XXI

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Eifie y Regina entraron al departamento con las cosas de las compras, se habían tardado mucho, por lo menos unas 2 horas.

— Brener, ya llegamos —exclamó su madre llamando por su nombre— Brener.

— ¿habrá salido? —preguntó Regina.

— no lo sé —. Eifie se acercó a la habitación, al cuarto, al baño, a la cocina, pero no hay nadie.

— ¡Señora Eifie! —llamó la Flareon desde la sala.

La espeon se acercó a ella y la vio con hoja en pata, era una nota del Umbreon.

Salí... sí, lo sé, es la peor forma de comenzar una carta. Pero quiero decir que estoy algo ocupado, voy a hablar con un conocido o eso creo, vuelvo pronto.

--Brener--

— ¿a dónde cree que fue? —preguntó Regina

— no sé —contestó algo distraída— es la primera vez que nos deja sin llamarme antes

— ¿lo buscamos?

— no, no... mejor, preparemos el pastel para que esté listo cuando vuelva, ¿bien?

— ok —suspiró— primero voy al baño

Espeon se quedó pensando, era la primera vez que Brener se haya ido sin avisar, de todas maneras, ella tenía un mal presentimiento de donde su hijo fuera a parar, pero cierta parte de ese presentimiento, le decía que nada malo iba a pasarle.
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Eran las 5 de la tarde, el Umbreon estaba con una caja embolsada, sea quien sea que haya llamado a Brener, le había pedido esa caja de antes.
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— oh, no... —suspiró Kelly asustada, viendo debajo de su cama.
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Brener abrió la puerta de un bar de mala muerta, no tan peligrosa como las películas.
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— ¿dónde se fue Brener? —preguntó Kelly histérica— ¡¿DÓNDE ESTÁ?!

— no... no sé —respondió algo asustada— ¿por qué?

— ay no, no, no... —repitió hiperventilando, sentándose en el sofá. Brener se había ido, sin saber, con la caja con las piedras evolutivas de Kelly.
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Brener se sentó con la caja en lado, esperando a quien lo había llamado misteriosamente.

Sentado, mientras el cantinero lo miraba medio sospechoso y inconfortable, incomodaba un poco el tiempo de espera, el silencio del lugar adornado por los choques vibrantes de los cubos de hielo y vasos semivacíos de cerveza, llenaban el lugar de inseguridad.

Entonces, alguien más entró al establecimiento.

El Umbreon bajó la mirada a la caja, asegurándola un poco para que no se caiga al suelo.

— ¿Brener? —preguntó una voz masculina de un Zoroark, el mismo vulpino de antes.

— tu —resaltó algo asustado—tu... ¿qué haces? ¿qué quieres?

— tranquilo, tranquilo... con calma, me llamo Diego, es un placer —se presentó estrechando la pata. Brener no hizo más que confiar y estrecharle también.

Cuando el Zorro negro se sentó frente a él, se quedaron en silencio un par de segundos.

— ¿van a pedir algo? —preguntó el cantinero, parado cerca de la mesa de los dos pokémon siniestro.

Eevee Del 204 [Resubido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora