El Beta

Libertad

KONG'S POV

Sabía que mi fin estaba cerca, escapar era imposible o más bien casi… En este tiempo en la casa de Mew tuve que jugar mis últimas cartas. Lisa - una de las empleadas - era la única que entraba a la habitación para darme comida o ayudarme en cualquier actividad. Ella era una mujer relativamente joven, no más de treinta años y un matrimonio con fallas, sé que no fue ético aprovecharme de la situación, pero a ella parecía no importarle que yo le diera unos cuantos besos o caricias a cambio de vitaminas.
Las necesitaba, y algunos energizantes que tenía escondidos debajo de la cama, los iba a ocupar. Solo tenía una oportunidad, y era el día de la graduación, iba a tomarme las tres botellas e intentar huir o iba a morir en el intento.
¿Qué otra opción tenía?

Ser la puta diversión de Mew no era una alternativa, en especial porque no creo poder sobrevivir más de un año a su lado.

🌼

Sus labios se movían con necesidad sobre los míos, buscando más acceso a mi boca introdujo su lengua, su sabor era dulce como si hubiera estado comiendo azúcar o miel.
No me molesta, pero necesito poner en marcha mi plan para esta noche.

—Lisa—susurré, tomando distancia entre nuestros rostros.

—Kong… — murmuró en un intento de comenzar otro beso.

—Quiero salir.

Al escuchar mi petición, sus delicadas facciones se tensaron. Su ceño fruncido era una negativa.

—Por favor…solo al balcón. Quiero estar en el sol por un momento. —Puse mi mejor cara de suplica.

Una de las cosas que no tenía permitido hacer era salir y eso me ponía triste, la luz del sol me daba paz. Así que siempre traté de estar con las cortinas abiertas para que sus rayos entren y me abracen.

—No vas a intentar escapar ¿verdad?

—No, solo quiero un poco de aire. Nada más.

Respiró profundamente antes de mover su cabeza concediendo mi salida.

—Cinco minutos y entramos.

—Está bien, está bien… — Mi entusiasmo se notaba a leguas.

Lisa con amabilidad me ayudó a ponerme de pie y llevarme frente al gran ventanal, solo se abría con una llave, ese pequeño metal era mi libertad pero no era idiota, escapar en plena luz era una misión suicida.
No podría ni dar dos pasos fuera del balcón antes de ser atrapado y esta vez  nunca poder salir.

— Aah~— suspiré de pura satisfacción al sentir el sol directo en mi piel. Su calor me llena de valentía, no voy a fallar.

Con cautela me acerco a los bordes e interno tener una visión más clara del territorio, mi habitación está en el segundo piso, la cuerda de la cortina no va llegar hasta el suelo pero ayudará a que mi caída no sea tan fuerte, además las plantas van a ser mis amortiguadores.

—¿Extrañas tu vida fuera de aquí?

—No —respondo con dureza.
Lo único que podría extrañar de mi anterior vida sería la libertad, allá afuera no hay nada, ni nadie a quien eche de menos.

Nos quedamos en silencio y sigo repasando en mi mente, el plan.

¿Cuál es mi plan?

Fácil, saltar del balcón, correr por el bosque muy rápido y esperar a que no me atrapen.

—Si lo haces esta noche puede que lo logres.

—¿Qué? — giró rápidamente la cabeza hacia Lisa, la cuál está sentada en una pequeña silla.