"Un nuevo inicio"

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Años atrás ~

La noche había llegado como cada día, sin embargo está era diferente a las anteriores, más fría, más oscura e incluso tenebrosa. 

En una cabaña, a la orilla del río, en la frontera de una de las manadas más grandes, la manada del Sur.

La voz de un gran alfa rompía con el silencio nocturno. 

—¡Vez a lo que has expuesto a mi hijo! —gritó el general, usando su voz. 

—Nuestro hijo — recalcó la mujer zeta — es algo que pasó… fue inevitable— casi en sollozo, continuó —¿crees que yo quería que Lu muriera? ¡Claro no! Pero pasó. 

—Te dije que no volvieras a esa manada, ahora que ella murió , ¿estás feliz? 

Mylie no podía creer en las palabras expresadas por su pareja, el hombre que amó por muchos años, aunque lamentablemente no era su predestinado, tal vez sea por eso que su relación no era tan estrecha. 

—¿Cómo puedes decir eso? Fue un ataque, alguien divulgó que Lu era una zeta de primera clase. Yo nunca expondría a mi hijo así. 

—Eso ya no tiene importancia —movió su mano con desinterés —  lo crucial, ahora, es que Kongphob no va a crecer en este clima. Así que, he decidido tomar el puesto de comandante que me ha ofrecido el señor Suppasit. 

— ¿Quieres que nos  vayamos?

—No… —Sentenció, cuando el alfa le dio una mirada fría, Mylie sabía que se avecinaba lo peor —Solo nos vamos mi hijo y yo. 

—¿Qué?  ¡Estás loco! No puedes llevarte a mi Kong. 

—Si puedo y lo haré. 

—¡No te lo vas a llevar! 

El alfa hizo caso omiso mientras giraba en dirección a la habitación del pequeño. Seguido de una madre angustiada y muy molesta, nadie le quitaría su cachorro, ni siquiera su "pareja". 

—No te atrevas a tocarlo —amenazó usando su voz. 

—¿O qué ? ¿Qué vas hacer? Aunque tú puedas pasar como alfa nunca podrás vencer a uno de verdad. 

Al ver que Mylie se quedó sin palabras y estática en su lugar, Fod se acercó más a su hijo. 

—¿Sabes? Lo gracioso de tu especie, es que son muy delicados cuando son pequeños —con malicia se acercó más al pequeño cuerpo que dormía plácidamente entre sus cobijas de ositos. 

—No te atrevas… Es tu hijo. 

—No me retes, para mi sería muy fácil romperle su pequeño y débil cuello. 

Al ver que Fod no iba a detenerse, en especial por esa extraña mirada que le daba a su hijo, tuvo que aceptar. 

—Está bien…—susurró, su especie no aceptaba la derrota tan fácilmente pero si decidía atacar solo pondría en riesgo la vida de su Kongphob. Al cual estaba perdiendo. 

—Excelente elección. — El alfa tomó entre sus brazos al pequeño niño, antes de salir de la habitación, giró y habló — y no pienses hacer una locura… No querrás terminar como la pobre Luna Rojnapat. 

—Fuiste tú… —Habló con incredulidad. 

—Te dije que no era buena idea intentar comprometer a mi hijo con ese chiquillo. 

Así que desde hoy estás muerta para mi y Kongphob. No quiero volver a verte. —cruzando el umbral de la puerta murmuró sus últimas palabras —No hagas que me arrepienta de mi buena acción. 

La desconsolada mujer solo pudo derrumbarse en el suelo y llorar por la pérdida de su hijo y su mejor amiga. 

Aún así no se arrepiente de haber unido a Kongphob con el hijo de Lu, solo espera que la Diosa Luna los reúna una vez más. 

Porque tiene la certeza que ellos dos podrán vencer a los causantes de su separación y dolor. 

En un rincón del Sur 

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En un rincón del Sur 

—¿Está seguro que es un zeta?— preguntó dudoso Ellis, un antiguo médico —Ya no existen. 

—Sí, su madre lo era, ellos todavía existen pero viven entre sombras. 

El médico no muy convencido, buscó entre sus anaqueles el pequeño frasco azul con una etiqueta roja que llevaba por nombre drados. 

—General, ¿realmente quiere hacerle esto a su hijo? 

—Sí, solo quiero que mi hijo sea normal. 

—Su hijo es normal. —Recalcó 

—No, no lo es. Él va a estar cambiando y nadie lo va tomar en serio, todos pensarán que Kongphob solo es un juego, un anormal. Y no quiero eso, él debe ser un alfa como yo. 

—Lo entiendo…pero drados es un poco peligrosa. Usted más que nadie sabe que esta droga se utilizaba para cazar a zetas, darle esto a su hijo va desestabilizar todo el organismo e incluso podría dañar a su lobo para siempre, y es posible que quede estéril. Además nada le da la certeza de que el pequeño se convierta en un alfa. 

— Es un riesgo que estoy dispuesto a afrontar. Ahora proceda. 

El médico con frasco en mano tomó una jeringa y comenzó a llenarla del líquido azul, respirando hondo se acercó al pequeño sonriente que jugaba con sus juguetes. 

Solo se escuchó un grito y un ligero llanto. 

Como lo predijo el doctor, el cuerpo de Kongphob no reaccionó bien. 

Después de su primera dosis el delicado cuerpo del pequeño comenzó a calentarse, temía que su temperatura se elevara demasiado que podría ser perjudicial para su desarrollo, aún así Elis respiró aliviado en la noche cuando el calor corporal comenzó a descender. 

El veterano doctor no podía evitar sentir dolor y angustia al presenciar el sufrimiento del niño, le recordaba mucho a su hijo cuando era pequeño, en especial por su dulce mirada. No entendía como el señor Suthiluck tenía el corazón para hacerle eso, ya que su hijo Tawan, es la luz de su vida, nunca lo lastimaría. A pesar que su "pequeño"  había seguido el camino de la medicina como él, no se hubiera sentido decepcionado si escogía otro camino. 

Aunque en el fondo espera que Tay no sea un cobarde y débil como él, por acceder hacer esto a un inocente por un poco de dinero que necesita pero no es bien recibido. 

—Perdón pequeño Kong —acarició la frente aún cubierta por una capa de sudor —lo has superado, sin duda eres uno de ellos, fuerte —suspiró con tristeza —pero lamentablemente caíste en las manos equivocadas. 

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