Decisiones Pt2

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Mientras un joven enamorado con el corazón roto en una cabaña a miles de kilómetros lloraba por la despedida de su amor, en una gran casa llena de lujos, con ventanales extravagantes, un extenso jardín, con todas las comodidades posibles, un cuerpo yacía inmóvil con su suave respirar envuelto con finas sábanas; se negaba a despertar. No quería vivir en su nueva realidad, por eso a pesar de que la luz del sol prácticamente ya iluminaba toda la habitación, no dejó la cama.

—Adelante —fue lo único que logró decir, mientras la muchacha entraba con una charola de bronce entre sus manos.

—La comida joven. — Dejando la charola  en la mesa del centro, salió.

Sus ojos avellana seguían fijos en el techo tratando de pensar en como terminó en aquella situación. Bueno, lo recordaba y aún lamentaba no salir corriendo esa noche de su casa, pero la voz y las palabras amigables que le pronunció en ese entonces su amigo le hicieron declinar y a pesar de no estar en sus cinco sentidos, aceptó. 

Esta bien, voy a vivir contigo Mew —había susurrado a la mañana siguiente, después de ver cómo sus cosas eran sacadas - sin su consentimiento - por su padre, el cual lo había arrinconado. Era vivir con Mew o en la calle.

Desde que esas palabras dejaron sus labios su vida se ha convertido en una pesadilla. Si pudiera enumerarlas;

Primero - Mew no lo dejó tener su
habitación.

Segundo - Dormir a su lado es extraño y asfixiante.

Tercero - Ser tratado como una posesión.

Cuarto - No poder quejarse - porque él aceptó ir.

Quinto - Estar solo - no se refiere a la presencia de su "amigo" si no a los otros, incluso se conformaría con ver al molesto Rojnapat.

Sexto - Estar tan débil que se siente morir.

No sabe con exactitud cuando comenzó a sentirse así, pero lo asocia a un cansancio mental, sin embargo sus energías se drenan cada día.

Séptimo - No poder salir.

Mew lo ha tenido encerrado en su habitación desde hace casi un mes, con la excusa de que necesitaba descansar. Al inicio no aceptó pero después de ir un día a clases y colapsar, no tuvo más remedio que aceptar. Nunca pensó que no podría volver a salir.

Octavo - No hacer ejercicio.

Lo extrañaba mucho, le ayudaba a despejar su mente y sentirse más activo. Sin embargo, su cuerpo ya no podía soportar por mucho tiempo actividades de impacto y Mew le había dado a entender que él estaba ahí para ser su compañía no parte de la milicia para estar entrenado, que prefería un cuerpo suave y delicado a uno tosco y lleno de músculos.
Aún así cada vez que él se iba a sus viajes Kongphob entrenaba lo más que le permitía su cuerpo obviamente a escondidas.

Noveno - Ser tratado como alguien inferior.

Kongphob aún recordaba con molestia y dolor como el padre de su amigo lo miró y  trató un día que ellos discutieron.
—Tú solo eres un tapete para mí hijo, así que ocupa tu lugar.

Y a pesar de todo eso, lo peor era…

Décima - Tener que compartir besos con su amigo.

No era que el alfa lo hiciera pésimo es solo que el beta lo sentía tan mal, tan incorrecto algo en su interior se retorcía cada vez que ellos pasaban a una situación más íntima.

Aunque ya muchas veces Mew había intentado llegar a algo más, había respetado la decisión de Kongphob de no hacerlo hasta la graduación, que estaba muy próxima y el castaño oscuro debía pensar en una nueva excusa para poder librarse. Sin embargo, en el fondo sabía que si no hacía algo, tarde o temprano terminaría siendo el compañero sexual de Mew y de alguna manera eso lo asustaba.

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