calmado, pero sus sollozos se escuchaban por toda la residencia, eran dolorosos. El sol de la manada se estaba apagando y nada podían hacer.Después de cuatro semanas, Arthit por fin habló.
—¿Por qué? —preguntó mirando con tristeza a Kongphob.
—No lo sé —respondió acariciando la mejilla de su amado con suavidad, había perdido mucho peso.
—Él tuvo un pésimo padre.
—No, tuvo al mejor.
—No es verdad Kongphob, no puede cuidarlo — su voz se quebró —n-no puede…
—Lo hiciste amor — miró las muñecas de Arthit, seguían vendadas. Son la muestra que él trató de proteger a su hijo, Kongphob está seguro que si no se hubiera desmayado por la hemorragia, Arthit se hubiera cortado las manos con la cadena.
— Odio a tu padre —dijo después de un rato —lo odio.
Kongphob movió la cabeza en afirmación, no quería que su dulce sol tuviera ese sentimiento, pero él también se sentía exactamente igual, quería ver a su padre sufrir y sabía que Off se encargaría de eso por el momento. Le dirá a Arthit cuando se estabilice un poco más y sea él quien decida el final de Fod.
Los días eran tristes y sobrios, ya nada tenía sentido, así los sentía Arthit. Había fallado a su bebé y ahora ya no está. Cada vez que mira la cuna en la esquina de su habitación sus ojos se llenan de lágrimas, ahí debería estar durmiendo su bebé, pero está vacía como su alma.
Había pasado más de un mes y por fin se puso de pie, claro, con la ayuda de Kongphob, y lo primero que hizo fue ir a ese rincón. Sus dedos tocaron la madera, las suaves almohadas y sábanas coloridas.
—Quiero que saques esto —dijo con frialdad.
—¿Estás seguro?
—Sí, no tiene sentido que esté aquí… Nadie la va a ocupar. —Kong asentía —y pinta la pared, no quiero ver esto más.
—Mañana mismo quedará listo
—No, lo quiero hoy mismo
—Arthit…
—Y trae bolsas de basura.
El pelinegro, no muy convencido, hizo lo que se le pidió, le dolía el corazón ver a su amado colocar las cosas del bebé en las fundas de basura pero entendía.
Kongphob ayudó a sacar la cuna, la que los dos habían armado con ilusión y ahora era desarmada con dolor.En la tarde, Arthit no podía ver como su habitación, volvía a como era, cada adorno desapareció, le dolía. Kongphob lo vio salir hacia el jardín, así que lo siguió, Arthit estaba de espalda por lo que el pelinegro no podía ver lo que tenía entre sus brazos.
—Amor…
—Es lo único que voy a conservar — alzó al oso de peluche que fue regalo de Kongphob, pero este llevaba ropa, más bien el primer conjunto de ropa que él mismo había escogido — pensé que podría tener frío —Tomó aire— quiero que esa habitación nunca se habrá, si es necesario tira la llave —ordenó, nadie debía ver el lugar donde no iba a estar su bebé.
—Está bien —suspiró, sentándose a su lado.
Se sumergieron en silencio, sus almas hablaban, estaban llenas de tristeza y dolor.
Cuando el cielo oscureció decidieron entrar, para ambos fue duro ver la habitación sombría, Arthit trago sus lágrimas, ya no quería llorar, ya no. Tomó la mano de Kongphob y lo guio al nido que nadie había tocado.—Buenas noches Kong —susurró cansado y colocó al pequeño oso entre ellos.
—Buenas noches mi sol — besó con ternura la frente de Arthit y acarició la cabeza del peluche. Cayeron en un sueño profundo, poco a poco su corazón sanará o eso creían.
El camino será largo, pero se tendrán el uno al otro, podrán salir adelante.🌼
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El Beta
Random🌼COMPLETA 🌼 Siempre se ha dicho, que del odio al amor existe solo un paso. Pero ¿por qué ese corto trayecto duele tanto? ¿Por qué esa delgada línea que nos divide, se hace cada vez más gruesa? -Me encantas, fíjate en mí. Deja de mirarlo a él...